Falta tanto y tan poco que esta aparente contradicción dialéctica es la mejor manera de resumir el derrotero político de Chubut de cara a las elecciones de 2023.
Si todo siguiera como hasta ahora, las próximas elecciones para renovar al gobernador, diputados provinciales, intendentes y concejales deberían darse con primarias abiertas en agosto y generales en octubre del año próximo, en consonancia con las elecciones nacionales. Pero en Chubut ya es casi un hecho –sólo resta confirmar con algún instrumento legal en la Legislatura provincial- que los próximas comicios locales se van a realizar con un formato distinto. Sólo falta saber cuándo y cómo. Nada más y nada menos.
Cada semana que pasa desde hace varios meses se tejen más y más posibilidades. Aquel primer globo de ensayo con la posibilidad de instaurar una “ley de lemas” modernizada, como la que se utilizó en Santa Cruz en las últimas elecciones y permitió el triunfo de Alicia Kirchner sin haber sido la candidata más votada, fracasó antes de siquiera haber llegado a un debate con argumentos.
Es verdad que presentado en sociedad como “el sistema en donde no gana el más votado” era muy difícil de defender. Sobre todo cuando una parte de la sociedad chubutense se viene mostrando extremadamente inquisidora con el peronismo en general.
Sin un esquema electoral claro, distintos sectores del peronismo se siguen moviendo en la búsqueda de una salida práctica que le permita al PJ y sus aliados llegar con chances a 2023.
Tanto el Gobierno provincial como las principales intendencias están en manos de peronistas que parecen haber entendido que los viejos desacuerdos deben dejar paso a consensos básicos si lo que se busca es la sobrevivencia política. Pero no la tendrán fácil.
Mayoría simple
En los últimos días, el que salió a marcar la cancha fue el vicegobernador Ricardo Sastre, que sigue manteniendo un respetuoso equilibro con el intendente de Comodoro Rivadavia, Juan Pablo Luque, y con el gobernador Mariano Arcioni. Esa tríada ha logrado bajar la espuma que antes muchas veces los había distanciado y juntos vienen buscando coincidencias. Los tres tienen planes para 2023, sólo hay que terminar de definir qué lugar ocupará cada uno.
Sastre puso sus reparos a la ley de lemas y subió al ring la idea de avanzar en una reforma electoral para evitar las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) en Chubut, y que otra vez sean los partidos los que resuelvan sus disputas internas.
Avanzar en este esquema no implicaría tácitamente un desdoblamiento de las elecciones. Esa facultad la seguiría teniendo el gobernador y se podría usar o no de acuerdo a las exigencias políticas del momento. El tema, por ahora, es la dificultad que a falta de un año para las elecciones está teniendo el Gobierno nacional para rearmarse e intentar la reelección. Ya no sólo la de Alberto Fernández, sino la del Frente de Todos como alianza de gobierno con cualquier otro candidato. Entonces, despegar a los candidatos locales de un eventual lastre nacional podría ser una opción.
Eliminar las PASO, según evaluó Sastre en sus últimas conversaciones con Arcioni y Luque, sería menos engorroso que conseguir los dos tercios que exigiría votar una ley de lemas. Con una mayoría simple de 14 votos -entre los 27 diputados que integran la Legislatura-, alcanzaría para imponer el nuevo sistema electoral.
En voz muy baja, algunos sectores del radicalismo también adhieren a la idea de eliminar las PASO y hacer una interna cerrada porque –estiman- eso podría aumentar las chances de pelearle la candidatura a gobernador a Nacho Torres. Puras especulaciones.
Operativo millas
Más allá de que se terminen desdoblando o no, lo que pase de ahora hasta los tiempos de definiciones a nivel nacional tendrá impacto a nivel local.
En medio de las ya habituales críticas de la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner, el presidente Alberto Fernández ha tenido que salir a apagar algunos otros incendios que tensan a la alianza Frente de Todos. Por ejemplo, el desembarco de Daniel Scioli en el Gabinete no le cayó muy bien a Sergio Massa, un viejo enemigo del exmotonauta. Por eso, en el Frente Renovador que lidera el tigrense le pidieron al jefe que se desmarque de las internas del FdT y se dedique a su propia construcción política. Pero el Presidente intentó calmar el malhumor de Massa con millaje político: lo subió al avión ayer para que lo acompañe a la cumbre del G-7 en Alemania, que se celebrará entre hoy y el martes en el castillo de Schloss-Elmau, en los Alpes bávaros. Massa aceptó gustoso.
Todos los actores nacionales tienen vínculos directos con los distintos sectores del peronismo chubutense. Alberto tiene buena relación con Luque (que también tiene lazos con Cristina); Massa es íntimo amigo del gobernador; y Scioli tejió mucho en el último tiempo con los hermanos Sastre. Nada es tan lineal, pero si la alianza cruje en Buenos Aires, los ruidos podrían llegar hasta acá.
Cuestión de imagen
La dirigencia local también mira con atención cómo les va a cada uno de estos tótems nacionales fronteras adentro de Chubut. Hace pocas semanas trascendió el informe de junio de la cordobesa CB Consultora, una de las pocas que mide mensualmente la imagen de dirigentes políticos en las 24 jurisdicciones provinciales.
La última medición les dio bien a los únicos dos chubutenses que suelen aparecer en la encuesta: el gobernador Arcioni fue el mandatario provincial que más aumentó su imagen positiva con respecto al mes anterior (4 puntos porcentuales) para llegar a una imagen positiva de 53,1% y una negativa de 44,5%; mientras que el intendente de Puerto Madryn, Gustavo Sastre, también creció en imagen positiva (64,6%) y se ubica como el quinto intendente de la Argentina, según esta medición.
Pero CB Consultora también testeó en Chubut la imagen de los dirigentes nacionales. El peor considerado por los chubutenses es Mauricio Macri, con 68,7% de imagen negativa y apenas 28,8% de positiva. La contracara es su principal adversario dentro de Juntos por el Cambio, Horacio Rodríguez Larreta, que tiene 47,6% de positiva y 34,5% de negativa.
Entre los peronistas, el mejor posicionado en Chubut es Massa, con 39,1% de positiva y 48,8% de negativa; le sigue Alberto, con 37,2% de positiva y 59,1% de negativa; mientras que Cristina tiene 35,9% de positiva y 62,2% de negativa.
El tablero está demasiado desordenado aun para hacer especulaciones electorales. Pero estas primeras fotos no se pueden soslayar.#
Falta tanto y tan poco que esta aparente contradicción dialéctica es la mejor manera de resumir el derrotero político de Chubut de cara a las elecciones de 2023.
Si todo siguiera como hasta ahora, las próximas elecciones para renovar al gobernador, diputados provinciales, intendentes y concejales deberían darse con primarias abiertas en agosto y generales en octubre del año próximo, en consonancia con las elecciones nacionales. Pero en Chubut ya es casi un hecho –sólo resta confirmar con algún instrumento legal en la Legislatura provincial- que los próximas comicios locales se van a realizar con un formato distinto. Sólo falta saber cuándo y cómo. Nada más y nada menos.
Cada semana que pasa desde hace varios meses se tejen más y más posibilidades. Aquel primer globo de ensayo con la posibilidad de instaurar una “ley de lemas” modernizada, como la que se utilizó en Santa Cruz en las últimas elecciones y permitió el triunfo de Alicia Kirchner sin haber sido la candidata más votada, fracasó antes de siquiera haber llegado a un debate con argumentos.
Es verdad que presentado en sociedad como “el sistema en donde no gana el más votado” era muy difícil de defender. Sobre todo cuando una parte de la sociedad chubutense se viene mostrando extremadamente inquisidora con el peronismo en general.
Sin un esquema electoral claro, distintos sectores del peronismo se siguen moviendo en la búsqueda de una salida práctica que le permita al PJ y sus aliados llegar con chances a 2023.
Tanto el Gobierno provincial como las principales intendencias están en manos de peronistas que parecen haber entendido que los viejos desacuerdos deben dejar paso a consensos básicos si lo que se busca es la sobrevivencia política. Pero no la tendrán fácil.
Mayoría simple
En los últimos días, el que salió a marcar la cancha fue el vicegobernador Ricardo Sastre, que sigue manteniendo un respetuoso equilibro con el intendente de Comodoro Rivadavia, Juan Pablo Luque, y con el gobernador Mariano Arcioni. Esa tríada ha logrado bajar la espuma que antes muchas veces los había distanciado y juntos vienen buscando coincidencias. Los tres tienen planes para 2023, sólo hay que terminar de definir qué lugar ocupará cada uno.
Sastre puso sus reparos a la ley de lemas y subió al ring la idea de avanzar en una reforma electoral para evitar las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) en Chubut, y que otra vez sean los partidos los que resuelvan sus disputas internas.
Avanzar en este esquema no implicaría tácitamente un desdoblamiento de las elecciones. Esa facultad la seguiría teniendo el gobernador y se podría usar o no de acuerdo a las exigencias políticas del momento. El tema, por ahora, es la dificultad que a falta de un año para las elecciones está teniendo el Gobierno nacional para rearmarse e intentar la reelección. Ya no sólo la de Alberto Fernández, sino la del Frente de Todos como alianza de gobierno con cualquier otro candidato. Entonces, despegar a los candidatos locales de un eventual lastre nacional podría ser una opción.
Eliminar las PASO, según evaluó Sastre en sus últimas conversaciones con Arcioni y Luque, sería menos engorroso que conseguir los dos tercios que exigiría votar una ley de lemas. Con una mayoría simple de 14 votos -entre los 27 diputados que integran la Legislatura-, alcanzaría para imponer el nuevo sistema electoral.
En voz muy baja, algunos sectores del radicalismo también adhieren a la idea de eliminar las PASO y hacer una interna cerrada porque –estiman- eso podría aumentar las chances de pelearle la candidatura a gobernador a Nacho Torres. Puras especulaciones.
Operativo millas
Más allá de que se terminen desdoblando o no, lo que pase de ahora hasta los tiempos de definiciones a nivel nacional tendrá impacto a nivel local.
En medio de las ya habituales críticas de la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner, el presidente Alberto Fernández ha tenido que salir a apagar algunos otros incendios que tensan a la alianza Frente de Todos. Por ejemplo, el desembarco de Daniel Scioli en el Gabinete no le cayó muy bien a Sergio Massa, un viejo enemigo del exmotonauta. Por eso, en el Frente Renovador que lidera el tigrense le pidieron al jefe que se desmarque de las internas del FdT y se dedique a su propia construcción política. Pero el Presidente intentó calmar el malhumor de Massa con millaje político: lo subió al avión ayer para que lo acompañe a la cumbre del G-7 en Alemania, que se celebrará entre hoy y el martes en el castillo de Schloss-Elmau, en los Alpes bávaros. Massa aceptó gustoso.
Todos los actores nacionales tienen vínculos directos con los distintos sectores del peronismo chubutense. Alberto tiene buena relación con Luque (que también tiene lazos con Cristina); Massa es íntimo amigo del gobernador; y Scioli tejió mucho en el último tiempo con los hermanos Sastre. Nada es tan lineal, pero si la alianza cruje en Buenos Aires, los ruidos podrían llegar hasta acá.
Cuestión de imagen
La dirigencia local también mira con atención cómo les va a cada uno de estos tótems nacionales fronteras adentro de Chubut. Hace pocas semanas trascendió el informe de junio de la cordobesa CB Consultora, una de las pocas que mide mensualmente la imagen de dirigentes políticos en las 24 jurisdicciones provinciales.
La última medición les dio bien a los únicos dos chubutenses que suelen aparecer en la encuesta: el gobernador Arcioni fue el mandatario provincial que más aumentó su imagen positiva con respecto al mes anterior (4 puntos porcentuales) para llegar a una imagen positiva de 53,1% y una negativa de 44,5%; mientras que el intendente de Puerto Madryn, Gustavo Sastre, también creció en imagen positiva (64,6%) y se ubica como el quinto intendente de la Argentina, según esta medición.
Pero CB Consultora también testeó en Chubut la imagen de los dirigentes nacionales. El peor considerado por los chubutenses es Mauricio Macri, con 68,7% de imagen negativa y apenas 28,8% de positiva. La contracara es su principal adversario dentro de Juntos por el Cambio, Horacio Rodríguez Larreta, que tiene 47,6% de positiva y 34,5% de negativa.
Entre los peronistas, el mejor posicionado en Chubut es Massa, con 39,1% de positiva y 48,8% de negativa; le sigue Alberto, con 37,2% de positiva y 59,1% de negativa; mientras que Cristina tiene 35,9% de positiva y 62,2% de negativa.
El tablero está demasiado desordenado aun para hacer especulaciones electorales. Pero estas primeras fotos no se pueden soslayar.#