La Clave / Canallada

01 AGO 2023 - 20:59

Son canallas. No les importa nada. Pero nada de nada. A los delitos de robos y hurtos convencionales como las sustracciones de vehículos o elementos dentro de ellos, arrebatos, “mecherismo” o domiciliarios, en el último tiempo comenzaron a ser más intensos en aquellos lugares donde se consideraban “sagrados”; tales como iglesias, cementerios, establecimientos educativos o comunitarios y de servicios.

Y ya no son exclusivos de las grandes urbes del país sino también por estos lares. Ya son habituales los robos de cables de energía, como sucedió –no hace mucho- en Trelew o este inicio de semana en Comodoro Rivadavia o en los cementerios para llevarse las placas y los bronces, sino que en las últimas 48 horas hubo dos sucesos dolorosos: uno en un merendero y el restante en una escuela.

En el primero “se llevaron todo” y dejaron a medio centenar de chicos sin comer y una impotencia brutal en las responsables de ese encomiable trabajo comunitario y social. Sucedió en el barrio Guayra de Trelew. Y también en esa ciudad, más precisamente en una escuela del barrio Constitución, no se sabe cuántos delincuentes rompieron puertas y ventanas, ingresaron al lugar y sustrajeron 25 netbooks, una computadora de escritorio con dos impresoras, una pava eléctrica y un parlante.

Por supuesto, los perjudicados fueron nuevamente menores de edad que en estos tiempos necesitan la tecnología y equipamiento informático para mejorar, para educarse y para progresar. Y otra vez, las y los responsables de esa escuela de nivel secundario quedaron con el sabor de un desamparo total. Si un sector de la sociedad se queda sin luz por los amigos de lo ajeno, algo no cuadra. Si niños se quedan sin su comida, algo falla.

Y si los educandos se quedan sin herramientas, todo gracias a los amigos de lo ajeno que se manejan con absoluta impunidad, la sensación que algo anda muy mal es verdadera y es cuando el tejido social está lleno de agujeros y con numerosas fallas.#

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01 AGO 2023 - 20:59

Son canallas. No les importa nada. Pero nada de nada. A los delitos de robos y hurtos convencionales como las sustracciones de vehículos o elementos dentro de ellos, arrebatos, “mecherismo” o domiciliarios, en el último tiempo comenzaron a ser más intensos en aquellos lugares donde se consideraban “sagrados”; tales como iglesias, cementerios, establecimientos educativos o comunitarios y de servicios.

Y ya no son exclusivos de las grandes urbes del país sino también por estos lares. Ya son habituales los robos de cables de energía, como sucedió –no hace mucho- en Trelew o este inicio de semana en Comodoro Rivadavia o en los cementerios para llevarse las placas y los bronces, sino que en las últimas 48 horas hubo dos sucesos dolorosos: uno en un merendero y el restante en una escuela.

En el primero “se llevaron todo” y dejaron a medio centenar de chicos sin comer y una impotencia brutal en las responsables de ese encomiable trabajo comunitario y social. Sucedió en el barrio Guayra de Trelew. Y también en esa ciudad, más precisamente en una escuela del barrio Constitución, no se sabe cuántos delincuentes rompieron puertas y ventanas, ingresaron al lugar y sustrajeron 25 netbooks, una computadora de escritorio con dos impresoras, una pava eléctrica y un parlante.

Por supuesto, los perjudicados fueron nuevamente menores de edad que en estos tiempos necesitan la tecnología y equipamiento informático para mejorar, para educarse y para progresar. Y otra vez, las y los responsables de esa escuela de nivel secundario quedaron con el sabor de un desamparo total. Si un sector de la sociedad se queda sin luz por los amigos de lo ajeno, algo no cuadra. Si niños se quedan sin su comida, algo falla.

Y si los educandos se quedan sin herramientas, todo gracias a los amigos de lo ajeno que se manejan con absoluta impunidad, la sensación que algo anda muy mal es verdadera y es cuando el tejido social está lleno de agujeros y con numerosas fallas.#


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