La oficina de la ONU para el clima de Bonn, Alemania, elaboró un programa de sesiones virtuales que obligará a negociadores a unirse a las reuniones antes del amanecer, a la tarde o bien entrada la noche, según sus respectivas zonas horarias.
Las negociaciones se centrarán en resolver algunas de las cuestiones pendientes tras el acuerdo climático de París de 2015, incluidas las reglas para los mercados internacionales de carbono, la armonización de los plazos de los países para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y la prestación de ayuda a las naciones en desarrollo.
"Nos reunimos en un momento de crisis global, de una envergadura sin precedentes", dijo al abrir las negociaciones Patricia Espinosa, secretaria ejecutiva de la Convención de la ONU sobre el Cambio Climático.
El progreso en todos esos temas se considera clave para que tenga éxito la cumbre climática de la ONU de noviembre próximo en la ciudad escocesa de Glasgow, en el Reino Unido.
Sin embargo, debido a las preocupaciones sobre el formato, no se esperan decisiones oficiales en las conversaciones virtuales, que se desarrollan hasta el 17 de junio con la participación de más de 190 países.
“Esto no es ideal en absoluto”, dijo Marianne Karlsen, quien preside uno de los dos organismos internacionales que mantienen conversaciones, sobre el formato virtual.
"Queríamos tener todas estas interacciones que tenemos cuando estamos en un entorno en persona, pero no tenemos otras opciones", agregó, citada por la agencia de noticias alemana DPA.
Tosi Mpanu Mpanu, quien preside el segundo órgano en las conversaciones, dijo que aunque los negociadores no podrán animarse unos a otros "con una palmada en el hombro", espera que se discutan "cuestiones sustantivas" y se busque hacer progresos.
“Es importante que enviemos un mensaje claro al mundo de que estamos muy comprometidos con la resolución del reglamento de París y de abordar este enigma del cambio climático, y que no tenemos nada que ocultar”, dijo.
La reunión de Glasgow será una prueba clave para los esfuerzos internacionales para frenar el calentamiento global antes de que alcance niveles críticos en las próximas décadas.
Los firmantes del acuerdo de París acordaron limitar el aumento de las temperaturas medias a muy por debajo de los 2 grados Celsius (3,6 Fahrenheit), idealmente no más de 1,5 C (2,7 F), para finales de siglo en comparación con la época preindustrial.
Pero con el calentamiento global ya en alrededor de 1,2 C (2,2 F), los científicos dicen que se necesitan medidas drásticas para reducir la cantidad de dióxido de carbono y otros gases que calientan el planeta al ser liberados a la atmósfera.
"Nuestra trayectoria actual no se alinea con las metas del Acuerdo de París. Es hora de hacer nuestro trabajo", dijo la mexicana Espinosa.
Algunos países han expresado la preocupación de que, si la pandemia de coronavirus no es contenida firmemente en los próximos meses, la cumbre de la ONU tenga que retrasarse por segunda vez o celebrarse en línea, un formato al que se oponen muchos países en desarrollo.
Pero el exsecretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, enviado especial del presidente Joe Biden para el cambio climático, ha dicho que espera que la cumbre de Glasgow siga adelante.
Hasta el 17 de junio, unos 200 países mantendrán reuniones virtuales a razón de tres horas diarias.
Biden relanzó el proceso político internacional contra el cambio climático, después de que Donald Trump retirara durante su mandato a Estados Unidos del Acuerdo de París, obstaculizando los esfuerzos emprendidos en los últimos años.
Biden organizó en abril una cumbre virtual, que animó a grandes países emisores a reforzar sus compromisos climáticos, empezando por Estados Unidos, que duplicó su meta de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para 2030.
Japón, Canadá, la Unión Europea y Reino Unido también dieron un paso al frente.
Incluso el presidente brasileño Jair Bolsonaro prometió la neutralidad carbono para 2050 y la eliminación de la tala ilegal para 2030, si bien la devastación de la Amazonía aumentó drásticamente durante su mandato.
La oficina de la ONU para el clima de Bonn, Alemania, elaboró un programa de sesiones virtuales que obligará a negociadores a unirse a las reuniones antes del amanecer, a la tarde o bien entrada la noche, según sus respectivas zonas horarias.
Las negociaciones se centrarán en resolver algunas de las cuestiones pendientes tras el acuerdo climático de París de 2015, incluidas las reglas para los mercados internacionales de carbono, la armonización de los plazos de los países para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y la prestación de ayuda a las naciones en desarrollo.
"Nos reunimos en un momento de crisis global, de una envergadura sin precedentes", dijo al abrir las negociaciones Patricia Espinosa, secretaria ejecutiva de la Convención de la ONU sobre el Cambio Climático.
El progreso en todos esos temas se considera clave para que tenga éxito la cumbre climática de la ONU de noviembre próximo en la ciudad escocesa de Glasgow, en el Reino Unido.
Sin embargo, debido a las preocupaciones sobre el formato, no se esperan decisiones oficiales en las conversaciones virtuales, que se desarrollan hasta el 17 de junio con la participación de más de 190 países.
“Esto no es ideal en absoluto”, dijo Marianne Karlsen, quien preside uno de los dos organismos internacionales que mantienen conversaciones, sobre el formato virtual.
"Queríamos tener todas estas interacciones que tenemos cuando estamos en un entorno en persona, pero no tenemos otras opciones", agregó, citada por la agencia de noticias alemana DPA.
Tosi Mpanu Mpanu, quien preside el segundo órgano en las conversaciones, dijo que aunque los negociadores no podrán animarse unos a otros "con una palmada en el hombro", espera que se discutan "cuestiones sustantivas" y se busque hacer progresos.
“Es importante que enviemos un mensaje claro al mundo de que estamos muy comprometidos con la resolución del reglamento de París y de abordar este enigma del cambio climático, y que no tenemos nada que ocultar”, dijo.
La reunión de Glasgow será una prueba clave para los esfuerzos internacionales para frenar el calentamiento global antes de que alcance niveles críticos en las próximas décadas.
Los firmantes del acuerdo de París acordaron limitar el aumento de las temperaturas medias a muy por debajo de los 2 grados Celsius (3,6 Fahrenheit), idealmente no más de 1,5 C (2,7 F), para finales de siglo en comparación con la época preindustrial.
Pero con el calentamiento global ya en alrededor de 1,2 C (2,2 F), los científicos dicen que se necesitan medidas drásticas para reducir la cantidad de dióxido de carbono y otros gases que calientan el planeta al ser liberados a la atmósfera.
"Nuestra trayectoria actual no se alinea con las metas del Acuerdo de París. Es hora de hacer nuestro trabajo", dijo la mexicana Espinosa.
Algunos países han expresado la preocupación de que, si la pandemia de coronavirus no es contenida firmemente en los próximos meses, la cumbre de la ONU tenga que retrasarse por segunda vez o celebrarse en línea, un formato al que se oponen muchos países en desarrollo.
Pero el exsecretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, enviado especial del presidente Joe Biden para el cambio climático, ha dicho que espera que la cumbre de Glasgow siga adelante.
Hasta el 17 de junio, unos 200 países mantendrán reuniones virtuales a razón de tres horas diarias.
Biden relanzó el proceso político internacional contra el cambio climático, después de que Donald Trump retirara durante su mandato a Estados Unidos del Acuerdo de París, obstaculizando los esfuerzos emprendidos en los últimos años.
Biden organizó en abril una cumbre virtual, que animó a grandes países emisores a reforzar sus compromisos climáticos, empezando por Estados Unidos, que duplicó su meta de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para 2030.
Japón, Canadá, la Unión Europea y Reino Unido también dieron un paso al frente.
Incluso el presidente brasileño Jair Bolsonaro prometió la neutralidad carbono para 2050 y la eliminación de la tala ilegal para 2030, si bien la devastación de la Amazonía aumentó drásticamente durante su mandato.