Pablito Ruizirrumpió en la escena musical cuando era apenas un adolescentey sentó precedente a finales de la década del 80. Sin embargo, el cantante, que cumple 49 años, decidió alejarse de los escenarios ante el cambio de voz que lo sorprendió durante la pubertad y tras descubrir el lado oscuro de la industria: las críticas vinculadas a su sexualidad y las imitaciones en televisión lo llevaron a mudarse aNorteamérica, donde también la pasó mal.
Pablo Coronel Vidoz,que nació el 4 de mayo de 1975, incorporó su nombre artístico después de sumarse al elenco coral deFestilindo: su tono suave lo catapultó a abrir el ciclo a diario y también realizar shows en el icónico Teatro Colón. A los 12 años lanzó su álbum debut, pero no fue hasta su segundo disco que se conoció en sociedad su hit más importante, conocido como“Oh, mamá... ella me ha besado”.
En un principio, sus presencias en boliches empezaron a convertirse en una odisea. “Me había hecho tan famoso que las chicas se alteraban y los pibes de mi edad me odiaban.Me acuerdo de las primeras salidas con mi hermana a las matinés, ni siquiera llegaba a entrar y me gritaban ‘¡puto!’.También empecé a ver que en los medios era juzgado por mi identidad”, explicitó el artista en una entrevista que le concedió a Gastón Pauls en el programa Seres Libres.
Un sketch demoledor
Bañar perros para vivir
En ese contexto, y con más de un millón de copias vendidas, emigró a México, pero la apuesta no le salió como esperaba.“Ellos pretendían cambiarme por completo, elegían mi corte de pelo, me obligaban a usar trajes y me decían ‘tenés que ser masculino para que te sigan queriendo”, aseguró el cantante, quien también confesó que su vida personal era caótica: “Me tenían viviendo en un cuartito de 2x2 y me tiraban 100 dólares por semana. Me sentía un paria”.
Ruiz hizo escala en los Estados Unidos con el deseo de cambiar de aires, pero la situación no varió demasiado: “Pasé hambre y mucha tristeza. Allá les ofrecía ayuda a mis amigos con las tareas de la casa, lavando platos...Les decía ‘dame 20 dólares y te lavo al perro’”. Por supuesto,la adicción a las drogas oficiaba de vía de escape: “Con la cocaína encontraba esa verborragia de poder sacar toda esa mierda que tenía adentro y solucionar el mundo en una noche”.
Pablito Ruizirrumpió en la escena musical cuando era apenas un adolescentey sentó precedente a finales de la década del 80. Sin embargo, el cantante, que cumple 49 años, decidió alejarse de los escenarios ante el cambio de voz que lo sorprendió durante la pubertad y tras descubrir el lado oscuro de la industria: las críticas vinculadas a su sexualidad y las imitaciones en televisión lo llevaron a mudarse aNorteamérica, donde también la pasó mal.
Pablo Coronel Vidoz,que nació el 4 de mayo de 1975, incorporó su nombre artístico después de sumarse al elenco coral deFestilindo: su tono suave lo catapultó a abrir el ciclo a diario y también realizar shows en el icónico Teatro Colón. A los 12 años lanzó su álbum debut, pero no fue hasta su segundo disco que se conoció en sociedad su hit más importante, conocido como“Oh, mamá... ella me ha besado”.
En un principio, sus presencias en boliches empezaron a convertirse en una odisea. “Me había hecho tan famoso que las chicas se alteraban y los pibes de mi edad me odiaban.Me acuerdo de las primeras salidas con mi hermana a las matinés, ni siquiera llegaba a entrar y me gritaban ‘¡puto!’.También empecé a ver que en los medios era juzgado por mi identidad”, explicitó el artista en una entrevista que le concedió a Gastón Pauls en el programa Seres Libres.
Un sketch demoledor
Bañar perros para vivir
En ese contexto, y con más de un millón de copias vendidas, emigró a México, pero la apuesta no le salió como esperaba.“Ellos pretendían cambiarme por completo, elegían mi corte de pelo, me obligaban a usar trajes y me decían ‘tenés que ser masculino para que te sigan queriendo”, aseguró el cantante, quien también confesó que su vida personal era caótica: “Me tenían viviendo en un cuartito de 2x2 y me tiraban 100 dólares por semana. Me sentía un paria”.
Ruiz hizo escala en los Estados Unidos con el deseo de cambiar de aires, pero la situación no varió demasiado: “Pasé hambre y mucha tristeza. Allá les ofrecía ayuda a mis amigos con las tareas de la casa, lavando platos...Les decía ‘dame 20 dólares y te lavo al perro’”. Por supuesto,la adicción a las drogas oficiaba de vía de escape: “Con la cocaína encontraba esa verborragia de poder sacar toda esa mierda que tenía adentro y solucionar el mundo en una noche”.