La Recova: historia y anécdotas del boliche que fue un símbolo de la noche de Trelew

Noches de salida con amigos, los lentos, el primer beso y el lugar donde muchos conocieron al amor de su vida. Tras la demolición , recordamos historias en la voz de los protagonistas que vivieron la era dorada del boliche más importante de la ciudad.

01 JUL 2023 - 19:12 | Actualizado 01 JUL 2023 - 19:30

Por Martín Tacón / Redacción Jornada

¿Quién no conoció La Recova? Hasta los más jóvenes han escuchado historias de ese boliche que se inauguró en 1984 y que tuvo su época dorada en los 90, cuando se convirtió en un símbolo de la noche trelewense. Quienes cuentan más de cuarenta abriles conocen sus secretos mejor que nadie, y probablemente han pasado allí una buena parte de su vida.

Esta semana se vivió el fin de una era. La demolición del histórico boliche despertó recuerdos rescatados por la nostalgia. Jornada y Cadena Tiempo dialogó con algunos de los personajes que vivieron sus mejores años.

El “Negro” Jorge Montero es muy conocido en el ambiente de la noche trelewense. Pasó 13 años de su vida como DJ de La Recova, y cuando vio la noticia de la demolición sintió una gran nostalgia. Él tuvo sus inicios en Casablanca, otro boliche emblemático de los 80. Por aquel entonces, jóvenes e inexpertos, los DJs tenían que sorprender desde la primera canción para no aburrir a la gente.

Montero abría la pista con “Oh L’Amour” de Erasure. “Era mi clásico”, dice. “Era el boliche top y nosotros éramos jóvenes, veníamos a remplazar a DJs grosos. Siempre nos preguntábamos con qué largábamos la pista porque teníamos 800 personas adentro y había que dejarlos contentos”.

Eran otros tiempos

La Recova era ese boliche alejado de la ciudad al que había que llegar en auto o caminando. Quienes vivieron su mejor época recuerdan haber atravesado la ciudad a pie, cruzando campo y matas, para ir a bailar. La noche arrancaba temprano, pasada la medianoche. Las tarjetas se repartían en el centro y la gente llegaba a hacer la cola en la puerta con entrada en mano.

Poco a poco La Recova fue incorporando novedades que no se veían en ningún otro lado. “Fuimos los primeros que impusimos el video en el boliche”, dice Montero. “Usábamos VHS, y costaba mezclar con el CD. Teníamos un proyector y la gente que bailaba en la pista veía el video de la canción en la pared”.

La destreza del DJ se medía en su habilidad para cambiar los discos y en su lectura de la pista y los compases. La noche se vivía con los descubrimientos que iban llegando de otras partes del mundo. La música de vinilo, la luz negra, la primera máquina de humo, la whiscola y el broche de la noche: los lentos, que invitaba a hombres y mujeres a bailar pegados en la pista al ritmo de los clásicos de la época. A la salida se encontraban con el sol de frente y el gran parque de autos, los Falcon, los Dodge 1500 y los Fiat 600.

Montero fue parte de dos ciclos muy distintivos: el de “Tato” Díaz en su inauguración y el de Claudio Cavallin. “Tato era un referente de la noche y tenía un ambiente de gente grande. Se buscaba a la persona mayor y la música siempre tiraba a lo bolichero. Se bailaba mucho lento y lo que llamábamos música de joda”.

La Recova siempre se caracterizó por un ambiente tranquilo. Un sábado normal llegaban a ingresar alrededor de 800 personas. Cerraban el fin de semana con 1.500 clientes. Lo que importaba era pasarla bien. “La gente estaba más acostumbrada a disfrutar la noche que el alcohol”, dice.

Famosos de la noche

La popularidad del boliche era grande y desfilaron por ahí personalidades importantes de la farándula y el deporte nacional. Montero recuerda haber vito a una joven Nicole Neuman con apenas 15 años y al futbolista Gustavo López, del club Independiente de Avellaneda, que por ese tiempo era una estrella y vestía la camiseta de la Selección Argentina.

En esos 13 años como DJ de La Recova, Montero vivió la evolución de los estilos musicales. “Yo vi desde la gente que bailaba con una mano en el bolsillo y otra agarrando el vaso, hasta los 90 con la tecno que había que estar con las dos manos arriba”.

Los lentos fueron desapareciendo y se instaló la moda de bailar solo. Pero, como siempre, las modas tardaban en llegar. “Todas las chicas esperaban que las saquen a bailar. En Buenos Aires eso fue desapareciendo y acá en los 90 todavía se hacía”.

La Recova le dio gran popularidad a mucha gente que se movía en el ambiente de la noche. “Yo entraba a negocios y la gente me reconocía”, cuenta. “El comerciante llamaba a su mujer y decía ‘mirá quién es, con este nos conocimos, ponía a ‘Banana’ Pueyrredón y de ahí nos enamoramos y nos casamos’. Yo logré eso, son cosas muy fuertes”.

Marcó tendencia

Marcelo Lev vivió La Recova de los 90, momento en que se incorporaban nuevas luces y pantallas. Recuerda las previas en Amnesia, el pub en la parte baja del boliche donde se montaban espectáculos de música en vivo. “Ese boliche marcó una tendencia”, dice Lev. “Los que tenemos más de 50 años vivimos parte de la historia de Trelew en La Recova”.

Recordó las fiestas de disfraces, la Fiesta de la Espuma, la Fiesta de la Arena (se llenaba la pista de arena), la Fiesta del Otoño (cargaban un camión de hojas y las tiraban a la pista) y los Miss Trelew.

Recordó los dos días de transmisión con FM Galaxia con la famosa “Batalla de los DJ” donde participaban los musicalizadores locales. DJ Sanjua, inaugurador de la música de Casablanca en 1984, contó: “Yo había traído discos importados de Buenos Aires y por primera vez la gente escuchó ‘Es un pecado’ de Pet Shop Boys. Cuando puse ese tema, se vació la pista, no lo conocía nadie”.

Las tecnologías eran otras y no existía tal cosa como bajar música por internet. Eran los propios DJ quienes imponían lo que se escuchaba. “Una vez fui a Brasil y traje ‘Take on me’ de A-Ha y ‘Money for nothing’ de Dire Straits. Era pleno verano, playa a full, era lo último que se escuchaba, pero a la gente no le gustó y todos empezaron a irse”.

En la historia quedarán las aperturas musicales, Melange, Eses y el posterior Scaramouche de Carli Fratessi y Daniel Gando con Carli Gadea en la cabina, la etapa de “Tato” Díaz que marcó el inicio glorioso de La Recova y que continuaría con la etapa de Cavallin en un boliche que fue epicentro de todo el Valle. Estos y más recuerdos seguirán sumándose con el tiempo a las anécdotas de la mejor época de la noche de Trelew.

01 JUL 2023 - 19:12

Por Martín Tacón / Redacción Jornada

¿Quién no conoció La Recova? Hasta los más jóvenes han escuchado historias de ese boliche que se inauguró en 1984 y que tuvo su época dorada en los 90, cuando se convirtió en un símbolo de la noche trelewense. Quienes cuentan más de cuarenta abriles conocen sus secretos mejor que nadie, y probablemente han pasado allí una buena parte de su vida.

Esta semana se vivió el fin de una era. La demolición del histórico boliche despertó recuerdos rescatados por la nostalgia. Jornada y Cadena Tiempo dialogó con algunos de los personajes que vivieron sus mejores años.

El “Negro” Jorge Montero es muy conocido en el ambiente de la noche trelewense. Pasó 13 años de su vida como DJ de La Recova, y cuando vio la noticia de la demolición sintió una gran nostalgia. Él tuvo sus inicios en Casablanca, otro boliche emblemático de los 80. Por aquel entonces, jóvenes e inexpertos, los DJs tenían que sorprender desde la primera canción para no aburrir a la gente.

Montero abría la pista con “Oh L’Amour” de Erasure. “Era mi clásico”, dice. “Era el boliche top y nosotros éramos jóvenes, veníamos a remplazar a DJs grosos. Siempre nos preguntábamos con qué largábamos la pista porque teníamos 800 personas adentro y había que dejarlos contentos”.

Eran otros tiempos

La Recova era ese boliche alejado de la ciudad al que había que llegar en auto o caminando. Quienes vivieron su mejor época recuerdan haber atravesado la ciudad a pie, cruzando campo y matas, para ir a bailar. La noche arrancaba temprano, pasada la medianoche. Las tarjetas se repartían en el centro y la gente llegaba a hacer la cola en la puerta con entrada en mano.

Poco a poco La Recova fue incorporando novedades que no se veían en ningún otro lado. “Fuimos los primeros que impusimos el video en el boliche”, dice Montero. “Usábamos VHS, y costaba mezclar con el CD. Teníamos un proyector y la gente que bailaba en la pista veía el video de la canción en la pared”.

La destreza del DJ se medía en su habilidad para cambiar los discos y en su lectura de la pista y los compases. La noche se vivía con los descubrimientos que iban llegando de otras partes del mundo. La música de vinilo, la luz negra, la primera máquina de humo, la whiscola y el broche de la noche: los lentos, que invitaba a hombres y mujeres a bailar pegados en la pista al ritmo de los clásicos de la época. A la salida se encontraban con el sol de frente y el gran parque de autos, los Falcon, los Dodge 1500 y los Fiat 600.

Montero fue parte de dos ciclos muy distintivos: el de “Tato” Díaz en su inauguración y el de Claudio Cavallin. “Tato era un referente de la noche y tenía un ambiente de gente grande. Se buscaba a la persona mayor y la música siempre tiraba a lo bolichero. Se bailaba mucho lento y lo que llamábamos música de joda”.

La Recova siempre se caracterizó por un ambiente tranquilo. Un sábado normal llegaban a ingresar alrededor de 800 personas. Cerraban el fin de semana con 1.500 clientes. Lo que importaba era pasarla bien. “La gente estaba más acostumbrada a disfrutar la noche que el alcohol”, dice.

Famosos de la noche

La popularidad del boliche era grande y desfilaron por ahí personalidades importantes de la farándula y el deporte nacional. Montero recuerda haber vito a una joven Nicole Neuman con apenas 15 años y al futbolista Gustavo López, del club Independiente de Avellaneda, que por ese tiempo era una estrella y vestía la camiseta de la Selección Argentina.

En esos 13 años como DJ de La Recova, Montero vivió la evolución de los estilos musicales. “Yo vi desde la gente que bailaba con una mano en el bolsillo y otra agarrando el vaso, hasta los 90 con la tecno que había que estar con las dos manos arriba”.

Los lentos fueron desapareciendo y se instaló la moda de bailar solo. Pero, como siempre, las modas tardaban en llegar. “Todas las chicas esperaban que las saquen a bailar. En Buenos Aires eso fue desapareciendo y acá en los 90 todavía se hacía”.

La Recova le dio gran popularidad a mucha gente que se movía en el ambiente de la noche. “Yo entraba a negocios y la gente me reconocía”, cuenta. “El comerciante llamaba a su mujer y decía ‘mirá quién es, con este nos conocimos, ponía a ‘Banana’ Pueyrredón y de ahí nos enamoramos y nos casamos’. Yo logré eso, son cosas muy fuertes”.

Marcó tendencia

Marcelo Lev vivió La Recova de los 90, momento en que se incorporaban nuevas luces y pantallas. Recuerda las previas en Amnesia, el pub en la parte baja del boliche donde se montaban espectáculos de música en vivo. “Ese boliche marcó una tendencia”, dice Lev. “Los que tenemos más de 50 años vivimos parte de la historia de Trelew en La Recova”.

Recordó las fiestas de disfraces, la Fiesta de la Espuma, la Fiesta de la Arena (se llenaba la pista de arena), la Fiesta del Otoño (cargaban un camión de hojas y las tiraban a la pista) y los Miss Trelew.

Recordó los dos días de transmisión con FM Galaxia con la famosa “Batalla de los DJ” donde participaban los musicalizadores locales. DJ Sanjua, inaugurador de la música de Casablanca en 1984, contó: “Yo había traído discos importados de Buenos Aires y por primera vez la gente escuchó ‘Es un pecado’ de Pet Shop Boys. Cuando puse ese tema, se vació la pista, no lo conocía nadie”.

Las tecnologías eran otras y no existía tal cosa como bajar música por internet. Eran los propios DJ quienes imponían lo que se escuchaba. “Una vez fui a Brasil y traje ‘Take on me’ de A-Ha y ‘Money for nothing’ de Dire Straits. Era pleno verano, playa a full, era lo último que se escuchaba, pero a la gente no le gustó y todos empezaron a irse”.

En la historia quedarán las aperturas musicales, Melange, Eses y el posterior Scaramouche de Carli Fratessi y Daniel Gando con Carli Gadea en la cabina, la etapa de “Tato” Díaz que marcó el inicio glorioso de La Recova y que continuaría con la etapa de Cavallin en un boliche que fue epicentro de todo el Valle. Estos y más recuerdos seguirán sumándose con el tiempo a las anécdotas de la mejor época de la noche de Trelew.


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