Despidieron al único empleado del Correo Argentino en Corcovado

Javier Alejandro Villoldo finalizó su jornada laboral el pasado viernes, sin pensar que había sido la última de sus 30 años en ese puesto. “Me echaron como un perro. Yo soy un trabajador, no la casta”.

Foto: 16 Noticias Trevelin.
29 ABR 2024 - 7:45 | Actualizado 29 ABR 2024 - 8:28

El viernes pasado, el Correo Argentino despidió repentinamente al único empleado de la Sucursal de Corcovado, con el consecuente cierre definitivo de la oficina.

Javier Alejandro Villoldo, con casi 30 años de desempeño en la repartición, el viernes trabajó como todos los días, se retiró a su domicilio,y alrededor de las 14:30 horas recibió una llamada a su celular que nunca hubiera querido. Desde la Sucursal Esquel del Correo Argentino, sus compañeros le comunicaron que había llegado el telegrama de su despido.

Sin verdadera causa

"Me echaron como a un perro, sin una verdadera causa: sólo planteando una reestructuración de la empresa", reflexionó el trabajador en diálogo con Jornada.

Al haber sido el único empleado en la oficina de Corcovado, su despido implica el cierre definitivo. "Por más que digan que la localidad tiene baja densidad poblacional, no es un justificativo", recalcó y rechazó que alguien pueda pensar de esa manera a 2.000 kilómetros de distancia, sin saber lo que vale una sucursal del Correo Argentino en esa localidad, en medio de la Cordillera.

Javier resaltó que desde la Oficina de Corcovado los vecinos hacían giros, enviaban o retiraban encomiendas, entre otros trámites.

El exempleado, de 52 años, enfatizó que con su despido tomaron una "decisión violenta", y lamentó que ahora los pobladores que necesiten el servicio del Correo Argentino, deberán trasladarse a Trevelin o Esquel.

Mezcla de sensaciones

Muy apesadumbrado y con voz quebrada, Villloldo manifestó: "Tengo una mezcla de sensaciones, entre bronca y tristeza, porque me quedo sin trabajo".

Crió a sus hijos con el empleo en el Correo, y ahora le preocupa cómo seguirá solventando el estudio de un Profesorado de su hija en Esquel. “Veo trunco mi trabajo y me dolería tener que decirle a mi hija hasta acá llegamos".

"Me dan una bolsa con un poco de plata como indemnización, como quien tira un hueso a un perro", siguió relatando.

Asimismo, agradeció a los numerosos mensajes y llamadas de solidaridad, afirmando finalmente que "los trabajadores no tenemos la culpa de nada, y siempre ponemos el hombro; que paren con esto".

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Foto: 16 Noticias Trevelin.
29 ABR 2024 - 7:45

El viernes pasado, el Correo Argentino despidió repentinamente al único empleado de la Sucursal de Corcovado, con el consecuente cierre definitivo de la oficina.

Javier Alejandro Villoldo, con casi 30 años de desempeño en la repartición, el viernes trabajó como todos los días, se retiró a su domicilio,y alrededor de las 14:30 horas recibió una llamada a su celular que nunca hubiera querido. Desde la Sucursal Esquel del Correo Argentino, sus compañeros le comunicaron que había llegado el telegrama de su despido.

Sin verdadera causa

"Me echaron como a un perro, sin una verdadera causa: sólo planteando una reestructuración de la empresa", reflexionó el trabajador en diálogo con Jornada.

Al haber sido el único empleado en la oficina de Corcovado, su despido implica el cierre definitivo. "Por más que digan que la localidad tiene baja densidad poblacional, no es un justificativo", recalcó y rechazó que alguien pueda pensar de esa manera a 2.000 kilómetros de distancia, sin saber lo que vale una sucursal del Correo Argentino en esa localidad, en medio de la Cordillera.

Javier resaltó que desde la Oficina de Corcovado los vecinos hacían giros, enviaban o retiraban encomiendas, entre otros trámites.

El exempleado, de 52 años, enfatizó que con su despido tomaron una "decisión violenta", y lamentó que ahora los pobladores que necesiten el servicio del Correo Argentino, deberán trasladarse a Trevelin o Esquel.

Mezcla de sensaciones

Muy apesadumbrado y con voz quebrada, Villloldo manifestó: "Tengo una mezcla de sensaciones, entre bronca y tristeza, porque me quedo sin trabajo".

Crió a sus hijos con el empleo en el Correo, y ahora le preocupa cómo seguirá solventando el estudio de un Profesorado de su hija en Esquel. “Veo trunco mi trabajo y me dolería tener que decirle a mi hija hasta acá llegamos".

"Me dan una bolsa con un poco de plata como indemnización, como quien tira un hueso a un perro", siguió relatando.

Asimismo, agradeció a los numerosos mensajes y llamadas de solidaridad, afirmando finalmente que "los trabajadores no tenemos la culpa de nada, y siempre ponemos el hombro; que paren con esto".


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