Por Juan Miguel Bigrevich / Redacción Jornada
El 24 de febrero de 1946, la fórmula conformada por el binomio Juan Domingo Perón y Hortensio Quijano ganó las elecciones presidenciales de Argentina con el 53,71% de los votos. Los candidatos de la coalición integrada por el Partido Laborista, la Unión Cívica Radical Junta Renovadora y el Partido Independiente derrotaron a la llamada Unión Democrática (radicales, socialistas, demócrata progresistas y comunistas) que llevaban a la fórmula de José Tamborini y Enrique Mosca y en donde se inmortalizó la dicotomía “Braden o Perón”, en obvia alusión a la injerencia de los Estados Unidos en el país a través de su embajador y lobbysta Spruielle Braden.
Dicha contienda electoral fue resultado de las negociaciones posteriores al golpe de Estado de 1943 y los sucesivos acontecimientos que derivaron en la movilización obrera del 17 de octubre de 1945. Fueron las últimas elecciones presidenciales en las que no podían votar ni ser votadas las mujeres, ni los habitantes de los nueve territorios nacionales entonces existentes; entre ellos Chubut.
Sin embargo, la relación de nuestro territorio provincial con Perón tiene su historia. Al ya conocido vínculo del tres veces presidente de los argentinos con Camarones, se le suma una villa balnearia chubutense que, durantesus primeros dos períodos presidenciales (el último interrumpido por un golpe de Estado) llevó una nueva denominación en homenaje a aquella victoria inicial.
De Unión a 24 de Febrero
Es que a partir de la asunción al poder del peronismo, Playa Unión se conoció, por nueve años, como 24 de Febrero. En conmemoración a aquel primer triunfo de un movimiento que aún hoy sigue despertando odios y amores. Fue en ese tiempo que pasaron tres delegados en la vieja casona de Moreno 650: Balbino Machuca, Liborio García y Pedro Rubino.
Por ese entonces no era nada extraño que no sólo obras públicas como rutas, puentes o edificios públicos llevaran alguna que otra denominación relacionada al régimen imperante (y que se siguió repitiendo décadas después); ya sea por convicción o por interés.
Las provincias de La Pampa y Chaco se llamaron Eva y Juan Perón respectivamente, la estación ferroviaria de Retiro pasó a denominarse Perón y la ciudad de La Plata, Eva Perón.
Y en Chubut, más precisamente, en la jurisdicción municipal de Rawson, Playa Uniónse llamó 24 de Febrero.
El balneario capitalino se denominaba Unión luego de que la goleta de capital británico y de bandera italiana “La Unión” encallara en la margen norte del río Chubut, capitaneada por Giuliano Bollo. El siniestro se sitúa entre 1878 y 1880 ante la falta de certezas (hay dos versiones).
Por ese entonces, los residentes de la colonia disfrutaban sus días de ocio en la margen sur del río,en lo que se conoce como Playa La Galesa y que supo llamarse Barrancas Blancas, actual asentamiento previo al ingreso al complejo de Playa Magagna.
No obstante ello, otros habitantes comenzaron a hacerse presente en el sector norte del río y para referenciarlo citaron el accidente naviero con el nombre de la embarcación, Unión. El crecimiento, tanto demográfico como de construcciones (de “casillas”) llevó a que el 17 de noviembre de 1923 quedara formalmente inaugurada la villa balnearia con la llegada del ferrocarril, la puesta de una piedra basal y la concesión de la misma a Juan Cannito y bajo el nombre de aquella goleta varada y ya desguazada.
Pero llegó el 24 de febrero de 1946 y, si bienla Patagonia no votó, el peronismo se había extendido por todo el territorio nacional. Tanto los delegados federales de Chubut como los municipales de Rawson decidieron homenajear la victoria de aquella fórmula y le cambiaron el nombre a esa fecha en conmemoración a la irrupción del peronismo en la política contemporánea vernácula.
Fue oficial y así está documentado; incluso aquellas entregas “de carácter precaria” de lotes en el incipiente balneario que en décadas posteriores comenzaría a tener un crecimiento exponencial y con características propias dentro de los sectores habitacionales con que cuenta la capital provincial.
Nada es para siempre
Sin embargo, nada es para siempre. El 16 de septiembre de 1955 se produjo un golpe de Estado que derribó la segunda administración de Juan Domingo Perón, el que debió exiliarse por casi dos décadas fuera del país. Ya se había resuelto la provincialización de Chubut, pero aún no estaba formalizado.
Con las tres fuerzas armadas en la Casa Rosada bajo el pomposo nombre de “La Revolución Libertadora” todo lo que olía o se sospechaba a peronismo fue desechado. No importó si estaba bien o mal hecho. Era mala palabra y debía desecharse.
Comenzó a liquidarse la red ferroviaria nacional calumniando al ingeniero Pedro Celestino Sacaggio, que no le quedó otra opción que exiliarse y morir de tristeza; se ingresó al Fondo Monetario Nacional (FMI), solicitando préstamos so pretexto de la grave situación económica y financiera; y se inició con la política de “desperonización”.
Se prohibieron todos los símbolos de ese movimiento; se demolió el Palacio Unzué, una joya arquitectónica de Buenos Aires, residencia presidencial donde había fallecido María Eva Duarte, porque podría ser un lugar de peregrinación. Hoy, allí, se levanta la Biblioteca Popular.
También se traspasó el edificio de la Fundación Evita a la Universidad de Ingeniería en Paseo Colón. Ni hablar con la herejía al cadáver de “La abanderada de los humildes”.
Como para no ser menos amanuenses que el resto, Racing de Avellaneda echó como socios al propio Perón, a Ramón Cereijo y a Juan Bramuglia, ministros de Hacienda y de Relaciones Exteriores de la administración caída en desagracia; estos dos últimos confesos hinchas de la “Academia”.
Y una obviedad. Todos los nombres relacionados al antiguo gobierno fueron eliminados y/o cambiados. Entre ellos, el de la villa balnearia rawsense 24 de Febrero. Volvió a su nombre original: Playa Unión.
En síntesis, “el balneario más concurrido del sur argentino”, como alguna vez se lo bautizó en los albores de la década del 70 cuando Rawson era “la capital del ruido” con sus carnavales, supo ser bautizada, también, bajo una fecha muy cara a los sentimientos peronistas.
Y como la fugacidad de un destello, nadie se dio (y se da) por enterado que por casi una década la primera victoria del peronismo fue un huésped con rango familiar, sin necesitar de otros para labrar su propia leyenda.
El tiempo es un pintor que colorea la vida con pinceladas de memorias y hachazos de olvido. Ese olvido que no menciona a nadie ni siquiera por cortesía. Como cuando la fórmula Perón-Quijano fue homenajeada en Playa Unión durante 9 años.
Por Juan Miguel Bigrevich / Redacción Jornada
El 24 de febrero de 1946, la fórmula conformada por el binomio Juan Domingo Perón y Hortensio Quijano ganó las elecciones presidenciales de Argentina con el 53,71% de los votos. Los candidatos de la coalición integrada por el Partido Laborista, la Unión Cívica Radical Junta Renovadora y el Partido Independiente derrotaron a la llamada Unión Democrática (radicales, socialistas, demócrata progresistas y comunistas) que llevaban a la fórmula de José Tamborini y Enrique Mosca y en donde se inmortalizó la dicotomía “Braden o Perón”, en obvia alusión a la injerencia de los Estados Unidos en el país a través de su embajador y lobbysta Spruielle Braden.
Dicha contienda electoral fue resultado de las negociaciones posteriores al golpe de Estado de 1943 y los sucesivos acontecimientos que derivaron en la movilización obrera del 17 de octubre de 1945. Fueron las últimas elecciones presidenciales en las que no podían votar ni ser votadas las mujeres, ni los habitantes de los nueve territorios nacionales entonces existentes; entre ellos Chubut.
Sin embargo, la relación de nuestro territorio provincial con Perón tiene su historia. Al ya conocido vínculo del tres veces presidente de los argentinos con Camarones, se le suma una villa balnearia chubutense que, durantesus primeros dos períodos presidenciales (el último interrumpido por un golpe de Estado) llevó una nueva denominación en homenaje a aquella victoria inicial.
De Unión a 24 de Febrero
Es que a partir de la asunción al poder del peronismo, Playa Unión se conoció, por nueve años, como 24 de Febrero. En conmemoración a aquel primer triunfo de un movimiento que aún hoy sigue despertando odios y amores. Fue en ese tiempo que pasaron tres delegados en la vieja casona de Moreno 650: Balbino Machuca, Liborio García y Pedro Rubino.
Por ese entonces no era nada extraño que no sólo obras públicas como rutas, puentes o edificios públicos llevaran alguna que otra denominación relacionada al régimen imperante (y que se siguió repitiendo décadas después); ya sea por convicción o por interés.
Las provincias de La Pampa y Chaco se llamaron Eva y Juan Perón respectivamente, la estación ferroviaria de Retiro pasó a denominarse Perón y la ciudad de La Plata, Eva Perón.
Y en Chubut, más precisamente, en la jurisdicción municipal de Rawson, Playa Uniónse llamó 24 de Febrero.
El balneario capitalino se denominaba Unión luego de que la goleta de capital británico y de bandera italiana “La Unión” encallara en la margen norte del río Chubut, capitaneada por Giuliano Bollo. El siniestro se sitúa entre 1878 y 1880 ante la falta de certezas (hay dos versiones).
Por ese entonces, los residentes de la colonia disfrutaban sus días de ocio en la margen sur del río,en lo que se conoce como Playa La Galesa y que supo llamarse Barrancas Blancas, actual asentamiento previo al ingreso al complejo de Playa Magagna.
No obstante ello, otros habitantes comenzaron a hacerse presente en el sector norte del río y para referenciarlo citaron el accidente naviero con el nombre de la embarcación, Unión. El crecimiento, tanto demográfico como de construcciones (de “casillas”) llevó a que el 17 de noviembre de 1923 quedara formalmente inaugurada la villa balnearia con la llegada del ferrocarril, la puesta de una piedra basal y la concesión de la misma a Juan Cannito y bajo el nombre de aquella goleta varada y ya desguazada.
Pero llegó el 24 de febrero de 1946 y, si bienla Patagonia no votó, el peronismo se había extendido por todo el territorio nacional. Tanto los delegados federales de Chubut como los municipales de Rawson decidieron homenajear la victoria de aquella fórmula y le cambiaron el nombre a esa fecha en conmemoración a la irrupción del peronismo en la política contemporánea vernácula.
Fue oficial y así está documentado; incluso aquellas entregas “de carácter precaria” de lotes en el incipiente balneario que en décadas posteriores comenzaría a tener un crecimiento exponencial y con características propias dentro de los sectores habitacionales con que cuenta la capital provincial.
Nada es para siempre
Sin embargo, nada es para siempre. El 16 de septiembre de 1955 se produjo un golpe de Estado que derribó la segunda administración de Juan Domingo Perón, el que debió exiliarse por casi dos décadas fuera del país. Ya se había resuelto la provincialización de Chubut, pero aún no estaba formalizado.
Con las tres fuerzas armadas en la Casa Rosada bajo el pomposo nombre de “La Revolución Libertadora” todo lo que olía o se sospechaba a peronismo fue desechado. No importó si estaba bien o mal hecho. Era mala palabra y debía desecharse.
Comenzó a liquidarse la red ferroviaria nacional calumniando al ingeniero Pedro Celestino Sacaggio, que no le quedó otra opción que exiliarse y morir de tristeza; se ingresó al Fondo Monetario Nacional (FMI), solicitando préstamos so pretexto de la grave situación económica y financiera; y se inició con la política de “desperonización”.
Se prohibieron todos los símbolos de ese movimiento; se demolió el Palacio Unzué, una joya arquitectónica de Buenos Aires, residencia presidencial donde había fallecido María Eva Duarte, porque podría ser un lugar de peregrinación. Hoy, allí, se levanta la Biblioteca Popular.
También se traspasó el edificio de la Fundación Evita a la Universidad de Ingeniería en Paseo Colón. Ni hablar con la herejía al cadáver de “La abanderada de los humildes”.
Como para no ser menos amanuenses que el resto, Racing de Avellaneda echó como socios al propio Perón, a Ramón Cereijo y a Juan Bramuglia, ministros de Hacienda y de Relaciones Exteriores de la administración caída en desagracia; estos dos últimos confesos hinchas de la “Academia”.
Y una obviedad. Todos los nombres relacionados al antiguo gobierno fueron eliminados y/o cambiados. Entre ellos, el de la villa balnearia rawsense 24 de Febrero. Volvió a su nombre original: Playa Unión.
En síntesis, “el balneario más concurrido del sur argentino”, como alguna vez se lo bautizó en los albores de la década del 70 cuando Rawson era “la capital del ruido” con sus carnavales, supo ser bautizada, también, bajo una fecha muy cara a los sentimientos peronistas.
Y como la fugacidad de un destello, nadie se dio (y se da) por enterado que por casi una década la primera victoria del peronismo fue un huésped con rango familiar, sin necesitar de otros para labrar su propia leyenda.
El tiempo es un pintor que colorea la vida con pinceladas de memorias y hachazos de olvido. Ese olvido que no menciona a nadie ni siquiera por cortesía. Como cuando la fórmula Perón-Quijano fue homenajeada en Playa Unión durante 9 años.