Perdieron todo en un incendio y un pequeño gesto les devolvió la esperanza

Mariel Bonavía, maestra de galés, y sus hijos Rodrigo y Paloma, vieron cómo las llamas consumían su casa en una chacra de Bryn Gwyn. Amigos, conocidos y vecinos de Gaiman, Trelew y Dolavon, se unieron para ayudarlos a recuperar las cosas que perdieron. Las solidaridad de la gente los alientan a seguir a pesar a todo. Ahora sueñan con volver pronto a casa

15 JUN 2024 - 17:41 | Actualizado 15 JUN 2024 - 23:32

Por Lisandro Aguirregabiría/Redacción Jornada

Mariel Bonavía y sus hijos Paloma y Rodrigo, perdieron todo en un incendio devastador que destruyó su casa en una chacra de Bryn Gwyn.

Mariel agradece que a ella y sus hijos no les pasó nada pero perdieron los muebles, la ropa, los útiles escolares, los uniformes del colegio y hasta las fotos.

Gisela Meliqueo, una amiga y madre de una compañera de colegio de la hija, organizó una rifa que empezó con 200 números y ya vendieron más de 1000.

Este sábado, en doble turno, estuvieron vendiendo números en la plaza de Gaiman y en la tarde noche, a las 20 horas, sortean importantes premios en FM Signos 90.9 de esa localidad.

Vecinos, comerciantes, escuelas, y compañeras de trabajo de Mariel y el club Draig Goch, se pusieron en campaña para ayudarla a reconstruir todo lo que perdió.

Mariel da galés en el Ysgol Yr Hendre de Trelew, en segundo y en sexto grado, y hasta hace un tiempo trabajó en el Ysgol Gymraeg de Gaiman.

Ambas escuelas se pusieron a su entera disposición para ayudarlos. La Asociación San David también hizo lo propio.


En pocas horas llovieron llamados y mensajes de gente que les dio ropa, muebles, heladera, cocina, útiles escolares, artículos de limpieza, cubiertos y todo lo que necesitan para cubrir sus necesidades.

Mariel y sus hijos, ahora, viven en la misma chacra de Bryn Gwyn, en la casa de la abuela, que afortunadamente no fue alcanzada por las llamas.

Mariel agradeció que los Bomberos de Gaiman llegaron rápidamente y evitaron que el fuego se propagara por la chacra.

ASÍ EMPEZÓ TODO

El miércoles a la tarde, Mariel Bonavía llegó de trabajar, juntó leña, hizo la cena, prendió la salamandra para calentar la casa y se acostó a dormir temprano.

Rodrigo, de 13 años, va a segundo año del Colegio Camwy. Hacía días que había faltado al colegio, tenía que ponerse al día, y se quedó haciendo deberes hasta tarde.

Paloma, la otra hija, de 16 años, quien va quinto del Camwy y juega al hockey en Draig Goch, estaba en la casa de la abuela, que queda en la misma chacra.

Después de la medianoche, Rodrigo empezó a sentir olor a humo, oyó ruidos en el techo y despertó a la madre al ver la casa se estaba prendiendo fuego.

Un desperfecto en un caño que conecta con la salamandra, hizo que el techo comenzara a prenderse fuego y arrasara con todo lo que había alrededor.

Mariel, que casi no podía despertarse por el humo -Rodrigo empezó a sacudirla, “mamá, mamá, levantate”- alcanzó a rescatar una cartera y el teléfono antes de ver cómo la casa era consumida por las llamas.

En la desesperación, Mariel atinó a llamar al vecino de la chacra más cercana mientras que su hijo fue hasta la casa de la abuela que estaba con la hermana.

Los bomberos estaban en una cena de camaradería. Llegaron en pocos minutos y extinguieron el fuego, pero la casa quedó devastada.

Las paredes de la casa quedan en pie, pero en el interior el panorama es desolador: dormitorios, cocina y baño calcinados.

El mismo jueves, cuando ya había aclarado, el hermano de Mariel, vecinos y familiares mensuraron las pérdidas y empezaron a planificar la reconstrucción.

LA RECONSTRUCCIÓN

El hermano de Mariel, que es maestro mayor de obras, se puso en campaña para reconstruir la casa con la ayuda de los familiares y los mismos amigos.

El corralón Servimat de Gaiman colaboró con ella y sus hijos para que puedan comprar los materiales de construcción.

La misma gente se fue sumando para ayudar a Mariel sin que nadie les pida nada.

El club Draig Goch, donde Paloma juega al hockey, divulgó un flyer con el número de cuenta de Mariel donde la gente puede colaborar.

Mariel comentó que el dinero recolectado será destinado para reconstruir la casa, que hay que hacerla de nuevo.

En Servimat aquellas personas que quieran colaborar pueden hacer una compra de materiales (ejemplo una bolsa de cemento) y ella luego lo cambia por lo que haga falta.

La ayuda de los vecinos de Gaiman, Trelew y Dolavon superó todos los límites de lo imaginable.

Gracias a ellos Mariel y sus hijos empezaron a rehacer su vida de a poco y tienen la esperanza de volver a casa.

15 JUN 2024 - 17:41

Por Lisandro Aguirregabiría/Redacción Jornada

Mariel Bonavía y sus hijos Paloma y Rodrigo, perdieron todo en un incendio devastador que destruyó su casa en una chacra de Bryn Gwyn.

Mariel agradece que a ella y sus hijos no les pasó nada pero perdieron los muebles, la ropa, los útiles escolares, los uniformes del colegio y hasta las fotos.

Gisela Meliqueo, una amiga y madre de una compañera de colegio de la hija, organizó una rifa que empezó con 200 números y ya vendieron más de 1000.

Este sábado, en doble turno, estuvieron vendiendo números en la plaza de Gaiman y en la tarde noche, a las 20 horas, sortean importantes premios en FM Signos 90.9 de esa localidad.

Vecinos, comerciantes, escuelas, y compañeras de trabajo de Mariel y el club Draig Goch, se pusieron en campaña para ayudarla a reconstruir todo lo que perdió.

Mariel da galés en el Ysgol Yr Hendre de Trelew, en segundo y en sexto grado, y hasta hace un tiempo trabajó en el Ysgol Gymraeg de Gaiman.

Ambas escuelas se pusieron a su entera disposición para ayudarlos. La Asociación San David también hizo lo propio.


En pocas horas llovieron llamados y mensajes de gente que les dio ropa, muebles, heladera, cocina, útiles escolares, artículos de limpieza, cubiertos y todo lo que necesitan para cubrir sus necesidades.

Mariel y sus hijos, ahora, viven en la misma chacra de Bryn Gwyn, en la casa de la abuela, que afortunadamente no fue alcanzada por las llamas.

Mariel agradeció que los Bomberos de Gaiman llegaron rápidamente y evitaron que el fuego se propagara por la chacra.

ASÍ EMPEZÓ TODO

El miércoles a la tarde, Mariel Bonavía llegó de trabajar, juntó leña, hizo la cena, prendió la salamandra para calentar la casa y se acostó a dormir temprano.

Rodrigo, de 13 años, va a segundo año del Colegio Camwy. Hacía días que había faltado al colegio, tenía que ponerse al día, y se quedó haciendo deberes hasta tarde.

Paloma, la otra hija, de 16 años, quien va quinto del Camwy y juega al hockey en Draig Goch, estaba en la casa de la abuela, que queda en la misma chacra.

Después de la medianoche, Rodrigo empezó a sentir olor a humo, oyó ruidos en el techo y despertó a la madre al ver la casa se estaba prendiendo fuego.

Un desperfecto en un caño que conecta con la salamandra, hizo que el techo comenzara a prenderse fuego y arrasara con todo lo que había alrededor.

Mariel, que casi no podía despertarse por el humo -Rodrigo empezó a sacudirla, “mamá, mamá, levantate”- alcanzó a rescatar una cartera y el teléfono antes de ver cómo la casa era consumida por las llamas.

En la desesperación, Mariel atinó a llamar al vecino de la chacra más cercana mientras que su hijo fue hasta la casa de la abuela que estaba con la hermana.

Los bomberos estaban en una cena de camaradería. Llegaron en pocos minutos y extinguieron el fuego, pero la casa quedó devastada.

Las paredes de la casa quedan en pie, pero en el interior el panorama es desolador: dormitorios, cocina y baño calcinados.

El mismo jueves, cuando ya había aclarado, el hermano de Mariel, vecinos y familiares mensuraron las pérdidas y empezaron a planificar la reconstrucción.

LA RECONSTRUCCIÓN

El hermano de Mariel, que es maestro mayor de obras, se puso en campaña para reconstruir la casa con la ayuda de los familiares y los mismos amigos.

El corralón Servimat de Gaiman colaboró con ella y sus hijos para que puedan comprar los materiales de construcción.

La misma gente se fue sumando para ayudar a Mariel sin que nadie les pida nada.

El club Draig Goch, donde Paloma juega al hockey, divulgó un flyer con el número de cuenta de Mariel donde la gente puede colaborar.

Mariel comentó que el dinero recolectado será destinado para reconstruir la casa, que hay que hacerla de nuevo.

En Servimat aquellas personas que quieran colaborar pueden hacer una compra de materiales (ejemplo una bolsa de cemento) y ella luego lo cambia por lo que haga falta.

La ayuda de los vecinos de Gaiman, Trelew y Dolavon superó todos los límites de lo imaginable.

Gracias a ellos Mariel y sus hijos empezaron a rehacer su vida de a poco y tienen la esperanza de volver a casa.


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