Este lunes la jueza Carolina Marín dará a conocer el veredicto del juicio por la muerte de la policía Daiana Reales, atropellada la noche 17 de noviembre del 2020, en un control de tránsito en la Ruta 25 entre Trelew y Gaiman.
Gastón Muñoz está imputado de homicidio culposo agravado por conducir de manera imprudente, con más de un gramo de alcohol en sangre. El debate en Trelew concluyó el viernes pasado.
Reales tenía 26 años, era madre de un niño de cuatro y esposa de Gustavo Mirantes, también policía, cuando una camioneta la arrastró y le arrebató la vida.
“Daiana se recibió en Comodoro a los 18 años, impecable su reputación, una señora madre y una señora compañera”, dijo Gustavo Mirantes, viudo de Daiana, y padre del niño que hoy tiene siete años.
En diálogo con Fuera de Hora por Cadena Tiempo, el policía, que espera que se haga Justicia, contó cómo fueron los momentos previos a que el destino de Daiana y su familia cambió para siempre.
“Siguen yendo empleados a hacer controles a la ruta a la deriva como un barco sin timón. Matar un policía es como salir a matar pajaritos. No le importa a nadie nada”, objetó.
A las 21.30 horas, Reales salió de casa de Bryn Gwyn donde vivía con su esposo y su pequeño de cuatro años; una hora más tarde, cuando iba a salir a patrullar las calles de Gaiman, ocurrió un siniestro en la Ruta 25, en la bajada de Mangini.
A las 22.30, Mirantes, desde la chacra, habló por teléfono con su esposa. “Estuve hablando, estaba todo bien, iba a salir a caminar por el pueblo y cambiaron las órdenes por el vehículo siniestrado”, señaló. No sabía que esa iba sería la última vez.
Reales fue al lugar en el móvil con el sargento Crettón. “Decidieron dejar al oficial de servicio en la comisaría e ir ellos al lugar”, recordó el esposo.
Reales cortaba el tránsito entre Gaiman y Trelew. Estaba a unos 250 metros del vehículo incendiado, rodeada de señales. Los bomberos estaban apagando el fuego. El otro patrullero, que antes recorría la zona de Treorky, cortó el paso en sentido inverso. Luego se sumaron refuerzos de Gaiman.
Esa noche, más tarde, un policía y su esposa cayeron de imprevisto en la chacra de Bryn Gwyn; le avisaron a Gustavo que Daiana “había sufrido un accidente pero estaba bien”, contó. Habían tratado de llamado por teléfono pero se les iba la señal.
Mirantes atinó a agarrar su vehículo y salir para Trelew pero no lo dejaron manejar. Empezó a sospechar que algo malo había pasado. “Tenía el presentimiento de que la cosa no estaba bien; se notaba en la cara de este colega”, recordó.
Ya en la ruta, al ver a la camioneta destrozada, las sospechas empezaron a materializarse. “Vi la camioneta y sabía que desde que la levantó del asfalto hasta donde la llevó, era imposible que estuviera todo bien”, relató.
En sus años de policía, Mirantes había visto esa misma escena tantas otras veces. “Me preparé hasta el Hospital de Trelew; contenerme, tragar saliva, sabía lo que iba a mirar y me imaginé todo”, contó.
Reales falleció al día siguiente en el Hospital de Trelew, producto de las heridas en sufridas en los órganos vitales. A pesar del esfuerzo realizado los médicos no pudieron salvarla.
A un año de su muerte, le pusieron su nombre a la Comisaría de Gaiman. Al año siguiente, pintaron una estrella amarilla en la Ruta 25 que quedará por siempre.
Este lunes, el caso que marcó a la Policía llegará al final y tendrá un veredicto.
Este lunes la jueza Carolina Marín dará a conocer el veredicto del juicio por la muerte de la policía Daiana Reales, atropellada la noche 17 de noviembre del 2020, en un control de tránsito en la Ruta 25 entre Trelew y Gaiman.
Gastón Muñoz está imputado de homicidio culposo agravado por conducir de manera imprudente, con más de un gramo de alcohol en sangre. El debate en Trelew concluyó el viernes pasado.
Reales tenía 26 años, era madre de un niño de cuatro y esposa de Gustavo Mirantes, también policía, cuando una camioneta la arrastró y le arrebató la vida.
“Daiana se recibió en Comodoro a los 18 años, impecable su reputación, una señora madre y una señora compañera”, dijo Gustavo Mirantes, viudo de Daiana, y padre del niño que hoy tiene siete años.
En diálogo con Fuera de Hora por Cadena Tiempo, el policía, que espera que se haga Justicia, contó cómo fueron los momentos previos a que el destino de Daiana y su familia cambió para siempre.
“Siguen yendo empleados a hacer controles a la ruta a la deriva como un barco sin timón. Matar un policía es como salir a matar pajaritos. No le importa a nadie nada”, objetó.
A las 21.30 horas, Reales salió de casa de Bryn Gwyn donde vivía con su esposo y su pequeño de cuatro años; una hora más tarde, cuando iba a salir a patrullar las calles de Gaiman, ocurrió un siniestro en la Ruta 25, en la bajada de Mangini.
A las 22.30, Mirantes, desde la chacra, habló por teléfono con su esposa. “Estuve hablando, estaba todo bien, iba a salir a caminar por el pueblo y cambiaron las órdenes por el vehículo siniestrado”, señaló. No sabía que esa iba sería la última vez.
Reales fue al lugar en el móvil con el sargento Crettón. “Decidieron dejar al oficial de servicio en la comisaría e ir ellos al lugar”, recordó el esposo.
Reales cortaba el tránsito entre Gaiman y Trelew. Estaba a unos 250 metros del vehículo incendiado, rodeada de señales. Los bomberos estaban apagando el fuego. El otro patrullero, que antes recorría la zona de Treorky, cortó el paso en sentido inverso. Luego se sumaron refuerzos de Gaiman.
Esa noche, más tarde, un policía y su esposa cayeron de imprevisto en la chacra de Bryn Gwyn; le avisaron a Gustavo que Daiana “había sufrido un accidente pero estaba bien”, contó. Habían tratado de llamado por teléfono pero se les iba la señal.
Mirantes atinó a agarrar su vehículo y salir para Trelew pero no lo dejaron manejar. Empezó a sospechar que algo malo había pasado. “Tenía el presentimiento de que la cosa no estaba bien; se notaba en la cara de este colega”, recordó.
Ya en la ruta, al ver a la camioneta destrozada, las sospechas empezaron a materializarse. “Vi la camioneta y sabía que desde que la levantó del asfalto hasta donde la llevó, era imposible que estuviera todo bien”, relató.
En sus años de policía, Mirantes había visto esa misma escena tantas otras veces. “Me preparé hasta el Hospital de Trelew; contenerme, tragar saliva, sabía lo que iba a mirar y me imaginé todo”, contó.
Reales falleció al día siguiente en el Hospital de Trelew, producto de las heridas en sufridas en los órganos vitales. A pesar del esfuerzo realizado los médicos no pudieron salvarla.
A un año de su muerte, le pusieron su nombre a la Comisaría de Gaiman. Al año siguiente, pintaron una estrella amarilla en la Ruta 25 que quedará por siempre.
Este lunes, el caso que marcó a la Policía llegará al final y tendrá un veredicto.