Presentarán un libro y una réplica de la aeronave que voló Saint-Exupéry en la Patagonia

El próximo sábado en el Aero Club de Comodoro Rivadavia se presentará el libro “Súbditos del Viento” de Germán Vartorelli. Y a la vez, se exhibirá la réplica restaurada del Laté-25, el histórico avión que voló en la región Antoine de Saint Exupéry trabajando para la Aeroposta Argentina.

Réplica. Una postal de la copia del avión que el autor de “El Principito” voló en la Patagonia, que será presentada en sociedad junto con un texto alusivo en la ciudad petrolera.
28 ENE 2024 - 20:43 | Actualizado 28 ENE 2024 - 20:46

Por Ismael Tebes

Comodoro Rivadavia fue una de las escalas en el primer viaje de Antoine Saint Exupéry desde su llegada como jefe de la Aeroposta Argentina que pretendía expandirse hasta Comodoro Rivadavia y Río Gallegos. Fue el primero de noviembre de 1929 como parte de un periplo que incluyó salida en Bahía Blanca y escalas en San Antonio Oeste y Trelew.

Y aún hoy, el piloto francés que pareció hacerlo todo sigue siendo parte del espíritu mismo de los amantes del vuelo.

Germán Vartorelli, piloto, militar y actual profesor de Matemáticas describe a Saint Exupéry como un “adelantado” pionero de la aviación comercial e impulsor de los vuelos nocturnos. “Mi padre fue oficial de Fuerza Aérea y piloto de LADE; tenía muchos libros y a partir de ahí, comencé a leer. Conozco de él a través de “Tierra de hombres” y “Vuelo nocturno” antes que de “El Principito”. Accedí a él primero a través de los libres familiares y después de haber hecho el vuelo de aviador naval y llegar a Ushuaia, sumé toda esa experiencia a lo leído” describe el autor de “Súbditos del viento”, el libro que se presentará la semana próxima de manera conjunta con la réplica del Laté-25 que voló el célebre aviador y escritor.

“Cuando Saint Exupéry termina “El Principito” lo hace con una frase en la que dice “que si alguien se cruza con un niño, escríbanme enseguida y díganme que ha vuelto”. Significa que dejó abierta una ventana. Hubo varias historias que intentaron recrear eso, entre ellas, la mía” cuenta tras su trabajo en donde intentó adaptar “El Principito” a alguna aventura en Argentina. Este libro hecho en Estados Unidos narra aspectos vividos en el desierto de África entre 1927 y 28 y su llegada a la Argentina en 1929.
“Súbditos del Viento” incluye entre otras narrativas, un vuelo imaginario de la Aeroposta desde Ushuaia, un destino nunca alcanzado por la empresa, transportando cartas del Penal.

“Lo que él consideró un fenómeno y lo que más le llamó la atención era el viento de la Patagonia. El nombre del libro tiene que ver con eso, recordar que el que manda es el viento y que a veces, para que no te tire para atrás, es necesario rendirle una reverencia o inclinarse”.

Vartorelli describe a Saint Exupéry como alguien que “escribía todo lo que vivía”, una característica lo llevó a reflejar su faceta literaria y a potenciar su obra. “En el peor momento de su vida cuando vivía en Estados Unidos y Francia, su país, estaba ocupado por Alemania; le pidieron escribir un libro para niños que debía salir en Navidad. Él salió y contó todo inclusive advirtiendo al primer contingente de soldados norteamericanos que iban a la guerra sobre el “sacrificio, la camaradería, las distancias y el cumplimiento de la misión” haciendo referencia a lo que vivió en la Patagonia. El sur contribuyó no exclusivamente pero sí es parte de “El Principito” según su visión”.

Saint Exupéry siempre priorizó el lugar de “aviador” aunque éste fue el vehículo que lo llevó a escribir y a trascender en otra dimensión. “Su núcleo más profundo fue la aviación, después gracias a su otra vocación, podemos leer aún hoy, toda su experiencia”.

Además de su obra más conocida, el francés escribió “Vuelo nocturno” basado en un vuelo de regreso entre Comodoro y Buenos Aires y “Piloto de Guerra”, donde narra el drama social de la guerra siendo piloto de reconocimiento. “A veces se le atribuyen frases célebres que no son de “El Principito” cuando las que tiene son buenísimas y no hay que inventar otras. Hay un movimiento que tiende a ponerlo en valor”.

“Súbditos del viento” se escribió en un verano de inspiración. Se materializó después de una conferencia sobre Saint Exupéry y tomó forma en tiempos de pandemia. Una edición de autor que inclusive pretendía hacer coincidir la edad del autor con la del piloto al momento de su fallecimiento (44). Ya fue presentado en San Antonio Oeste, Bariloche, Mendoza y Concordia y prepara su llegada a Chubut coincidiendo con la presentación de una réplica restaurada del avión que voló Saint Exupery en la región. “Estar en una ciudad en la que él estuvo; en un hangar donde estuvo y con una réplica del principal avión que voló en Argentina es el marco ideal”.

Al revalorizar a la Aeroposta, Germán Vartorelli destaca que por entonces el vuelo nocturno no existía. “Quienes lo intentaban eran para batir un récord. Los franceses la consideraron una actividad constante a lo igual que cruzar al Atlántico. Cubrían tres mil kilómetros de día y también de noche”.

“Primero hubo alguna resistencia porque no se permitía que una línea extranjera volara en Argentina. Ahí apareció Vicente Almonacid, un personaje riojano que aprendió a volar en Francia y que en la Primera Guerra Mundial combatió para ese país; fue nombrado delegado argentino y creo una filial. Primero se llevaron cartas, después se transportó pasajeros. Antes la aviación era para batir récords o para la guerra. A partir de esto nació la aviación comercial que ha dado paso a empresas como Air France y la propia Aerolíneas Argentinas que se gestó con elementos de la Aeroposta”.#

Réplica. Una postal de la copia del avión que el autor de “El Principito” voló en la Patagonia, que será presentada en sociedad junto con un texto alusivo en la ciudad petrolera.
28 ENE 2024 - 20:43

Por Ismael Tebes

Comodoro Rivadavia fue una de las escalas en el primer viaje de Antoine Saint Exupéry desde su llegada como jefe de la Aeroposta Argentina que pretendía expandirse hasta Comodoro Rivadavia y Río Gallegos. Fue el primero de noviembre de 1929 como parte de un periplo que incluyó salida en Bahía Blanca y escalas en San Antonio Oeste y Trelew.

Y aún hoy, el piloto francés que pareció hacerlo todo sigue siendo parte del espíritu mismo de los amantes del vuelo.

Germán Vartorelli, piloto, militar y actual profesor de Matemáticas describe a Saint Exupéry como un “adelantado” pionero de la aviación comercial e impulsor de los vuelos nocturnos. “Mi padre fue oficial de Fuerza Aérea y piloto de LADE; tenía muchos libros y a partir de ahí, comencé a leer. Conozco de él a través de “Tierra de hombres” y “Vuelo nocturno” antes que de “El Principito”. Accedí a él primero a través de los libres familiares y después de haber hecho el vuelo de aviador naval y llegar a Ushuaia, sumé toda esa experiencia a lo leído” describe el autor de “Súbditos del viento”, el libro que se presentará la semana próxima de manera conjunta con la réplica del Laté-25 que voló el célebre aviador y escritor.

“Cuando Saint Exupéry termina “El Principito” lo hace con una frase en la que dice “que si alguien se cruza con un niño, escríbanme enseguida y díganme que ha vuelto”. Significa que dejó abierta una ventana. Hubo varias historias que intentaron recrear eso, entre ellas, la mía” cuenta tras su trabajo en donde intentó adaptar “El Principito” a alguna aventura en Argentina. Este libro hecho en Estados Unidos narra aspectos vividos en el desierto de África entre 1927 y 28 y su llegada a la Argentina en 1929.
“Súbditos del Viento” incluye entre otras narrativas, un vuelo imaginario de la Aeroposta desde Ushuaia, un destino nunca alcanzado por la empresa, transportando cartas del Penal.

“Lo que él consideró un fenómeno y lo que más le llamó la atención era el viento de la Patagonia. El nombre del libro tiene que ver con eso, recordar que el que manda es el viento y que a veces, para que no te tire para atrás, es necesario rendirle una reverencia o inclinarse”.

Vartorelli describe a Saint Exupéry como alguien que “escribía todo lo que vivía”, una característica lo llevó a reflejar su faceta literaria y a potenciar su obra. “En el peor momento de su vida cuando vivía en Estados Unidos y Francia, su país, estaba ocupado por Alemania; le pidieron escribir un libro para niños que debía salir en Navidad. Él salió y contó todo inclusive advirtiendo al primer contingente de soldados norteamericanos que iban a la guerra sobre el “sacrificio, la camaradería, las distancias y el cumplimiento de la misión” haciendo referencia a lo que vivió en la Patagonia. El sur contribuyó no exclusivamente pero sí es parte de “El Principito” según su visión”.

Saint Exupéry siempre priorizó el lugar de “aviador” aunque éste fue el vehículo que lo llevó a escribir y a trascender en otra dimensión. “Su núcleo más profundo fue la aviación, después gracias a su otra vocación, podemos leer aún hoy, toda su experiencia”.

Además de su obra más conocida, el francés escribió “Vuelo nocturno” basado en un vuelo de regreso entre Comodoro y Buenos Aires y “Piloto de Guerra”, donde narra el drama social de la guerra siendo piloto de reconocimiento. “A veces se le atribuyen frases célebres que no son de “El Principito” cuando las que tiene son buenísimas y no hay que inventar otras. Hay un movimiento que tiende a ponerlo en valor”.

“Súbditos del viento” se escribió en un verano de inspiración. Se materializó después de una conferencia sobre Saint Exupéry y tomó forma en tiempos de pandemia. Una edición de autor que inclusive pretendía hacer coincidir la edad del autor con la del piloto al momento de su fallecimiento (44). Ya fue presentado en San Antonio Oeste, Bariloche, Mendoza y Concordia y prepara su llegada a Chubut coincidiendo con la presentación de una réplica restaurada del avión que voló Saint Exupery en la región. “Estar en una ciudad en la que él estuvo; en un hangar donde estuvo y con una réplica del principal avión que voló en Argentina es el marco ideal”.

Al revalorizar a la Aeroposta, Germán Vartorelli destaca que por entonces el vuelo nocturno no existía. “Quienes lo intentaban eran para batir un récord. Los franceses la consideraron una actividad constante a lo igual que cruzar al Atlántico. Cubrían tres mil kilómetros de día y también de noche”.

“Primero hubo alguna resistencia porque no se permitía que una línea extranjera volara en Argentina. Ahí apareció Vicente Almonacid, un personaje riojano que aprendió a volar en Francia y que en la Primera Guerra Mundial combatió para ese país; fue nombrado delegado argentino y creo una filial. Primero se llevaron cartas, después se transportó pasajeros. Antes la aviación era para batir récords o para la guerra. A partir de esto nació la aviación comercial que ha dado paso a empresas como Air France y la propia Aerolíneas Argentinas que se gestó con elementos de la Aeroposta”.#


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