"Ganaba $ 560 mil y pagaba la luz del Correo con plata de mi bolsillo"

La vida de Rogelio Hube dio un giro inesperado por la decisión del gobierno de Javier Milei de cerrar la estafeta de Gualjaina. La imagen del trabajador que se despidió llorando en bicicleta, se viralizó en todo el país. El hombre había sido apuntado en los años '90, durante las privatizaciones de Carlos Menem, pero logró conservar el puesto. Ahora la historia se repite con el peor final

31 MAY 2024 - 18:29 | Actualizado 31 MAY 2024 - 20:31

A finales de los '90, cuando el gobierno de Menem privatizó el Correo Argentino que pasó a manos del Grupo Macri, Rogelio Hube tenía los días contados pero el gremio en Neuquén se plantó y evitó que lo despidieran de la estafeta de Gualjaina.

La historia se repite 27 años después pero el final es irreversible: Rogelio Hube, de 50 años, nacido pueblo, cuatro hijos, tras 28 años de servicio, entregó la llave se subió a la bicicleta, se refregó las lágrimas en los ojos y se fue sin mirar atrás.

La estafeta de Gualjaina una de las más antiguas de la región; empezó a funcionar durante el primer gobierno de Perón en 1946. Sobrevivió a los embates de las privatizaciones de Menem hasta que llegó Milei y la liquidó.

El gobierno de Javier Milei despidió a miles de empleados del Correo Argentino como Rogelio, padres y madres de familia, de unos 50 años, con casi 30 años de servicio, que tenían sus vidas en pueblos del interior y que ahora tienen que empezar de nuevo.

"¿DÓNDE ESTÁ LA CASTA?"

En diálogo con La Linterna, por Cadena Tiempo, Hube contó con hace 28 años que había empezado a trabajar en la estafeta, ganaba 560.000 pesos por mes, hacía la limpieza y pintaba el edificio, compraba la leña, lapiceras, hojas y pagaba la luz con plata de su bolsillo.

Hube se la veía venir desde hace unos meses cuando empezaron a caer los telegramas de despido en Trelew, Trevelin, Corcovado y otras localidades en las que sugirieron a los empleados que se acogieran a un “retiro voluntario” en el mejor de los casos.

El motivo del despido son los recortes. Pero lo cierto es que el Gobierno Nacional no ponía un peso en Gualjaina. La estafeta funcionaba en un edificio que les prestaba la Municipalidad.

Los directivos del Correo ni siquiera se tomaron el trabajo de ir a Gualjaina porque no tenían nada que llevarse. Lo único que quedó en las oficinas fue una balanza y una goma. El resto de las cosas eran de Rogelio que se las llevó en su bicicleta.

Los vecinos fueron llegando de a poco, con la convicción de que Rogelio es víctima de una tremenda injusticia y no pueden hacer nada para cambiar las cosas.

“¿Dónde estaba la Casta?”, se pregunta Rogelio quien afirma que no lo votó de Javier Milei y no le gusta nada lo que está haciendo en el país.

LA VIDA ENTERA

Rogelio entró al Correo cuando tenía 24 años; antes había hecho changas como albañil y en las chacras.

En la estafeta del pueblo construyó su proyecto de vida: tiene dos hijos que trabajan y otras dos hijas, una de 14 y una beba de dos años, que dependen de él.

Estuvocasi un mes masticando qué hacer, viendo cómo echaban a compañeros, hasta que tomó una decisión. “Estuve 25 días pensando me va a llegar el telegrama de despido, lo hablé con mi familia y dijimos que no era justo que reciba el telegrama y tomé la decisión del retiro”.

Hube dice que está bien de salud (anda mucho en bicicleta), y ahora tendrá que empezar de nuevo y salir a buscar trabajo. Lo que no pudieron a quitarlees la dignidad y el orgullo de todos estos años de servicio. “Me quedo con el cariño y el afecto de mi gente”.

31 MAY 2024 - 18:29

A finales de los '90, cuando el gobierno de Menem privatizó el Correo Argentino que pasó a manos del Grupo Macri, Rogelio Hube tenía los días contados pero el gremio en Neuquén se plantó y evitó que lo despidieran de la estafeta de Gualjaina.

La historia se repite 27 años después pero el final es irreversible: Rogelio Hube, de 50 años, nacido pueblo, cuatro hijos, tras 28 años de servicio, entregó la llave se subió a la bicicleta, se refregó las lágrimas en los ojos y se fue sin mirar atrás.

La estafeta de Gualjaina una de las más antiguas de la región; empezó a funcionar durante el primer gobierno de Perón en 1946. Sobrevivió a los embates de las privatizaciones de Menem hasta que llegó Milei y la liquidó.

El gobierno de Javier Milei despidió a miles de empleados del Correo Argentino como Rogelio, padres y madres de familia, de unos 50 años, con casi 30 años de servicio, que tenían sus vidas en pueblos del interior y que ahora tienen que empezar de nuevo.

"¿DÓNDE ESTÁ LA CASTA?"

En diálogo con La Linterna, por Cadena Tiempo, Hube contó con hace 28 años que había empezado a trabajar en la estafeta, ganaba 560.000 pesos por mes, hacía la limpieza y pintaba el edificio, compraba la leña, lapiceras, hojas y pagaba la luz con plata de su bolsillo.

Hube se la veía venir desde hace unos meses cuando empezaron a caer los telegramas de despido en Trelew, Trevelin, Corcovado y otras localidades en las que sugirieron a los empleados que se acogieran a un “retiro voluntario” en el mejor de los casos.

El motivo del despido son los recortes. Pero lo cierto es que el Gobierno Nacional no ponía un peso en Gualjaina. La estafeta funcionaba en un edificio que les prestaba la Municipalidad.

Los directivos del Correo ni siquiera se tomaron el trabajo de ir a Gualjaina porque no tenían nada que llevarse. Lo único que quedó en las oficinas fue una balanza y una goma. El resto de las cosas eran de Rogelio que se las llevó en su bicicleta.

Los vecinos fueron llegando de a poco, con la convicción de que Rogelio es víctima de una tremenda injusticia y no pueden hacer nada para cambiar las cosas.

“¿Dónde estaba la Casta?”, se pregunta Rogelio quien afirma que no lo votó de Javier Milei y no le gusta nada lo que está haciendo en el país.

LA VIDA ENTERA

Rogelio entró al Correo cuando tenía 24 años; antes había hecho changas como albañil y en las chacras.

En la estafeta del pueblo construyó su proyecto de vida: tiene dos hijos que trabajan y otras dos hijas, una de 14 y una beba de dos años, que dependen de él.

Estuvocasi un mes masticando qué hacer, viendo cómo echaban a compañeros, hasta que tomó una decisión. “Estuve 25 días pensando me va a llegar el telegrama de despido, lo hablé con mi familia y dijimos que no era justo que reciba el telegrama y tomé la decisión del retiro”.

Hube dice que está bien de salud (anda mucho en bicicleta), y ahora tendrá que empezar de nuevo y salir a buscar trabajo. Lo que no pudieron a quitarlees la dignidad y el orgullo de todos estos años de servicio. “Me quedo con el cariño y el afecto de mi gente”.


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