La fórmula de consenso Sergio Massa-Agustin Rossi que anunció el viernes por la noche Unión por la Patria, el lugar en donde convergen varias formas de peronismo –pero peronismo al fin- impactó tanto en el propio frente oficialista como en la oposición. El apuro de algunos por instalar la fórmula Wado-Manzur el jueves por la mañana (¿el tucumano la operó con medios claramente opositores al kirchnerismo y al Gobierno nacional para meter presión?), obligó por la tarde al ministro de Interior a apurar un spot de lanzamiento en el que hablaba de su postulación (no de la fórmula) y en el que decía -palabras más, palabras menos- “quiero ser presidente de todas las familias argentinas”. A la luz de los acontecimientos, dos desprolijidades evitables que limaron más al hijo de la generación diezmada que al curtido exgobernador de Tucumán, descendiente de libaneses, católico maronita practicante y de aceitados lazos con la comunidad judía de Tucumán y los grandes laboratorios medicinales. De todo un poco.
A Massa pareció servirle dejar correr unas horas el lanzamiento de Wado, que tensó las posiciones de todos los sectores que metían la cuchara en las definiciones: desde Cristina hasta Alberto Fernández; desde los gobernadores hasta el “Círculo Rojo”, ese sector de poder que tiene asientos en las mesas de decisión de todos los frentes y partidos que se reparten el poder casi desde siempre.
Sin dudas, Massa es un candidato “potable” para todos los sectores en pugna y que haya dicho antes que nadie que sería candidato a presidente sólo si había unidad, lo terminó convirtiendo en el hombre del consenso. Más que nunca, este “arribista del poder”, como lo califica de manera descarnada el periodista Diego Genoud desde el título del libro que escribió sobre el tigrense, se ubicó a tiempo donde más le convenía. “Impredecible, cambiante y con un itinerario difícil de seguir”, lo describe Genoud. “Massa es un animal político apasionante, astuto y oportunista a la vez, y está visto que no necesita ganar elecciones para alcanzar la cima”.
El papel de Cristina
Los que rápidamente analizaron que la fórmula Massa-Rossi era una derrota de kirchnerismo, tal vez debieran esperar al desarrollo de los acontecimientos. A través de Wado y Máximo Kirchner, Cristina manejará el Senado y la Cámara de Diputados si gana Massa; o será la líder de la oposición, si UxP pierde.
Tampoco hay que soslayar que fue Cristina la que le apuntó a Javier Milei como el enemigo a vencer, girando todas las miradas de la oposición a la derecha de la derecha. Hasta Horacio Rodríguez Larreta, el más moderado de los “halcones”, terminó eligiendo de compañero de fórmula a Gerardo Morales, justo cuando el gobernador jujeño repartía palazos y balas de goma a mansalva. La “bullrichización” de HRL es una señal de que el alcalde porteño necesita irle a pelear votos en el flanco derecho del electorado a la inefable exministra de Fernando de la Rúa y Mauricio Macri, que disfruta girar todos los días un poquito más a la diestra.
De antemano, esa estrategia de Larreta y Bullrich de no dejarle el terreno libre a los libertarios pareciera convenirle a Unión por la Patria, que con Massa tendrá más chances de ocupar el centro político e ideológico, mientras en JxC se pelean por ver quién tiene la mano (derecha) más dura.
Lo que por ahora es una duda gigante es saber cómo va a actuar el núcleo duro del voto kirchnerista/cristinista, que representa entre 25 y 30 por ciento del electorado, según todos los encuestadores. Ya se sabe que no es suficiente para ganar pero tampoco se puede aspirar al triunfo sin esos votos. ¿Se vendrá una reversión del ya viejo “con Cristina no alcanza pero sin ella no se puede”, a un más actual “con Massa no alcanza pero sin kirchnerismo no se puede”?
Glinski, el elegido
Si hay alguien en Chubut que necesitaba como el agua que Massa sea candidato a presidente era el gobernador Mariano Arcioni. No sólo porque son amigos desde la juventud sino porque puertas adentro de la provincia ya muchos lo ubicaban fuera del tablero y con Massa de candidato, sus acciones seguían valiendo.
Finalmente, Arcioni debió declinar ayer su aspiración de ser diputado nacional de Unión por la Patria por pedido del propio Massa, quien en aras de la unidad aceptó que ese lugar lo ocupe otro comodorense, el director nacional de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, José Glinski, con apoyo del kirchnerismo. A Arcioni le agradecieron el gesto de dar un paso al costado sin hacer ruido. Si Massa gana, habrá un reconocimiento más importante.
A Glinski se le destaca haber sido desde el principio un impulsor de la unidad del peronismo en Chubut: “El triunfo del peronismo depende del peronismo, no tenemos que perder el foco de trabajar por la unidad y aprender de los errores que se cometieron en la elección de Trelew, donde el peronismo llevó a la elección general la discusión interna y eso nos llevó a la derrota electoral”, había dicho tras el golpazo en el Pueblo de Luis. El tiempo le dio la razón.
A cinco semanas
Las candidaturas nacionales no deberían afectar mucho la carrera electoral en Chubut, que votará dos semanas antes que las PASO. Ese escenario ya viene con dinámica propia y a cinco semanas de ir a las urnas el resultado está tan cerrado que la campaña nacional será como estar mirando otro canal.
En los últimos días, el senador Ignacio Agustín Torres reforzó su campaña en el terreno que más conoce: las redes sociales. No hay plataforma o página de internet que cualquier chubutense abra sin que aparezca la cara del candidato de JxC.
La paridad es tal que los cuatro o cinco puntos que Torres y Luque aseguran llevarse el uno al otro, significan un escenario de empate técnico en el que no hay tiempo ni para una siesta.
El senador fue varias veces en los últimos días a Comodoro Rivadavia, en donde están fuertes Luque y el candidato a intendente Othar Macharashvili. Mientras que el comodorense y su compañero de fórmula, Ricardo Sastre, siguen muy preocupados por Trelew, en donde la debilidad de la dirigencia peronista local es garantía de derrota. No son pocos los que le sugirieron a la fórmula de Arriba Chubut correr del medio a los obstáculos y ponerse al hombro ellos mismos la campaña en Trelew. No hacerlo a tiempo les puede costar muy caro.#
La fórmula de consenso Sergio Massa-Agustin Rossi que anunció el viernes por la noche Unión por la Patria, el lugar en donde convergen varias formas de peronismo –pero peronismo al fin- impactó tanto en el propio frente oficialista como en la oposición. El apuro de algunos por instalar la fórmula Wado-Manzur el jueves por la mañana (¿el tucumano la operó con medios claramente opositores al kirchnerismo y al Gobierno nacional para meter presión?), obligó por la tarde al ministro de Interior a apurar un spot de lanzamiento en el que hablaba de su postulación (no de la fórmula) y en el que decía -palabras más, palabras menos- “quiero ser presidente de todas las familias argentinas”. A la luz de los acontecimientos, dos desprolijidades evitables que limaron más al hijo de la generación diezmada que al curtido exgobernador de Tucumán, descendiente de libaneses, católico maronita practicante y de aceitados lazos con la comunidad judía de Tucumán y los grandes laboratorios medicinales. De todo un poco.
A Massa pareció servirle dejar correr unas horas el lanzamiento de Wado, que tensó las posiciones de todos los sectores que metían la cuchara en las definiciones: desde Cristina hasta Alberto Fernández; desde los gobernadores hasta el “Círculo Rojo”, ese sector de poder que tiene asientos en las mesas de decisión de todos los frentes y partidos que se reparten el poder casi desde siempre.
Sin dudas, Massa es un candidato “potable” para todos los sectores en pugna y que haya dicho antes que nadie que sería candidato a presidente sólo si había unidad, lo terminó convirtiendo en el hombre del consenso. Más que nunca, este “arribista del poder”, como lo califica de manera descarnada el periodista Diego Genoud desde el título del libro que escribió sobre el tigrense, se ubicó a tiempo donde más le convenía. “Impredecible, cambiante y con un itinerario difícil de seguir”, lo describe Genoud. “Massa es un animal político apasionante, astuto y oportunista a la vez, y está visto que no necesita ganar elecciones para alcanzar la cima”.
El papel de Cristina
Los que rápidamente analizaron que la fórmula Massa-Rossi era una derrota de kirchnerismo, tal vez debieran esperar al desarrollo de los acontecimientos. A través de Wado y Máximo Kirchner, Cristina manejará el Senado y la Cámara de Diputados si gana Massa; o será la líder de la oposición, si UxP pierde.
Tampoco hay que soslayar que fue Cristina la que le apuntó a Javier Milei como el enemigo a vencer, girando todas las miradas de la oposición a la derecha de la derecha. Hasta Horacio Rodríguez Larreta, el más moderado de los “halcones”, terminó eligiendo de compañero de fórmula a Gerardo Morales, justo cuando el gobernador jujeño repartía palazos y balas de goma a mansalva. La “bullrichización” de HRL es una señal de que el alcalde porteño necesita irle a pelear votos en el flanco derecho del electorado a la inefable exministra de Fernando de la Rúa y Mauricio Macri, que disfruta girar todos los días un poquito más a la diestra.
De antemano, esa estrategia de Larreta y Bullrich de no dejarle el terreno libre a los libertarios pareciera convenirle a Unión por la Patria, que con Massa tendrá más chances de ocupar el centro político e ideológico, mientras en JxC se pelean por ver quién tiene la mano (derecha) más dura.
Lo que por ahora es una duda gigante es saber cómo va a actuar el núcleo duro del voto kirchnerista/cristinista, que representa entre 25 y 30 por ciento del electorado, según todos los encuestadores. Ya se sabe que no es suficiente para ganar pero tampoco se puede aspirar al triunfo sin esos votos. ¿Se vendrá una reversión del ya viejo “con Cristina no alcanza pero sin ella no se puede”, a un más actual “con Massa no alcanza pero sin kirchnerismo no se puede”?
Glinski, el elegido
Si hay alguien en Chubut que necesitaba como el agua que Massa sea candidato a presidente era el gobernador Mariano Arcioni. No sólo porque son amigos desde la juventud sino porque puertas adentro de la provincia ya muchos lo ubicaban fuera del tablero y con Massa de candidato, sus acciones seguían valiendo.
Finalmente, Arcioni debió declinar ayer su aspiración de ser diputado nacional de Unión por la Patria por pedido del propio Massa, quien en aras de la unidad aceptó que ese lugar lo ocupe otro comodorense, el director nacional de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, José Glinski, con apoyo del kirchnerismo. A Arcioni le agradecieron el gesto de dar un paso al costado sin hacer ruido. Si Massa gana, habrá un reconocimiento más importante.
A Glinski se le destaca haber sido desde el principio un impulsor de la unidad del peronismo en Chubut: “El triunfo del peronismo depende del peronismo, no tenemos que perder el foco de trabajar por la unidad y aprender de los errores que se cometieron en la elección de Trelew, donde el peronismo llevó a la elección general la discusión interna y eso nos llevó a la derrota electoral”, había dicho tras el golpazo en el Pueblo de Luis. El tiempo le dio la razón.
A cinco semanas
Las candidaturas nacionales no deberían afectar mucho la carrera electoral en Chubut, que votará dos semanas antes que las PASO. Ese escenario ya viene con dinámica propia y a cinco semanas de ir a las urnas el resultado está tan cerrado que la campaña nacional será como estar mirando otro canal.
En los últimos días, el senador Ignacio Agustín Torres reforzó su campaña en el terreno que más conoce: las redes sociales. No hay plataforma o página de internet que cualquier chubutense abra sin que aparezca la cara del candidato de JxC.
La paridad es tal que los cuatro o cinco puntos que Torres y Luque aseguran llevarse el uno al otro, significan un escenario de empate técnico en el que no hay tiempo ni para una siesta.
El senador fue varias veces en los últimos días a Comodoro Rivadavia, en donde están fuertes Luque y el candidato a intendente Othar Macharashvili. Mientras que el comodorense y su compañero de fórmula, Ricardo Sastre, siguen muy preocupados por Trelew, en donde la debilidad de la dirigencia peronista local es garantía de derrota. No son pocos los que le sugirieron a la fórmula de Arriba Chubut correr del medio a los obstáculos y ponerse al hombro ellos mismos la campaña en Trelew. No hacerlo a tiempo les puede costar muy caro.#