Según se desprende de las presentaciones, que fueron remitidas anoche tras el cierre de la rueda de los mercados, Musk se desprendió de 7,92 millones de acciones (un 4,86% de la participación) de las más de 162,9 millones que poseía.
Dichas transacciones acontecieron entre el 5 y el 9 de agosto, según consignaron las agencias de noticias ANSA y DPA.
El magnate señaló que vendió sus acciones para evitar una venta abrupta en el caso de que sea forzado en continuar con la adquisición de la red social Twitter.
“En el (espero que poco probable) evento de que Twitter fuerce este acuerdo y algunos socios de capital no acompañen, es importante evitar una venta de emergencia de las acciones de Tesla”, escribió Musk hoy en su cuenta en la plataforma, y adelantó que tiene previsto recomprar acciones de la firma en el caso de que se caiga la adquisición.
Asimismo, ironizó que si el acuerdo con Twitter no se lleva a cabo, considerará crear su propia red social que se denominará “X.com”.
Tras retirarse en julio de la negociación cuestionando los números que brinda Twitter respecto de las cuentas “bot” y de spam, y argumentando que las mismas inflan el número total de usuarios –y por ende, el valor de la firma-, la red social obligó a Musk a que siga adelante con su compromiso de compra al valor estipulado originalmente (US$ 44.000 millones).
Por el conflicto, Twitter demandó a Musk y ahora se espera que el asunto se resuelva en un juicio abreviado previsto para octubre próximo.
No fue la primera vez que el magnate vende sus títulos pese a su promesa, a fines de abril último, de que “no tenía previstas más ventas de TSLA”.
Ese mismo mes el CEO de Tesla y SpaceX se deshizo de 4,42 millones de acciones por US$ 4.000 millones en anticipación de su fallida compra de Twitter.
En tanto, en noviembre del año pasado, vendió nuevamente parte de sus acciones luego de realizar una encuesta en dicha red social preguntándoles a sus seguidores si estaban a favor o no de que se desprenda de las mismas.
Con estos movimientos, Musk, considerado actualmente como el hombre más rico del mundo, ya se ha desprendido de más de 12% de su participación en Tesla en el último año y obtuvo US$ 32.000 millones a partir de las mismas.
Pese a ello, el empresario continúa siendo el accionista mayoritario al continuar con 14,8% de la participación de la firma, según la agencia Bloomberg.
Según Charu Charana, estratega de Saxo Capital Markets, Musk está aprovechando el rebote en las acciones de Tesla –que acumularon un alza de 35% desde fines de mayo- “para reunir dinero para Twitter”, a la vez que se protege de posibles desplomes en las acciones, de proseguir el endurecimiento de la política monetaria de la Reserva Federal (FED).
Si bien los movimientos de Musk podrían afectar a Tesla en el corto plazo, los últimos números de la firma fueron positivos con un segundo trimestre mejor de lo previsto respecto a sus ingresos.
Asimismo, Tesla, al igual que otras automotrices, se podrían ver beneficiadas tras la aprobación el último domingo en el Senado de los Estados Unidos de la Ley de Reducción de la Inflación, un paquete de medidas clave en la administración de Joe Biden que incluye, entre otros puntos, créditos impositivos para compras de vehículos eléctricos y prestamos para las compañías que construyan plantas para su producción.
Según se desprende de las presentaciones, que fueron remitidas anoche tras el cierre de la rueda de los mercados, Musk se desprendió de 7,92 millones de acciones (un 4,86% de la participación) de las más de 162,9 millones que poseía.
Dichas transacciones acontecieron entre el 5 y el 9 de agosto, según consignaron las agencias de noticias ANSA y DPA.
El magnate señaló que vendió sus acciones para evitar una venta abrupta en el caso de que sea forzado en continuar con la adquisición de la red social Twitter.
“En el (espero que poco probable) evento de que Twitter fuerce este acuerdo y algunos socios de capital no acompañen, es importante evitar una venta de emergencia de las acciones de Tesla”, escribió Musk hoy en su cuenta en la plataforma, y adelantó que tiene previsto recomprar acciones de la firma en el caso de que se caiga la adquisición.
Asimismo, ironizó que si el acuerdo con Twitter no se lleva a cabo, considerará crear su propia red social que se denominará “X.com”.
Tras retirarse en julio de la negociación cuestionando los números que brinda Twitter respecto de las cuentas “bot” y de spam, y argumentando que las mismas inflan el número total de usuarios –y por ende, el valor de la firma-, la red social obligó a Musk a que siga adelante con su compromiso de compra al valor estipulado originalmente (US$ 44.000 millones).
Por el conflicto, Twitter demandó a Musk y ahora se espera que el asunto se resuelva en un juicio abreviado previsto para octubre próximo.
No fue la primera vez que el magnate vende sus títulos pese a su promesa, a fines de abril último, de que “no tenía previstas más ventas de TSLA”.
Ese mismo mes el CEO de Tesla y SpaceX se deshizo de 4,42 millones de acciones por US$ 4.000 millones en anticipación de su fallida compra de Twitter.
En tanto, en noviembre del año pasado, vendió nuevamente parte de sus acciones luego de realizar una encuesta en dicha red social preguntándoles a sus seguidores si estaban a favor o no de que se desprenda de las mismas.
Con estos movimientos, Musk, considerado actualmente como el hombre más rico del mundo, ya se ha desprendido de más de 12% de su participación en Tesla en el último año y obtuvo US$ 32.000 millones a partir de las mismas.
Pese a ello, el empresario continúa siendo el accionista mayoritario al continuar con 14,8% de la participación de la firma, según la agencia Bloomberg.
Según Charu Charana, estratega de Saxo Capital Markets, Musk está aprovechando el rebote en las acciones de Tesla –que acumularon un alza de 35% desde fines de mayo- “para reunir dinero para Twitter”, a la vez que se protege de posibles desplomes en las acciones, de proseguir el endurecimiento de la política monetaria de la Reserva Federal (FED).
Si bien los movimientos de Musk podrían afectar a Tesla en el corto plazo, los últimos números de la firma fueron positivos con un segundo trimestre mejor de lo previsto respecto a sus ingresos.
Asimismo, Tesla, al igual que otras automotrices, se podrían ver beneficiadas tras la aprobación el último domingo en el Senado de los Estados Unidos de la Ley de Reducción de la Inflación, un paquete de medidas clave en la administración de Joe Biden que incluye, entre otros puntos, créditos impositivos para compras de vehículos eléctricos y prestamos para las compañías que construyan plantas para su producción.