Animales para la salud y estímulos terapéuticos a través del vínculo en la fundación Anunk

La equinoterapia despierta un puente sensorial entre un caballo y las personas. Autoestima y confianza son los principales beneficios que surjen a partir de esta práctica terapéutica. En el Hipódromo de Rada Tilly funciona uno de los centros de la región y en donde se proyecta una fundación.

La equinoterapia genera un puente entre un caballo y las personas.
11 FEB 2024 - 20:20 | Actualizado 11 FEB 2024 - 20:22

Por Ismael Tebes

Un caballo como intermediario para el desarrollo terapéutico. Una búsqueda sanguínea que alienta la rehabilitación motriz; la comunicación y los vínculos y un eje profesional interdisciplinario que tiene en cuenta a todos los factores posibles. “La equinoterapia es una disciplina de la salud para rehabilitar personas con o sin discapacidad. Utilizamos al caballo como medio para rehabilitar o facilitar la terapia”, sostiene María Eugenia Zamora, titular de la fundación Anunk con sede en Rada Tilly.

“Lo que se necesita es contar con un equipo interdisciplinario de la salud que esté formado para hacer equinoterapia y que también tenga los conocimientos básicos sobre los caballos”. La equinoterapia se divide en tres instancias: la hipoterapia activa o pasiva; la monta terapéutica o la práctica del deporte ecuestre o paraecuestre.

“El verdadero concepto que ahora se está implementado es el de intervención asistida con caballos. Lo más común es que la gente la conozca como equinoterapia”, resume.
“Los impulsos que el equino transmite y los beneficios, son varios. Los que más se destacan son los impulsos calóricos, la transmisión de la marcha similar a la del ser humano y los impulsos propios y activos”.

“Transmiten –agregó- mucho más cosas pero estas son las que se destacan. Disminuyen la estaticidad muscular, alientan la mejora de la respiración y la parte gastrointestinal; la autoestima y lo emocional como también la vinculación desde lo social y las relaciones”.

Equipo

El equipo interdisciplinario está compuesto por terapistas ocupacionales, terapeutas, psicopedagogos, trabajadores sociales y acompañantes terapéuticos junto a instructores de equitación. “Quizás se piensa erróneamente que la equinoterapia es solamente “dar una vueltita a caballo” pero en realidad forma parte de una terapia más”.

“Trabajamos como en un consultorio, con la misma modalidad. Hacemos la entrevista con los padres y evaluamos a los niños y en base a eso, se designa qué profesional llevará adelante la actividad. Trabajamos entre tres y cinco personas por paciente aunque es una la que dirige la actividad en base a lo que evaluamos y las necesidades a trabajar”.

“Hay chicos –dijo Zamora- que llegan y pueden hacer directamente, una monta terapéutica y hay otros que requieren de una hipoterapia pasiva, inclusive con otro adulto haciendo una monta doble para acomodar su cuerpo y darle información. Todos los que están involucrados deben tener conocimiento del caballo. En su defecto, corremos riesgo el chico y nosotros. Por el contrario, si sólo soy profe de quitación y sé de caballos, no podría tocar a un chico con una discapacidad severa”, describió.

Fundación

María Eugenia Zamora proyecta una fundación en el espacio que administra en el predio del Hipódromo de Rada Tilly. “Estamos muy cerca de ser una fundación, queremos conseguir gente que quiera colaborar con nosotros porque es una terapia cara por no existir aún, una ley que regule la actividad y las obras sociales no las reconocen. Debemos trabajar de manera particular, siempre hablamos de un equipo de profesionales alrededor de un paciente más el caballo que implica también un mantenimiento costoso. Por suerte tenemos la colaboración del Jóckey Club”.

Y destacó una reciente capacitación con la presencia de la instructora rosarina Sabrina Ormaechea y el equipo de “Raíces Ecuestres” con aportes de las Municipalidades de Comodoro Rivadavia y Rada Tilly. “Tenemos pacientes que llegan de Sarmiento y Caleta Olivia también”.

En cuanto a las patologías aptas para éste tipo de terapias, aclaró que no necesariamente se debe tener algún tipo de discapacidad. “Solamente se necesita trabajar la autoestima, haciendo una psicoterapia asistida con caballos si es que no te interesa hacer equitación. Hay mucha gente que no quiere aprender a saltar; hacer equitación criolla o doma clásica sino algo más terapeútico para trabajar su parte emocional y su autoestima”.

Evaluaciones

“Hay algunas patologías –admitió-que están contraindicadas y por eso es necesario, hacer una evaluación previa desde todas las áreas antes de determinar si se está preparado para realizar la actividad. Generalmente nunca se le dijo que no, las patologías de una u otra forma siempre se pueden trabajar. Me ha tocado chicos con cuadros muy complejos que no podían montar pero trabajamos de otra manera. Dándole de comer, cepillándolo, ensillándolo o bañándolo además del contacto desde lo sensorial. No se trata de dar una vuelta, es más que eso. Quizás ahí están los beneficios más grandes”.

Aclaró que de acuerdo a los casos se requieren monturas especiales como también distintos tipos de caballos para realizar la tarea. “Algunos casos requieren montar en pelo y el equino debe reunir ciertas particularidades. Puede ser manso pero puede ser alto, flaco y muy huesudo. Debe tener una contextura específica, musculado,y bien entrenado para brindar esos beneficios sensoriales a la persona que lo está montando”. Zamora es terapista ocupacional formada en Rosario; practicó equitación criolla y saltos ecuestres y tomó cursos de doma natural y doma india. “Hay muchas terapias con animales. Cada uno requiere de una formación pero se utilizan perros y gatos y hasta conejos. Hay granjas terapeúticas que tienen ovejas, llamas y gallinas”, finalizó.#

La equinoterapia genera un puente entre un caballo y las personas.
11 FEB 2024 - 20:20

Por Ismael Tebes

Un caballo como intermediario para el desarrollo terapéutico. Una búsqueda sanguínea que alienta la rehabilitación motriz; la comunicación y los vínculos y un eje profesional interdisciplinario que tiene en cuenta a todos los factores posibles. “La equinoterapia es una disciplina de la salud para rehabilitar personas con o sin discapacidad. Utilizamos al caballo como medio para rehabilitar o facilitar la terapia”, sostiene María Eugenia Zamora, titular de la fundación Anunk con sede en Rada Tilly.

“Lo que se necesita es contar con un equipo interdisciplinario de la salud que esté formado para hacer equinoterapia y que también tenga los conocimientos básicos sobre los caballos”. La equinoterapia se divide en tres instancias: la hipoterapia activa o pasiva; la monta terapéutica o la práctica del deporte ecuestre o paraecuestre.

“El verdadero concepto que ahora se está implementado es el de intervención asistida con caballos. Lo más común es que la gente la conozca como equinoterapia”, resume.
“Los impulsos que el equino transmite y los beneficios, son varios. Los que más se destacan son los impulsos calóricos, la transmisión de la marcha similar a la del ser humano y los impulsos propios y activos”.

“Transmiten –agregó- mucho más cosas pero estas son las que se destacan. Disminuyen la estaticidad muscular, alientan la mejora de la respiración y la parte gastrointestinal; la autoestima y lo emocional como también la vinculación desde lo social y las relaciones”.

Equipo

El equipo interdisciplinario está compuesto por terapistas ocupacionales, terapeutas, psicopedagogos, trabajadores sociales y acompañantes terapéuticos junto a instructores de equitación. “Quizás se piensa erróneamente que la equinoterapia es solamente “dar una vueltita a caballo” pero en realidad forma parte de una terapia más”.

“Trabajamos como en un consultorio, con la misma modalidad. Hacemos la entrevista con los padres y evaluamos a los niños y en base a eso, se designa qué profesional llevará adelante la actividad. Trabajamos entre tres y cinco personas por paciente aunque es una la que dirige la actividad en base a lo que evaluamos y las necesidades a trabajar”.

“Hay chicos –dijo Zamora- que llegan y pueden hacer directamente, una monta terapéutica y hay otros que requieren de una hipoterapia pasiva, inclusive con otro adulto haciendo una monta doble para acomodar su cuerpo y darle información. Todos los que están involucrados deben tener conocimiento del caballo. En su defecto, corremos riesgo el chico y nosotros. Por el contrario, si sólo soy profe de quitación y sé de caballos, no podría tocar a un chico con una discapacidad severa”, describió.

Fundación

María Eugenia Zamora proyecta una fundación en el espacio que administra en el predio del Hipódromo de Rada Tilly. “Estamos muy cerca de ser una fundación, queremos conseguir gente que quiera colaborar con nosotros porque es una terapia cara por no existir aún, una ley que regule la actividad y las obras sociales no las reconocen. Debemos trabajar de manera particular, siempre hablamos de un equipo de profesionales alrededor de un paciente más el caballo que implica también un mantenimiento costoso. Por suerte tenemos la colaboración del Jóckey Club”.

Y destacó una reciente capacitación con la presencia de la instructora rosarina Sabrina Ormaechea y el equipo de “Raíces Ecuestres” con aportes de las Municipalidades de Comodoro Rivadavia y Rada Tilly. “Tenemos pacientes que llegan de Sarmiento y Caleta Olivia también”.

En cuanto a las patologías aptas para éste tipo de terapias, aclaró que no necesariamente se debe tener algún tipo de discapacidad. “Solamente se necesita trabajar la autoestima, haciendo una psicoterapia asistida con caballos si es que no te interesa hacer equitación. Hay mucha gente que no quiere aprender a saltar; hacer equitación criolla o doma clásica sino algo más terapeútico para trabajar su parte emocional y su autoestima”.

Evaluaciones

“Hay algunas patologías –admitió-que están contraindicadas y por eso es necesario, hacer una evaluación previa desde todas las áreas antes de determinar si se está preparado para realizar la actividad. Generalmente nunca se le dijo que no, las patologías de una u otra forma siempre se pueden trabajar. Me ha tocado chicos con cuadros muy complejos que no podían montar pero trabajamos de otra manera. Dándole de comer, cepillándolo, ensillándolo o bañándolo además del contacto desde lo sensorial. No se trata de dar una vuelta, es más que eso. Quizás ahí están los beneficios más grandes”.

Aclaró que de acuerdo a los casos se requieren monturas especiales como también distintos tipos de caballos para realizar la tarea. “Algunos casos requieren montar en pelo y el equino debe reunir ciertas particularidades. Puede ser manso pero puede ser alto, flaco y muy huesudo. Debe tener una contextura específica, musculado,y bien entrenado para brindar esos beneficios sensoriales a la persona que lo está montando”. Zamora es terapista ocupacional formada en Rosario; practicó equitación criolla y saltos ecuestres y tomó cursos de doma natural y doma india. “Hay muchas terapias con animales. Cada uno requiere de una formación pero se utilizan perros y gatos y hasta conejos. Hay granjas terapeúticas que tienen ovejas, llamas y gallinas”, finalizó.#


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