Termina un año complicado y se avecina otro de desafíos y muchas oportunidades

Leé La Columna del Domingo, la tradicional editorial de la edición dominical de Jornada, con la mejor información política de Chubut.

28 DIC 2013 - 22:09 | Actualizado

Nadie imaginaba que el Gobierno provincial iba a terminar el año con un saldo político a favor como el que finamente consiguió. Sobre todo, después de la pálida performance electoral que el oficialismo tuvo en las PASO y luego en los comicios del 27 de octubre, en medio de la feroz interna del peronismo, y de algunos traspiés en la gestión en áreas clave que, hay que decirlo, fueron una constante en los primeros dos años de la administración de Martín Buzzi.

Sin embargo, cuando muchos opositores acérrimos afilaban los cuchillos para la faena política que parecía avecinarse, algunos inclusive preanunciando la llegada de las “siete plagas” que harían rodar a Chubut cuesta abajo en términos económicos y sociales, el gobernador salió del barro a los volantazos. Algo es seguro: no volcó, como muchos presagiaban.

Buzzi no tenía muchas opciones dónde recostarse para llegar sano y salvo a 2015. Sus aliados kirchneristas habían sido derrotados duramente en las urnas y muchos dirigentes del peronismo que podrían haber dado una mano, salieron rápidamente en “auxilio” de los ganadores y empezaron a recordar el número de celular de Mario Das Neves, al que habían dejado de llamar en diciembre de 2011.

En ese contexto, para salir del atolladero en el que estaba su gestión, Buzzi echó mano a un grupo de dirigentes del interior, encabezados por el exintendente de Cholila, Miguel Castro; potenció a algunos que ya estaban dentro de su Gabinete, como Javier Touriñán, Ezequiel Cufré y José Glinski; corrió del medio al vicegobernador César Gustavo Mac Karthy y sus funcionarios afines, sobre todo cuando éste se paró decididamente en la vereda de enfrente; y convocó a algunos especialistas en lo suyo, como Guillermo Firmenich, Araceli Di Filippo y José María Musmeci, para que empiecen a tomar decisiones y a implementar soluciones rápidas y adecuadas, que fue el gran déficit desde su asunción.

No fue mucho más que eso, pero no es poco.

Semana redonda

La firma del acuerdo con YPF, que la garantiza un buen horizonte de producción y regalías; el acceso a un desendeudamiento con Nación que alivia un poco más las cuentas públicas para 2014; y la aprobación holgada del Presupuesto, le dieron al Gobierno el mejor fin de año que podía esperar.

Lo del Presupuesto, sobre todo, fue importante en términos políticos porque los temores a tener un “parto difícil”, a los que esta composición de la Legislatura tiene acostumbrado al Gobierno, cesaron rápidamente y se consiguieron tres votos más de los necesarios para que la principal herramienta de gobernabilidad saliera sin dilaciones.

La actitud de buena parte de la Legislatura es una preocupación constante para el Gobierno que, paradójicamente, termina siendo una virtud: los logros se potencian porque es más difícil gobernar con un bloque “oficialista” tan díscolo y, a veces, hasta más opositor que los propios opositores.

En la sesión especial del viernes, sin embargo, no pasó inadvertido que dos legisladores que juegan en el equipo de Norberto Yauhar hayan levantado sus manos para aprobar el Presupuesto. Exequiel Villagra y Eduardo Daniel hablaron en términos muy duros del Gobierno, pero después hicieron lo que les pidió el exministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación.

Yauhar, un jugador de toda la cancha -inclusive en las malas, como ahora que le toca remontar la cuesta -, no quiere quedar pegado a la oposición que encarnan el dasnevismo y el escuálido bloque radical. Le marca la cancha al Gobierno con sus críticas pero no quiere que la cuerda se tense tanto innecesariamente, a riesgo de cortarse. Hay pequeñas alianzas de las que nunca hay que prescindir, ni siquiera en los peores momentos.

Su regreso al Gobierno nacional para trabajar junto al superministro Julio De Vido lo obliga a ser cauto porque, mal que les pese a muchos, Buzzi sigue teniendo una llegada a la Casa Rosada que otros nunca tuvieron o dejaron de tener.

Del otro lado, el dasnevismo no termina de acomodarse a su resonante triunfo electoral. Algunos, entre los que no parece estar Das Neves, creyeron que el lapidario triunfo en las legislativas era suficiente para volver a imponer posiciones como cuando eran gobierno. Pero siguen faltando dos años para elegir gobernador nuevamente y con seis diputados provinciales y dos bancas nacionales no alcanza para ubicarse en el centro de la escena. Sí para ser un actor importante, de peso, influyente. Pero no el único protagonista.

Será por eso que el propio Das Neves aprovechó el parate legislativo nacional para hacer lo que más le gusta y mejor le sale: bajar al llano a dialogar con la gente común y los diversos sectores, inclusive con el propio Gobierno, con el que coincidió en que una movida gremial para modificar el directorio de Seros era un error garrafal.

El horizonte petrolero

Mayor actividad, más inversión y compromiso con la actividad. Son los tres ejes que se comprometió a cumplir la petrolera estatal YPF con la Provincia del Chubut en el acuerdo firmado el jueves en Buenos Aires, que incluye la puesta en marcha de equipos de perforación y “workover” para abordar 20 pozos exploratorios nuevos “que van a permitir aumentar la frontera de previsión para la Provincia”, se entusiasmó el ministro de Hidrocarburos, Ezequiel Cufré.

En el Gobierno destacaron el bono adicional de 3 puntos coparticipable con todos los municipios, con el que –aseguran- se beneficiarán con una mayor renta que deberá ser destinada a proyectos de infraestructura y obra pública.

El convenio con YPF establece, también, la ampliación de la frontera de explotación a los yacimientos no convencionales, que permitirá aumentar la presencia de operarios de la empresa en lugares como Río Mayo.

La mala, aunque terminó bien ayer con el anuncio de que se levantaba el paro, es que en coincidencia con tan importante acuerdo, se volvieron a dar contrapuntos entre las principales operadoras y los gremios petroleros de Chubut y Santa Cruz.

Aunque el líder petrolero de Chubut, Jorge “Loma” Ávila, aclaró hasta más no poder que no iban a cortar rutas antes de Año Nuevo, y que no había por qué temer un desabastecimiento de combustibles, muchoschubutenses que están para el diván y ceden cada vez más rápido a las psicosis que se generan principalmente en las redes sociales, se agolparon una y otra vez en las estaciones de servicio para llevarse hasta la última gota de combustible, la necesitaran o no.

La falta de combustible se termina haciendo realidad por los miles y miles que se desesperan por egoísmo, más que por necesidad. Una especie de “porteñización” del chubutense medio, que lentamente se ha ido transformando en un tremendista en potencia, en un “comprador de buzones”, que algún sociólogo alguna vez debería estudiar.

Lo que viene, lo que viene

El 2014 será un año de grandes desafíos para el gobierno de Buzzi. De hecho, muchos creen que está mejor que nunca porque ahora tiene una oportunidad, que en los primeros dos años de gobierno nunca se había divisado.

La cuestión salarial será clave y de la habilidad que demuestre a la hora de sentarse a negociar con los gremios estatales dependerá en gran parte el balance del año próximo.

Algunas decisiones que se tomaron sobre el final del año, como la que impulsó el ministro de Educación, Guillermo Firmenich, de dar de baja a todas las comisiones de servicio del área, fueron aplaudidas por muchos trabajadores que conocen las entrañas de la administración pública y, por lo tanto, las ventajas que suelen sacar algunos agentes estatales en detrimento del sistema público.

El plumazo de Firmenich devolvió a unos 500 docentes a las aulas, tras años y años de adscripciones a otras áreas que pocos podían explicar. Ahora, aseguran en los pasillos de la Casa de Gobierno, no se descarta que una medida similar esté a punto de tomarse en toda la Administración Pública. Sería una medida ejemplar, dicen. Un guiño a los trabajadores del Estado que se esfuerzan día a día.

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28 DIC 2013 - 22:09

Nadie imaginaba que el Gobierno provincial iba a terminar el año con un saldo político a favor como el que finamente consiguió. Sobre todo, después de la pálida performance electoral que el oficialismo tuvo en las PASO y luego en los comicios del 27 de octubre, en medio de la feroz interna del peronismo, y de algunos traspiés en la gestión en áreas clave que, hay que decirlo, fueron una constante en los primeros dos años de la administración de Martín Buzzi.

Sin embargo, cuando muchos opositores acérrimos afilaban los cuchillos para la faena política que parecía avecinarse, algunos inclusive preanunciando la llegada de las “siete plagas” que harían rodar a Chubut cuesta abajo en términos económicos y sociales, el gobernador salió del barro a los volantazos. Algo es seguro: no volcó, como muchos presagiaban.

Buzzi no tenía muchas opciones dónde recostarse para llegar sano y salvo a 2015. Sus aliados kirchneristas habían sido derrotados duramente en las urnas y muchos dirigentes del peronismo que podrían haber dado una mano, salieron rápidamente en “auxilio” de los ganadores y empezaron a recordar el número de celular de Mario Das Neves, al que habían dejado de llamar en diciembre de 2011.

En ese contexto, para salir del atolladero en el que estaba su gestión, Buzzi echó mano a un grupo de dirigentes del interior, encabezados por el exintendente de Cholila, Miguel Castro; potenció a algunos que ya estaban dentro de su Gabinete, como Javier Touriñán, Ezequiel Cufré y José Glinski; corrió del medio al vicegobernador César Gustavo Mac Karthy y sus funcionarios afines, sobre todo cuando éste se paró decididamente en la vereda de enfrente; y convocó a algunos especialistas en lo suyo, como Guillermo Firmenich, Araceli Di Filippo y José María Musmeci, para que empiecen a tomar decisiones y a implementar soluciones rápidas y adecuadas, que fue el gran déficit desde su asunción.

No fue mucho más que eso, pero no es poco.

Semana redonda

La firma del acuerdo con YPF, que la garantiza un buen horizonte de producción y regalías; el acceso a un desendeudamiento con Nación que alivia un poco más las cuentas públicas para 2014; y la aprobación holgada del Presupuesto, le dieron al Gobierno el mejor fin de año que podía esperar.

Lo del Presupuesto, sobre todo, fue importante en términos políticos porque los temores a tener un “parto difícil”, a los que esta composición de la Legislatura tiene acostumbrado al Gobierno, cesaron rápidamente y se consiguieron tres votos más de los necesarios para que la principal herramienta de gobernabilidad saliera sin dilaciones.

La actitud de buena parte de la Legislatura es una preocupación constante para el Gobierno que, paradójicamente, termina siendo una virtud: los logros se potencian porque es más difícil gobernar con un bloque “oficialista” tan díscolo y, a veces, hasta más opositor que los propios opositores.

En la sesión especial del viernes, sin embargo, no pasó inadvertido que dos legisladores que juegan en el equipo de Norberto Yauhar hayan levantado sus manos para aprobar el Presupuesto. Exequiel Villagra y Eduardo Daniel hablaron en términos muy duros del Gobierno, pero después hicieron lo que les pidió el exministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación.

Yauhar, un jugador de toda la cancha -inclusive en las malas, como ahora que le toca remontar la cuesta -, no quiere quedar pegado a la oposición que encarnan el dasnevismo y el escuálido bloque radical. Le marca la cancha al Gobierno con sus críticas pero no quiere que la cuerda se tense tanto innecesariamente, a riesgo de cortarse. Hay pequeñas alianzas de las que nunca hay que prescindir, ni siquiera en los peores momentos.

Su regreso al Gobierno nacional para trabajar junto al superministro Julio De Vido lo obliga a ser cauto porque, mal que les pese a muchos, Buzzi sigue teniendo una llegada a la Casa Rosada que otros nunca tuvieron o dejaron de tener.

Del otro lado, el dasnevismo no termina de acomodarse a su resonante triunfo electoral. Algunos, entre los que no parece estar Das Neves, creyeron que el lapidario triunfo en las legislativas era suficiente para volver a imponer posiciones como cuando eran gobierno. Pero siguen faltando dos años para elegir gobernador nuevamente y con seis diputados provinciales y dos bancas nacionales no alcanza para ubicarse en el centro de la escena. Sí para ser un actor importante, de peso, influyente. Pero no el único protagonista.

Será por eso que el propio Das Neves aprovechó el parate legislativo nacional para hacer lo que más le gusta y mejor le sale: bajar al llano a dialogar con la gente común y los diversos sectores, inclusive con el propio Gobierno, con el que coincidió en que una movida gremial para modificar el directorio de Seros era un error garrafal.

El horizonte petrolero

Mayor actividad, más inversión y compromiso con la actividad. Son los tres ejes que se comprometió a cumplir la petrolera estatal YPF con la Provincia del Chubut en el acuerdo firmado el jueves en Buenos Aires, que incluye la puesta en marcha de equipos de perforación y “workover” para abordar 20 pozos exploratorios nuevos “que van a permitir aumentar la frontera de previsión para la Provincia”, se entusiasmó el ministro de Hidrocarburos, Ezequiel Cufré.

En el Gobierno destacaron el bono adicional de 3 puntos coparticipable con todos los municipios, con el que –aseguran- se beneficiarán con una mayor renta que deberá ser destinada a proyectos de infraestructura y obra pública.

El convenio con YPF establece, también, la ampliación de la frontera de explotación a los yacimientos no convencionales, que permitirá aumentar la presencia de operarios de la empresa en lugares como Río Mayo.

La mala, aunque terminó bien ayer con el anuncio de que se levantaba el paro, es que en coincidencia con tan importante acuerdo, se volvieron a dar contrapuntos entre las principales operadoras y los gremios petroleros de Chubut y Santa Cruz.

Aunque el líder petrolero de Chubut, Jorge “Loma” Ávila, aclaró hasta más no poder que no iban a cortar rutas antes de Año Nuevo, y que no había por qué temer un desabastecimiento de combustibles, muchoschubutenses que están para el diván y ceden cada vez más rápido a las psicosis que se generan principalmente en las redes sociales, se agolparon una y otra vez en las estaciones de servicio para llevarse hasta la última gota de combustible, la necesitaran o no.

La falta de combustible se termina haciendo realidad por los miles y miles que se desesperan por egoísmo, más que por necesidad. Una especie de “porteñización” del chubutense medio, que lentamente se ha ido transformando en un tremendista en potencia, en un “comprador de buzones”, que algún sociólogo alguna vez debería estudiar.

Lo que viene, lo que viene

El 2014 será un año de grandes desafíos para el gobierno de Buzzi. De hecho, muchos creen que está mejor que nunca porque ahora tiene una oportunidad, que en los primeros dos años de gobierno nunca se había divisado.

La cuestión salarial será clave y de la habilidad que demuestre a la hora de sentarse a negociar con los gremios estatales dependerá en gran parte el balance del año próximo.

Algunas decisiones que se tomaron sobre el final del año, como la que impulsó el ministro de Educación, Guillermo Firmenich, de dar de baja a todas las comisiones de servicio del área, fueron aplaudidas por muchos trabajadores que conocen las entrañas de la administración pública y, por lo tanto, las ventajas que suelen sacar algunos agentes estatales en detrimento del sistema público.

El plumazo de Firmenich devolvió a unos 500 docentes a las aulas, tras años y años de adscripciones a otras áreas que pocos podían explicar. Ahora, aseguran en los pasillos de la Casa de Gobierno, no se descarta que una medida similar esté a punto de tomarse en toda la Administración Pública. Sería una medida ejemplar, dicen. Un guiño a los trabajadores del Estado que se esfuerzan día a día.

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