Descubren fósiles de tortugas que habitaron la Patagonia hace 62 millones de años

Se trata de especies que sobrevivieron al evento que extinguió a los dinosaurios. La paleontóloga Juliana Sterli (CONICET-MEF) cuenta qué nos dicen estos hallazgos sobre nuestra tierra.

30 SEP 2023 - 16:32 | Actualizado 30 SEP 2023 - 18:58

Por Martín Tacón / Redacción Jornada

Un equipo de paleontólogos del Museo Egidio Feruglio viajó la semana pasada a un yacimiento fosilífero de 62 millones de años en el sur de Chubut y halló al menos dos nuevas especies de tortugas acuáticas de agua dulce que habitaron esta región. ¿Qué nos dicen estos hallazgos sobre la historia de nuestra tierra y qué secretos yacen ocultos bajo el suelo de la Patagonia?

La paleontóloga Juliana Sterli es investigadora del CONICET-MEF y estudia la evolución de las tortugas en la Patagonia y otras regiones. En 2002 hizo su primer viaje como estudiante en campañas lideradas por otros paleontólogos del MEF. Ahora, más de 20 años después y con una extensa carrera, organiza sus propias expediciones.

El yacimiento, ubicado al norte de Comodoro Rivadavia, fue descubierto en 2012 y es de interés científico por la gran variedad de restos fósiles de tortugas acuáticas, cocodrilos y peces. “En un recorrido de 20 metros hemos encontrado 15 ejemplares”, dice. “Hay abundancia de restos y una diversidad muy alta de tortugas. Los sedimentos donde fueron encontradas tienen una edad de 62 millones de años”.

¿Por qué es interesante esta edad? Hace 66 millones de años, ocurrió el gran evento que derivó en la extinción de los dinosaurios no avianos. “Estudiar lo que pasó en ese tiempo es importante para ver cómo se recuperó la fauna que no se extinguió en el Cretácico-Paleógeno”.

Tortugas en Patagonia

La tortuga es un grupo que se originó hace 210 millones de años y ha sobrevivido a distintas extinciones masivas. “Si comparamos la diversidad y abundancia de especies antes y después de la extinción, podemos ver que cuánto fueron afectadas”, señala Sterli.

En esta formación fosilífera se conocen seis especies de tortugas en dos grupos: un grupo de tortugas acuáticas de agua dulce, similares a las que se observan hoy en día en la región mesopotámica, con caparazones entre 25 y 30 cm y otras más grandes de hasta 80 y 90 cm; y un grupo de tortugas continentales que se encuentra extinto actualmente.

Estos hallazgos brindan una lectura de cómo era el mundo aquel entonces. “Al estudiar la fauna fósil, las plantas y lo que nos dicen las rocas, podemos reconstruir el ecosistema. Hay paleontólogos que estudian los cocodrilos que convivían con estas tortugas. En esta región se encontraron mamíferos que actualmente sólo viven en Australia, como los ornitorrincos”.

Esto evidencia que la Patagonia fue un ambiente más cálido y húmedo. “Si uno piensa dónde viven los caimanes y las tortugas en la actualidad, nos tenemos que remontar a lugares como la Mesopotamia o el Paraguay y sur de Brasil. La humedad es importante para los reptiles por su reproducción. Como no pueden regular la temperatura corporal como nosotros los mamíferos, necesitan una temperatura adecuada para sus actividades metabólicas”.

Hay evidencia de un cambio climático a escala global que provocó el descenso de la temperatura. “Hace millones de años en Patagonia, cuando se elevó la Cordillera de los Andes, la región se volvió árida y se fue convirtiendo en lo que conocemos hoy”, describe Juliana.

Campañas en la meseta

Los equipos lo conforman entre 4 a 8 personas y necesitan vehículos 4x4 para acceder a los yacimientos. Sin señal de celular, en medio del campo y alejados de los caminos, acampan durante varios días en el yacimiento. Llevan equipos para cocinar, masa y cincel, piquetas, pegamento y materiales para extracción de fósiles.

La Argentina está mapeada geológicamente y se conoce qué tipo de roca hay en cada lugar, su edad y su potencial contenido paleontológico. La búsqueda de fósiles se realiza prospectando el lugar: caminan observando el piso hasta que encuentran algo que llama su atención. A veces están sueltos y se levantan fácilmente. Otras veces hay que escarbar para sacarlos. En esos casos, se protege el fósil con tela arpillera y yeso, creando un “bochón”.

De acuerdo a la ley de protección del patrimonio paleontológico y el órgano de aplicación provincial, el trabajo de las campañas requiere algunos pasos previos: deben contar con un proyecto aprobado, la firma de un convenio con duración de 3 años y una autorización. Una vez finalizado el trabajo, los investigadores envían su informe a la Secretaría de Cultura de Chubut con el resultado final de la investigación.

Nuevas especies

Se cree que entre el material recolectado hay al menos 2 especies nuevas de tortugas. Los fósiles permanecen en el MEF, donde se guardan bajo estrictas condiciones de temperatura y humedad. Cuando están preparados, se estudian: se sacan fotografías, se hacen escaneos de superficie y describen sus características, se determina cómo era el caparazón (formado por pequeñas placas de hueso) y se trata de averiguar su relación con otras especies. Finalmente, el resultado es enviado para su publicación en revistas científicas.

“Es una ciencia básica que se aplica para comprender la actualidad”, dice la paleontóloga. Estos descubrimientos tienen distintos tipos de aplicación, algunos en la rama de los fósiles “guía” que indican la potencialidad de hidrocarburos, y otros para la divulgación científica. Permiten contar la evolución de la vida en el planeta, conocer sus cambios, indagar qué ocurrió en las extinciones masivas, cómo afectan la flora y la fauna, y entender así los efectos del cambio climático que vivimos en la actualidad.

Chubut posee uno de los registros paleontológicos más importantes de Argentina. La Patagonia, como región, se encuentra entre los 15 más ricos del mundo. Cerro Cóndor contiene fósiles de vertebrados del Jurásico Temprano, hace 178 millones de años. Al sur de Los Altares, en tiempos del Cretácico, vivió el Patagotitan mayorum, el dinosaurio más gran del mundo. Bajada del Diablo posee restos de dinosaurios terópodos, como los carnotaurus y los saurópodos. Bryn Gwyn es famoso por su parque paleontológico y un terreno que evidencia la transgresión marina ocurrida hace 14 millones de años. Estos y otros secretos salen a la luz año tras año y nos cuentan cada vez más sobre la tierra donde vivimos.

30 SEP 2023 - 16:32

Por Martín Tacón / Redacción Jornada

Un equipo de paleontólogos del Museo Egidio Feruglio viajó la semana pasada a un yacimiento fosilífero de 62 millones de años en el sur de Chubut y halló al menos dos nuevas especies de tortugas acuáticas de agua dulce que habitaron esta región. ¿Qué nos dicen estos hallazgos sobre la historia de nuestra tierra y qué secretos yacen ocultos bajo el suelo de la Patagonia?

La paleontóloga Juliana Sterli es investigadora del CONICET-MEF y estudia la evolución de las tortugas en la Patagonia y otras regiones. En 2002 hizo su primer viaje como estudiante en campañas lideradas por otros paleontólogos del MEF. Ahora, más de 20 años después y con una extensa carrera, organiza sus propias expediciones.

El yacimiento, ubicado al norte de Comodoro Rivadavia, fue descubierto en 2012 y es de interés científico por la gran variedad de restos fósiles de tortugas acuáticas, cocodrilos y peces. “En un recorrido de 20 metros hemos encontrado 15 ejemplares”, dice. “Hay abundancia de restos y una diversidad muy alta de tortugas. Los sedimentos donde fueron encontradas tienen una edad de 62 millones de años”.

¿Por qué es interesante esta edad? Hace 66 millones de años, ocurrió el gran evento que derivó en la extinción de los dinosaurios no avianos. “Estudiar lo que pasó en ese tiempo es importante para ver cómo se recuperó la fauna que no se extinguió en el Cretácico-Paleógeno”.

Tortugas en Patagonia

La tortuga es un grupo que se originó hace 210 millones de años y ha sobrevivido a distintas extinciones masivas. “Si comparamos la diversidad y abundancia de especies antes y después de la extinción, podemos ver que cuánto fueron afectadas”, señala Sterli.

En esta formación fosilífera se conocen seis especies de tortugas en dos grupos: un grupo de tortugas acuáticas de agua dulce, similares a las que se observan hoy en día en la región mesopotámica, con caparazones entre 25 y 30 cm y otras más grandes de hasta 80 y 90 cm; y un grupo de tortugas continentales que se encuentra extinto actualmente.

Estos hallazgos brindan una lectura de cómo era el mundo aquel entonces. “Al estudiar la fauna fósil, las plantas y lo que nos dicen las rocas, podemos reconstruir el ecosistema. Hay paleontólogos que estudian los cocodrilos que convivían con estas tortugas. En esta región se encontraron mamíferos que actualmente sólo viven en Australia, como los ornitorrincos”.

Esto evidencia que la Patagonia fue un ambiente más cálido y húmedo. “Si uno piensa dónde viven los caimanes y las tortugas en la actualidad, nos tenemos que remontar a lugares como la Mesopotamia o el Paraguay y sur de Brasil. La humedad es importante para los reptiles por su reproducción. Como no pueden regular la temperatura corporal como nosotros los mamíferos, necesitan una temperatura adecuada para sus actividades metabólicas”.

Hay evidencia de un cambio climático a escala global que provocó el descenso de la temperatura. “Hace millones de años en Patagonia, cuando se elevó la Cordillera de los Andes, la región se volvió árida y se fue convirtiendo en lo que conocemos hoy”, describe Juliana.

Campañas en la meseta

Los equipos lo conforman entre 4 a 8 personas y necesitan vehículos 4x4 para acceder a los yacimientos. Sin señal de celular, en medio del campo y alejados de los caminos, acampan durante varios días en el yacimiento. Llevan equipos para cocinar, masa y cincel, piquetas, pegamento y materiales para extracción de fósiles.

La Argentina está mapeada geológicamente y se conoce qué tipo de roca hay en cada lugar, su edad y su potencial contenido paleontológico. La búsqueda de fósiles se realiza prospectando el lugar: caminan observando el piso hasta que encuentran algo que llama su atención. A veces están sueltos y se levantan fácilmente. Otras veces hay que escarbar para sacarlos. En esos casos, se protege el fósil con tela arpillera y yeso, creando un “bochón”.

De acuerdo a la ley de protección del patrimonio paleontológico y el órgano de aplicación provincial, el trabajo de las campañas requiere algunos pasos previos: deben contar con un proyecto aprobado, la firma de un convenio con duración de 3 años y una autorización. Una vez finalizado el trabajo, los investigadores envían su informe a la Secretaría de Cultura de Chubut con el resultado final de la investigación.

Nuevas especies

Se cree que entre el material recolectado hay al menos 2 especies nuevas de tortugas. Los fósiles permanecen en el MEF, donde se guardan bajo estrictas condiciones de temperatura y humedad. Cuando están preparados, se estudian: se sacan fotografías, se hacen escaneos de superficie y describen sus características, se determina cómo era el caparazón (formado por pequeñas placas de hueso) y se trata de averiguar su relación con otras especies. Finalmente, el resultado es enviado para su publicación en revistas científicas.

“Es una ciencia básica que se aplica para comprender la actualidad”, dice la paleontóloga. Estos descubrimientos tienen distintos tipos de aplicación, algunos en la rama de los fósiles “guía” que indican la potencialidad de hidrocarburos, y otros para la divulgación científica. Permiten contar la evolución de la vida en el planeta, conocer sus cambios, indagar qué ocurrió en las extinciones masivas, cómo afectan la flora y la fauna, y entender así los efectos del cambio climático que vivimos en la actualidad.

Chubut posee uno de los registros paleontológicos más importantes de Argentina. La Patagonia, como región, se encuentra entre los 15 más ricos del mundo. Cerro Cóndor contiene fósiles de vertebrados del Jurásico Temprano, hace 178 millones de años. Al sur de Los Altares, en tiempos del Cretácico, vivió el Patagotitan mayorum, el dinosaurio más gran del mundo. Bajada del Diablo posee restos de dinosaurios terópodos, como los carnotaurus y los saurópodos. Bryn Gwyn es famoso por su parque paleontológico y un terreno que evidencia la transgresión marina ocurrida hace 14 millones de años. Estos y otros secretos salen a la luz año tras año y nos cuentan cada vez más sobre la tierra donde vivimos.


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