Muchos turistas en la Comarca Andina, aunque "con poco poder adquisitivo"

Las estadísticas indican que hay un 80% de ocupación sobre las 12 mil camas disponibles en la región, aunque la crisis nacional se hace notar y la prioridad de los visitantes “está puesta en el alojamiento y en la gastronomía”, confirmó el secretario de Turismo de El Bolsón, Nicolás Ditschensky.

25 ENE 2024 - 19:44 | Actualizado 25 ENE 2024 - 19:52

Las recientes estadísticas respecto a la temporada de verano en la Comarca Andina revelan que hay un 80% de ocupación sobre las 12 mil camas disponibles en la región, pero los turistas llegan “con poco poder adquisitivo” en el marco de la crisis nacional.

El buen clima acompañó durante todo enero y la gente se vuelca masivamente cada tarde hacia los balnearios más populares de la región: el Parque Nacional Lago Puelo y Puerto Patriada, aunque también hay buena afluencia en toda la costa de los ríos Azul, Quemquemtreu y Epuyén.

Al caer la tarde, se llenan los patios cerveceros, pubs y restaurantes de cada uno de los pueblos, por donde siempre aparecen las bandas locales para “estirar” la noche. Lo mismo pasa con las heladerías artesanales y locales de comida rápida.

Un capítulo aparte para la plaza Pagano de El Bolsón, que en cada jornada se colma de turistas y lugareños para disfrutar de los músicos callejeros, humoristas, trapecistas y todo tipo de expresión cultural “a la gorra”, similar a lo que ocurre en otros destinos del país.

En tanto, martes, jueves y sábados abre la feria de artesanos, con sus 45 años de historia y donde es posible encontrar piezas exclusivas en madera, cuero, metal, lana, cerámica, vitraux, flores secas; más los dulces, chocolates, verduras, chutney, alfajores, frutas finas, quesos, sahumerios, cervezas artesanales, vinos y licores. Se suman los libros de autores locales, instrumentos musicales, cuchillos forjados a mano y las velas artesanales de distintos tamaños, cosmética y perfumes exquisitos.

Gastos

Acerca del nivel de consumo, Ditschensky precisó que “claramente el perfil del turista ha cambiado y es mucho más cuidadoso con los gastos. Los locales gastronómicos siguen trabajando bien, al igual que las cabañas y hostales, aunque ha bajado la demanda de excursiones de aventura, como el rafting, cabalgatas y parapente”.

“Antes, una familia tenía en su presupuesto las salidas nocturnas, pero ahora opta por quedarse en su alojamiento y preparar la cena allí”, graficó.

Con todo, remarcó que “la afluencia de gente sigue siendo muy buena y estamos contentos teniendo en cuenta la situación económica que estamos viviendo. De hecho, algunos centros turísticos andan alrededor del 40 a 50% de ocupación y nosotros hoy tenemos un 85%”.

Acerca de los precios, apuntó que “tenemos que ser competitivos y marcar la diferencia con el resto para poder estirar la temporada. De esa manera, vamos a seguir trabajando y consolidando al turismo como nuestra principal actividad económica”.

Según detalló, “a la fecha, una cabaña cuesta alrededor de 30 a 35 mil pesos en promedio para cuatro personas; mientras que comer sale entre 10 mil y 15 mil pesos por persona”.

Medidas urgentes

De regreso del sector Wharton, en Mallín Ahogado, por donde ingresan cada temporada más de 150 mil excursionistas a la red de refugios de montaña “más extensa de Sudamérica”, Nicolás Ditschensky confirmó que “es muchísimo el público que accede cada día, principalmente jóvenes que vienen a la zona con la premisa de llegar rápidamente a este destino que es furor en el mundo y nos ha hecho famosos”.

No obstante, reiteró “la obligación de registrarse previamente en la página del ANPRALE (Área Natural Protegida Río Azul Lago Escondido) para tener un control del ingreso y egreso de personas. Asimismo, es fundamental que suban con el equipamiento adecuado y que regresen con su basura para mitigar el impacto ambiental que lógicamente se genera”.

Sumó “la estricta prohibición de hacer fuego en un espacio boscoso. Cada refugio tiene un fogón habilitado de uso común y allí pueden hacer realidad su sueño de una noche de guitarreada bajo las estrellas”. De igual modo, el funcionario reconoció que “es difícil poder controlar semejante flujo de personas y articular las medidas mínimas de prevención por accidentes”.

Cabe recordar que en El Bolsón hay una patrulla de montaña conformada por policías, bomberos y gendarmes que a diario tiene que salir para socorrer a turistas afectados por accidentes comunes en la montaña, como torceduras, fracturas o descompensaciones. El problema es que cada rescate demanda siempre entre seis y doce horas (depende de las distancias) y los recursos con que se cuenta son limitados (falta un helicóptero, por ejemplo).

Al respecto, Ditschensky “hay un proyecto demorado para el cobro de una tarifa de ingreso al ANPRALE, que incluye un seguro para cada excursionista, además de contar con fondos para algunas obras básicas de infraestructura (pasarelas, puentes, barandas, etc.)”.

Aun cuando la competencia es del Estado rionegrino, adelantó que “claramente vamos a tener que poner este tema en la mesa terminando la temporada y empezar a hablar con todos los actores (vecinos, dueños de los refugios, concesionarios), porque es una cuestión sumamente importante y crítica”.

“Más allá de que El Bolsón sea conocido internacionalmente como la capital de los refugios de alta montaña, hay que darle un marco legal. El año que viene tenemos que empezar la temporada de otra manera, con algunos controles”, concluyó.

25 ENE 2024 - 19:44

Las recientes estadísticas respecto a la temporada de verano en la Comarca Andina revelan que hay un 80% de ocupación sobre las 12 mil camas disponibles en la región, pero los turistas llegan “con poco poder adquisitivo” en el marco de la crisis nacional.

El buen clima acompañó durante todo enero y la gente se vuelca masivamente cada tarde hacia los balnearios más populares de la región: el Parque Nacional Lago Puelo y Puerto Patriada, aunque también hay buena afluencia en toda la costa de los ríos Azul, Quemquemtreu y Epuyén.

Al caer la tarde, se llenan los patios cerveceros, pubs y restaurantes de cada uno de los pueblos, por donde siempre aparecen las bandas locales para “estirar” la noche. Lo mismo pasa con las heladerías artesanales y locales de comida rápida.

Un capítulo aparte para la plaza Pagano de El Bolsón, que en cada jornada se colma de turistas y lugareños para disfrutar de los músicos callejeros, humoristas, trapecistas y todo tipo de expresión cultural “a la gorra”, similar a lo que ocurre en otros destinos del país.

En tanto, martes, jueves y sábados abre la feria de artesanos, con sus 45 años de historia y donde es posible encontrar piezas exclusivas en madera, cuero, metal, lana, cerámica, vitraux, flores secas; más los dulces, chocolates, verduras, chutney, alfajores, frutas finas, quesos, sahumerios, cervezas artesanales, vinos y licores. Se suman los libros de autores locales, instrumentos musicales, cuchillos forjados a mano y las velas artesanales de distintos tamaños, cosmética y perfumes exquisitos.

Gastos

Acerca del nivel de consumo, Ditschensky precisó que “claramente el perfil del turista ha cambiado y es mucho más cuidadoso con los gastos. Los locales gastronómicos siguen trabajando bien, al igual que las cabañas y hostales, aunque ha bajado la demanda de excursiones de aventura, como el rafting, cabalgatas y parapente”.

“Antes, una familia tenía en su presupuesto las salidas nocturnas, pero ahora opta por quedarse en su alojamiento y preparar la cena allí”, graficó.

Con todo, remarcó que “la afluencia de gente sigue siendo muy buena y estamos contentos teniendo en cuenta la situación económica que estamos viviendo. De hecho, algunos centros turísticos andan alrededor del 40 a 50% de ocupación y nosotros hoy tenemos un 85%”.

Acerca de los precios, apuntó que “tenemos que ser competitivos y marcar la diferencia con el resto para poder estirar la temporada. De esa manera, vamos a seguir trabajando y consolidando al turismo como nuestra principal actividad económica”.

Según detalló, “a la fecha, una cabaña cuesta alrededor de 30 a 35 mil pesos en promedio para cuatro personas; mientras que comer sale entre 10 mil y 15 mil pesos por persona”.

Medidas urgentes

De regreso del sector Wharton, en Mallín Ahogado, por donde ingresan cada temporada más de 150 mil excursionistas a la red de refugios de montaña “más extensa de Sudamérica”, Nicolás Ditschensky confirmó que “es muchísimo el público que accede cada día, principalmente jóvenes que vienen a la zona con la premisa de llegar rápidamente a este destino que es furor en el mundo y nos ha hecho famosos”.

No obstante, reiteró “la obligación de registrarse previamente en la página del ANPRALE (Área Natural Protegida Río Azul Lago Escondido) para tener un control del ingreso y egreso de personas. Asimismo, es fundamental que suban con el equipamiento adecuado y que regresen con su basura para mitigar el impacto ambiental que lógicamente se genera”.

Sumó “la estricta prohibición de hacer fuego en un espacio boscoso. Cada refugio tiene un fogón habilitado de uso común y allí pueden hacer realidad su sueño de una noche de guitarreada bajo las estrellas”. De igual modo, el funcionario reconoció que “es difícil poder controlar semejante flujo de personas y articular las medidas mínimas de prevención por accidentes”.

Cabe recordar que en El Bolsón hay una patrulla de montaña conformada por policías, bomberos y gendarmes que a diario tiene que salir para socorrer a turistas afectados por accidentes comunes en la montaña, como torceduras, fracturas o descompensaciones. El problema es que cada rescate demanda siempre entre seis y doce horas (depende de las distancias) y los recursos con que se cuenta son limitados (falta un helicóptero, por ejemplo).

Al respecto, Ditschensky “hay un proyecto demorado para el cobro de una tarifa de ingreso al ANPRALE, que incluye un seguro para cada excursionista, además de contar con fondos para algunas obras básicas de infraestructura (pasarelas, puentes, barandas, etc.)”.

Aun cuando la competencia es del Estado rionegrino, adelantó que “claramente vamos a tener que poner este tema en la mesa terminando la temporada y empezar a hablar con todos los actores (vecinos, dueños de los refugios, concesionarios), porque es una cuestión sumamente importante y crítica”.

“Más allá de que El Bolsón sea conocido internacionalmente como la capital de los refugios de alta montaña, hay que darle un marco legal. El año que viene tenemos que empezar la temporada de otra manera, con algunos controles”, concluyó.


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