¿Quién se ocupa de la U6 de Rawson?

19 SEP 2023 - 11:18 | Actualizado 19 SEP 2023 - 11:29

- Por Esteban Gallo

La noticia sobre un posible traslado a la Unidad 6 de Rawson de los integrantes de la banda narco “Los Monos”, que ha plagado de crímenes y delitos a la ciudad de Rosario en las últimas décadas, impactó fuertemente la semana pasada en la sociedad chubutense.
Además, generó un enfrentamiento verbal entre “Nacho” Torres y José Glinski, que tuvo una profusa difusión en medios locales y nacionales. Mientras el gobernador electo se atribuyó el mérito de haber frenado la decisión del Servicio Penitenciario Nacional, el candidato a diputado de Unión Por la Patria, lo acusó de haber armado una novela y remarcó que el traslado de los presos vinculados al clan familiar se produjo de manera inversa, es decir, salieron de la U 6 hacia centros penitenciarios de Buenos Aires.

Pero la discusión mediática quedó relegada a un segundo plano, cuando el fiscal federal de Rawson Fernando Gélvez, en una entrevista concedida al programa “Fuera de Hora” que se emite por Cadena Tiempo, se refirió al funcionamiento interno de la cárcel y a los manejos del Servicio Penitenciario Federal.

La frase que más ruido provocó fue la que eligió Jornada para titular la nota. “La Unidad 6 es un colador: entra y sale de todo” expresó el fiscal, quien además advirtió la existencia de funcionarios carcelarios corruptos que dejan entrar sustancias prohibidas y teléfonos celulares con los que se cometen delitos. En relación a la mala conducta de los carceleros, el funcionario judicial reveló que varios de ellos han sido procesados y que, en allanamientos en sus casas, se encontraron drogas y diversos objetos relacionados a la actividad delictual.

Cualquier semejanza entre lo que describe el Dr. Gélvez con la serie El Marginal es mera coincidencia, con el agravante de que no estamos hablando de una serie de televisión, sino de una cárcel de máxima peligrosidad que está ubicada en el medio de la Capital de la Provincia.

Lo que llama poderosamente la atención es que desde que el Dr. Gélvez reveló lo que pasa en la U6 de Rawson con lujo de detalles, ningún funcionario nacional o provincial, ni dirigente político de peso, nacional o provincial haya recogido el guante para ocuparse seriamente del tema. Hay un fiscal que dice abiertamente que la U6 es un colador, que la marihuana y la cacaína entran, salen y circulan como si fueran caramelos, que el servicio penitenciario está llenos de corruptos, que la unidad carcelaria no solo no está preparada para recibir a los afamados Monos sino que tampoco está preparada para controlar apropiadamente a los delincuentes pesados que hoy alberga, y nadie reacciona.

Se sabe que, a tres semanas de las elecciones la cabeza de nuestros dirigentes está puesta en otro lado, pero en algún momento alguien deberá ocuparse de lo que está pasando en la Unidad 6 de Rawson. El intendente de Rawson, el gobernador de la provincia, el ministro de seguridad, nuestros legisladores nacionales, tienen herramientas como para tomar cartas en el asunto, exigir respuestas y hacer las gestiones que correspondan.

Es más, supongo que superada la polémica que los enfrentó por el traslado de los Monos, el gobernador electo “Nacho” Torres y el futuro diputado nacional José Glinsky, se pondrán a trabajar juntos detrás de ese objetivo.

A las declaraciones del fiscal Gélvez no se las puede llevar el viento.

Desde hace muchos años se dice que el sistema carcelario nacional, necesita una reforma profunda. A las denuncias de corrupción se suman las pésimas condiciones materiales e institucionales del servicio, de la que no está exenta ninguna cárcel del país. Por un lado, están las condiciones infrahumanas a la que está sometida la población carcelaria y por el otro, están los códigos mafiosos que imperan entre los internos que convierte a las penitenciarías en lugares de terror y escuelas del hampa.

Es imprescindible que las autoridades nacionales logren extirpar del Servicio Penitenciario Federal los focos de corrupción que denuncia Gélvez con tanta vehemencia.

¿Qué es lo que pretende la sociedad de su sistema carcelario? Que sea eficiente y confiable, que cumpla con la premisa de que las personas privadas de la libertad adquieran herramientas para reinsertarse en la comunidad. Al mismo tiempo, que cumplan la condena en lugares seguros, seguros para ellos y seguros para la comunidad. Y que, en la búsqueda de la reinserción señalada, los detenidos adquieran pautas de conducta positivas, no que sigan delinquiendo en la cárcel con la complicidad de los penitenciarios.
Nada de eso se cumple. Y cuando eso sucede, toda la sociedad está en peligro.

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19 SEP 2023 - 11:18

- Por Esteban Gallo

La noticia sobre un posible traslado a la Unidad 6 de Rawson de los integrantes de la banda narco “Los Monos”, que ha plagado de crímenes y delitos a la ciudad de Rosario en las últimas décadas, impactó fuertemente la semana pasada en la sociedad chubutense.
Además, generó un enfrentamiento verbal entre “Nacho” Torres y José Glinski, que tuvo una profusa difusión en medios locales y nacionales. Mientras el gobernador electo se atribuyó el mérito de haber frenado la decisión del Servicio Penitenciario Nacional, el candidato a diputado de Unión Por la Patria, lo acusó de haber armado una novela y remarcó que el traslado de los presos vinculados al clan familiar se produjo de manera inversa, es decir, salieron de la U 6 hacia centros penitenciarios de Buenos Aires.

Pero la discusión mediática quedó relegada a un segundo plano, cuando el fiscal federal de Rawson Fernando Gélvez, en una entrevista concedida al programa “Fuera de Hora” que se emite por Cadena Tiempo, se refirió al funcionamiento interno de la cárcel y a los manejos del Servicio Penitenciario Federal.

La frase que más ruido provocó fue la que eligió Jornada para titular la nota. “La Unidad 6 es un colador: entra y sale de todo” expresó el fiscal, quien además advirtió la existencia de funcionarios carcelarios corruptos que dejan entrar sustancias prohibidas y teléfonos celulares con los que se cometen delitos. En relación a la mala conducta de los carceleros, el funcionario judicial reveló que varios de ellos han sido procesados y que, en allanamientos en sus casas, se encontraron drogas y diversos objetos relacionados a la actividad delictual.

Cualquier semejanza entre lo que describe el Dr. Gélvez con la serie El Marginal es mera coincidencia, con el agravante de que no estamos hablando de una serie de televisión, sino de una cárcel de máxima peligrosidad que está ubicada en el medio de la Capital de la Provincia.

Lo que llama poderosamente la atención es que desde que el Dr. Gélvez reveló lo que pasa en la U6 de Rawson con lujo de detalles, ningún funcionario nacional o provincial, ni dirigente político de peso, nacional o provincial haya recogido el guante para ocuparse seriamente del tema. Hay un fiscal que dice abiertamente que la U6 es un colador, que la marihuana y la cacaína entran, salen y circulan como si fueran caramelos, que el servicio penitenciario está llenos de corruptos, que la unidad carcelaria no solo no está preparada para recibir a los afamados Monos sino que tampoco está preparada para controlar apropiadamente a los delincuentes pesados que hoy alberga, y nadie reacciona.

Se sabe que, a tres semanas de las elecciones la cabeza de nuestros dirigentes está puesta en otro lado, pero en algún momento alguien deberá ocuparse de lo que está pasando en la Unidad 6 de Rawson. El intendente de Rawson, el gobernador de la provincia, el ministro de seguridad, nuestros legisladores nacionales, tienen herramientas como para tomar cartas en el asunto, exigir respuestas y hacer las gestiones que correspondan.

Es más, supongo que superada la polémica que los enfrentó por el traslado de los Monos, el gobernador electo “Nacho” Torres y el futuro diputado nacional José Glinsky, se pondrán a trabajar juntos detrás de ese objetivo.

A las declaraciones del fiscal Gélvez no se las puede llevar el viento.

Desde hace muchos años se dice que el sistema carcelario nacional, necesita una reforma profunda. A las denuncias de corrupción se suman las pésimas condiciones materiales e institucionales del servicio, de la que no está exenta ninguna cárcel del país. Por un lado, están las condiciones infrahumanas a la que está sometida la población carcelaria y por el otro, están los códigos mafiosos que imperan entre los internos que convierte a las penitenciarías en lugares de terror y escuelas del hampa.

Es imprescindible que las autoridades nacionales logren extirpar del Servicio Penitenciario Federal los focos de corrupción que denuncia Gélvez con tanta vehemencia.

¿Qué es lo que pretende la sociedad de su sistema carcelario? Que sea eficiente y confiable, que cumpla con la premisa de que las personas privadas de la libertad adquieran herramientas para reinsertarse en la comunidad. Al mismo tiempo, que cumplan la condena en lugares seguros, seguros para ellos y seguros para la comunidad. Y que, en la búsqueda de la reinserción señalada, los detenidos adquieran pautas de conducta positivas, no que sigan delinquiendo en la cárcel con la complicidad de los penitenciarios.
Nada de eso se cumple. Y cuando eso sucede, toda la sociedad está en peligro.


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