De Juanitas y Susanitas
Está bien que se realicen juicios políticos porque así lo marca la Constitución y la Constitución asegura el pleno Derecho, la plena vigencia de la democracia. Y está bien que se juzgue la mala conducta de los jueces, diputados o procuradores, aunque lo que no está bien es que a veces el uso de estas sensibles herramientas del sistema deparen días de agobiantes frivolidades, de diputados convertidos en acusadores y en jurados y que sólo queden en la memoria desopilantes historias de amor y de sombras, sino iguales, al menos parecidas a aquel libro que terminó de consagrar como una notable escritora a Isabel Allende.
Durante 9 horas y media, el nombre “Carolina” fue nombrado, al menos 100 veces. Esto significa, 10 veces por hora, y una vez cada seis minutos. Si alguien habló de otra cosa durante la primera jornada del inicio del juicio político al ministro del Superior Tribunal de Justicia, Alejandro Panizzi, es posible que nadie lo recuerde.
Por eso, durante la 9 horas y media el motivo del juicio pareció limitarse a las relaciones sentimentales, a los problemas de familia, a supuestos acosos, a matrimonios en problemas y hasta a la reiterada mención de “Susanita”, ese personaje de Mafalda cuya única ambición en su vida de historieta era ser buena ama de casa y tener hijos.
Esta casi simulación de un juicio político dejó ver durante las 9 horas y media a los diputados Mariñanco y Gómez asintiendo permanentemente con su cabeza. En realidad, no se sabía si estaban de acuerdo con lo que decían defensores, acusadores y testigos, o si lanzaban cabezazos para no quedarse dormidos. Después, aunque dormidos, iban a tener que votar.
En el medio de fragor del juicio, el diputado Jerónimo García le preguntó al diputado José Karamarko si sabía el cuento del león. Karmarko le dijo que no y entonces García le prometió que “después se lo contaba”. Karamarko se reía y lo miraba a García mientras los testigos declaraban. Después, iba a tener que votar.
A esa altura José Luis Pasutti calificaba a la mujer protagonista de esa larga historia de amor y de sombras como una “chica brillante”, “extremadamente lúcida” y con “una capacidad intelectual importante”, sin dejar pasar por alto que “tiene una hija que se llama Juanita” y a la que “siempre le preguntábamos cómo está Juanita”. El diputado Anselmo Montes utilizó su tiempo ocioso en cuestiones de aseo personal: fabricó un avioncito de papel, endureció la punta con saliva y comenzó a limpiarse los dientes.
En el inicio de este juicio político todos imaginaron que la frase “¿qué te pasa papito?, ¿estás nervioso?”, que alguna vez Panizzi le habría dicho a Daniel Caneo no podría faltar y en verdad imaginaron bien, porque la frase fue repetida al menos cuatro veces, en la larga primera jornada del martes pasado. Pero tampoco faltó la anécdota de cuando en las largas jornadas de plenarios, Panizzi les arrojaba papelitos a sus colegas del Superior, tema que ocupó al menos 15 minutos de las 9 horas y media que duró el inicio del juicio.
El inicio de las audiencias de la Sala de Juzgar generó la presencia de 15 diputados en la sala, un ministro enjuiciado, dos abogados defensores, un presidente del tribunal, varios empleados de la Legislatura, periodistas, fotógrafos y camarógrafos, chicas de vestidos cortos y tacos largos, hombres de trajes oscuros y personal de vigilancia con la mirada atenta. Mientras afuera, la gente pensaba en otra cosa, en sus problemas cotidianos, en sus dramas mundanos.
“Tomá algo dulce que ya te está bajando el azúcar”, fue el último reproche que se escuchó en el recinto del diputado Jerónimo García a Roberto Risso, en una de las tantas veces en que el radical perdió la chaveta. Llegó la noche y el apuro: a las 21.45 empezaba “Solamente vos”, la tira diaria del “Chueco” Suar y Natalia Oreiro que cuenta la historia de un hombre casado con cinco hijos que se separa de su mujer y se enamora de una vecina que es peluquera a la que después convierte en cantante y empleada de su empresa, pero con quien al pasar el tiempo comienzan los problemas y el personaje de Suar vuelve con su mujer y sus cinco hijos y allí comienzan una serie de enredos. Nadie quería perderse el capítulo porque cualquier similitud con la realidad, no era mera coincidencia.
De Marianitas, putos y cagones
Royer dijo que Panizzi la trataba familiarmente a Mariana Ripa, a quien promovió en forma permanente para ocupar el cargo principal en la Oficina de la Mujer. Cuando le preguntaron “cómo era eso de familiarmente”, Royer contestó que “la llamaba Marianita”. La declaración del ministro del Superior Tribunal fue la que más resonó en el transcurso del juicio. No porque el magistrado haya dado alguna cátedra del Derecho, sino porque desnudó que las internas dentro del máximo órgano judicial de la provincia iban más allá de papelitos, susanitas y papitos. “Después de una discusión me dijo “sos un puto cagón, te voy a cagar a trompadas”. La frase “reventó” la página web de Jornada y también explotó en las redes sociales.
En el recinto también hubo cátedra en cuanto a marcas de autos: Citróen DC3, mini Cooper, Honda, Peugeot, Vectra, Corsa, Focus, Megane. Las marcas preferidas en las compras del Superior cuando a algún ministro no le gustaba el auto que lo llevaba. “Nunca un Fiat 600”, dijo un empleado legislativo provocando la risa de los presentes en las barras. Mientras el diputado Mariñanco compartía su sueño con la diputada Barroso (quien también después tenía que votar), a la que se le inclinaba la cabeza de un lado a otro y no porque estaba haciendo ejercicios de yoga, una delgada línea de saliva recorría el costado del labio inferior del diputado Gómez, quien tampoco podía despertar de su letargo.
Panizzi y su defensor Pérez Galimberti reían en forma permanente no se sabe de qué, Risso pedía cuartos intermedios para ir al baño, la diputada Martínez contaba con sorna a otros diputados sobre un video que había comenzado a circular por las redes, Anselmo Montes había abandonado su improvisado cepillo de dientes, se acercó a la barra de periodistas y les dijo a uno “esto no es un juicio, es una joda” y Jerónimo García le contaba el cuento del león a Karamarco que, otra vez, insinuó decirle a los hombres de prensa que había jugado con Maradona cuando le preguntaron sobre su opinión del juicio a Panizzi.
Así transcurrieron las horas y los días y así algunas chicas que trabajan en la Legislatura aparecían cada vez mejor vestidas y así seguían desnudándose cuestiones de la vida privada de la gente, más cercanas a los chusmeríos que las amas de casa gestaban por las mañanas en sus largas esperas en las carnicerías del barrio que a un tribunal que estaba juzgando nada más y nada menos que la conducta de un juez.
De amores y pasiones
Y llegó el día más esperado. No porque se iba a escuchar la declaración de algún experto en derecho constitucional o porque se iban a leer algunas sentencias equivocadas de algún juez del tribunal. Tampoco porque se iba a hablar del rol de la justicia y su relación con la sociedad o porque Pasutti iba a volver a contar su largo recorrido por la política y la justicia. No. Nada de eso. Había llegado el día de la declaración de Carolina Arrigone, la empleada judicial y principal protagonista de este juicio político. Desde temprano, se agotaron las localidades. Las barras aparecieron llenas de mujeres y de algunos hombres deseosos de escuchar algún relato similar al de algún libro de sexo, contagiado por el aroma a sábanas y almohadas, inquietos por conocer secretos de alcoba, idas, venidas, separaciones, perdones, besos, champagne y lujuria. Pero por fortuna no hubo nada de eso.
Arrigone fue sometida a un escarnio público innecesario, forzada a contar cosas de su vida, a violar su privacidad, al llanto, al relato de un amor prohibido inexistente, a contar una historia de la vida de tantas otras gentes en el mundo. Y ahí se la vio a Carolina, con las tribunas llenas, con su sello físico similar al de Glenn Closse, aunque lejos de ser la Cruella de Vil de “101 Dálmatas” que pretende la piel de los perros para hacerse un tapado. Aunque quizá, Carolina hubiera deseado llevar a los perros para que, al menos, asusten a quienes le estaban infringiendo un castigo público que no tenía razón de ser.
Pasó Arrigone y además de dejar algunas declaraciones sobre el mal trato que recibió de parte de Panizzi cuando fue su relatora, dejó algunas lágrimas en el recinto. Recordó que tuvo pérdidas antes de tener a Juanita por esas discusiones, que se le hacía muy difícil trabajar y que debió buscar otros horizontes porque Panizzi no soportó su embarazo. Las lágrimas de Carolina le pusieron emoción y un poco de rostros adustos, gestos de consuelo y hasta algo de seriedad al final del juicio. Pero tal vez este esfuerzo de Arrigone si es que realmente fue un esfuerzo, había llegado un poco tarde: todo fue demasiado poco serio.
Desde el Twitter
Estrella Gerez @estrellagerez
Saben cuántos viejos locos como Brita andan sueltos en el gobierno? HORROR. MB debe patear mesa (lit.) después “O27”. Así no chicos.
Roddy ingram @roddyingram
Me informan que en chubut hace mas de setenta días no funcionan los equipos de monitoreo de la subsecretario de pesca. Una vergüenza.
Mario das Neves @mariodasneves
Creo correcta y apoyo la medida por #Ganancias. Era necesario actualizar los mínimos, y el trabajador patagónico merece un régimen especial.
Omar Andres Narvaez @OmarNarvaezBox
Viendo la Repetición de la pelea! Con unas Empanaditas con Junior y Sharon!.
Martín Buzzi @martinbuzzi
Es un enorme logro la decisión de la Presidenta de elevar el piso del impuesto a las ganancias. Pone justicia a las diferencias regionales
Jeronimo Garcia @peruzzotticivil
Felicitaciones a los compañer@s del Mocara x los “22 sueños construidos” saludos #chubut
Máximo Pérez Catán @maximotrelew
Daniel me dijo a mí en my face que él es candidato a Presidente en 2015, que desde Enero 2014 comienza su instalación y campaña #haytestigos
Vanshi Thomas @vanshi_thomas
Estoy enamorada de Guardiola! Hola <3
Alejandro Albaini @AleAlbaini
En la foto Das Neves-Di pierro, fue el intendente quien le pidió a Das Neves “juntarse a tomar un vino”.
De Juanitas y Susanitas
Está bien que se realicen juicios políticos porque así lo marca la Constitución y la Constitución asegura el pleno Derecho, la plena vigencia de la democracia. Y está bien que se juzgue la mala conducta de los jueces, diputados o procuradores, aunque lo que no está bien es que a veces el uso de estas sensibles herramientas del sistema deparen días de agobiantes frivolidades, de diputados convertidos en acusadores y en jurados y que sólo queden en la memoria desopilantes historias de amor y de sombras, sino iguales, al menos parecidas a aquel libro que terminó de consagrar como una notable escritora a Isabel Allende.
Durante 9 horas y media, el nombre “Carolina” fue nombrado, al menos 100 veces. Esto significa, 10 veces por hora, y una vez cada seis minutos. Si alguien habló de otra cosa durante la primera jornada del inicio del juicio político al ministro del Superior Tribunal de Justicia, Alejandro Panizzi, es posible que nadie lo recuerde.
Por eso, durante la 9 horas y media el motivo del juicio pareció limitarse a las relaciones sentimentales, a los problemas de familia, a supuestos acosos, a matrimonios en problemas y hasta a la reiterada mención de “Susanita”, ese personaje de Mafalda cuya única ambición en su vida de historieta era ser buena ama de casa y tener hijos.
Esta casi simulación de un juicio político dejó ver durante las 9 horas y media a los diputados Mariñanco y Gómez asintiendo permanentemente con su cabeza. En realidad, no se sabía si estaban de acuerdo con lo que decían defensores, acusadores y testigos, o si lanzaban cabezazos para no quedarse dormidos. Después, aunque dormidos, iban a tener que votar.
En el medio de fragor del juicio, el diputado Jerónimo García le preguntó al diputado José Karamarko si sabía el cuento del león. Karmarko le dijo que no y entonces García le prometió que “después se lo contaba”. Karamarko se reía y lo miraba a García mientras los testigos declaraban. Después, iba a tener que votar.
A esa altura José Luis Pasutti calificaba a la mujer protagonista de esa larga historia de amor y de sombras como una “chica brillante”, “extremadamente lúcida” y con “una capacidad intelectual importante”, sin dejar pasar por alto que “tiene una hija que se llama Juanita” y a la que “siempre le preguntábamos cómo está Juanita”. El diputado Anselmo Montes utilizó su tiempo ocioso en cuestiones de aseo personal: fabricó un avioncito de papel, endureció la punta con saliva y comenzó a limpiarse los dientes.
En el inicio de este juicio político todos imaginaron que la frase “¿qué te pasa papito?, ¿estás nervioso?”, que alguna vez Panizzi le habría dicho a Daniel Caneo no podría faltar y en verdad imaginaron bien, porque la frase fue repetida al menos cuatro veces, en la larga primera jornada del martes pasado. Pero tampoco faltó la anécdota de cuando en las largas jornadas de plenarios, Panizzi les arrojaba papelitos a sus colegas del Superior, tema que ocupó al menos 15 minutos de las 9 horas y media que duró el inicio del juicio.
El inicio de las audiencias de la Sala de Juzgar generó la presencia de 15 diputados en la sala, un ministro enjuiciado, dos abogados defensores, un presidente del tribunal, varios empleados de la Legislatura, periodistas, fotógrafos y camarógrafos, chicas de vestidos cortos y tacos largos, hombres de trajes oscuros y personal de vigilancia con la mirada atenta. Mientras afuera, la gente pensaba en otra cosa, en sus problemas cotidianos, en sus dramas mundanos.
“Tomá algo dulce que ya te está bajando el azúcar”, fue el último reproche que se escuchó en el recinto del diputado Jerónimo García a Roberto Risso, en una de las tantas veces en que el radical perdió la chaveta. Llegó la noche y el apuro: a las 21.45 empezaba “Solamente vos”, la tira diaria del “Chueco” Suar y Natalia Oreiro que cuenta la historia de un hombre casado con cinco hijos que se separa de su mujer y se enamora de una vecina que es peluquera a la que después convierte en cantante y empleada de su empresa, pero con quien al pasar el tiempo comienzan los problemas y el personaje de Suar vuelve con su mujer y sus cinco hijos y allí comienzan una serie de enredos. Nadie quería perderse el capítulo porque cualquier similitud con la realidad, no era mera coincidencia.
De Marianitas, putos y cagones
Royer dijo que Panizzi la trataba familiarmente a Mariana Ripa, a quien promovió en forma permanente para ocupar el cargo principal en la Oficina de la Mujer. Cuando le preguntaron “cómo era eso de familiarmente”, Royer contestó que “la llamaba Marianita”. La declaración del ministro del Superior Tribunal fue la que más resonó en el transcurso del juicio. No porque el magistrado haya dado alguna cátedra del Derecho, sino porque desnudó que las internas dentro del máximo órgano judicial de la provincia iban más allá de papelitos, susanitas y papitos. “Después de una discusión me dijo “sos un puto cagón, te voy a cagar a trompadas”. La frase “reventó” la página web de Jornada y también explotó en las redes sociales.
En el recinto también hubo cátedra en cuanto a marcas de autos: Citróen DC3, mini Cooper, Honda, Peugeot, Vectra, Corsa, Focus, Megane. Las marcas preferidas en las compras del Superior cuando a algún ministro no le gustaba el auto que lo llevaba. “Nunca un Fiat 600”, dijo un empleado legislativo provocando la risa de los presentes en las barras. Mientras el diputado Mariñanco compartía su sueño con la diputada Barroso (quien también después tenía que votar), a la que se le inclinaba la cabeza de un lado a otro y no porque estaba haciendo ejercicios de yoga, una delgada línea de saliva recorría el costado del labio inferior del diputado Gómez, quien tampoco podía despertar de su letargo.
Panizzi y su defensor Pérez Galimberti reían en forma permanente no se sabe de qué, Risso pedía cuartos intermedios para ir al baño, la diputada Martínez contaba con sorna a otros diputados sobre un video que había comenzado a circular por las redes, Anselmo Montes había abandonado su improvisado cepillo de dientes, se acercó a la barra de periodistas y les dijo a uno “esto no es un juicio, es una joda” y Jerónimo García le contaba el cuento del león a Karamarco que, otra vez, insinuó decirle a los hombres de prensa que había jugado con Maradona cuando le preguntaron sobre su opinión del juicio a Panizzi.
Así transcurrieron las horas y los días y así algunas chicas que trabajan en la Legislatura aparecían cada vez mejor vestidas y así seguían desnudándose cuestiones de la vida privada de la gente, más cercanas a los chusmeríos que las amas de casa gestaban por las mañanas en sus largas esperas en las carnicerías del barrio que a un tribunal que estaba juzgando nada más y nada menos que la conducta de un juez.
De amores y pasiones
Y llegó el día más esperado. No porque se iba a escuchar la declaración de algún experto en derecho constitucional o porque se iban a leer algunas sentencias equivocadas de algún juez del tribunal. Tampoco porque se iba a hablar del rol de la justicia y su relación con la sociedad o porque Pasutti iba a volver a contar su largo recorrido por la política y la justicia. No. Nada de eso. Había llegado el día de la declaración de Carolina Arrigone, la empleada judicial y principal protagonista de este juicio político. Desde temprano, se agotaron las localidades. Las barras aparecieron llenas de mujeres y de algunos hombres deseosos de escuchar algún relato similar al de algún libro de sexo, contagiado por el aroma a sábanas y almohadas, inquietos por conocer secretos de alcoba, idas, venidas, separaciones, perdones, besos, champagne y lujuria. Pero por fortuna no hubo nada de eso.
Arrigone fue sometida a un escarnio público innecesario, forzada a contar cosas de su vida, a violar su privacidad, al llanto, al relato de un amor prohibido inexistente, a contar una historia de la vida de tantas otras gentes en el mundo. Y ahí se la vio a Carolina, con las tribunas llenas, con su sello físico similar al de Glenn Closse, aunque lejos de ser la Cruella de Vil de “101 Dálmatas” que pretende la piel de los perros para hacerse un tapado. Aunque quizá, Carolina hubiera deseado llevar a los perros para que, al menos, asusten a quienes le estaban infringiendo un castigo público que no tenía razón de ser.
Pasó Arrigone y además de dejar algunas declaraciones sobre el mal trato que recibió de parte de Panizzi cuando fue su relatora, dejó algunas lágrimas en el recinto. Recordó que tuvo pérdidas antes de tener a Juanita por esas discusiones, que se le hacía muy difícil trabajar y que debió buscar otros horizontes porque Panizzi no soportó su embarazo. Las lágrimas de Carolina le pusieron emoción y un poco de rostros adustos, gestos de consuelo y hasta algo de seriedad al final del juicio. Pero tal vez este esfuerzo de Arrigone si es que realmente fue un esfuerzo, había llegado un poco tarde: todo fue demasiado poco serio.
Desde el Twitter
Estrella Gerez @estrellagerez
Saben cuántos viejos locos como Brita andan sueltos en el gobierno? HORROR. MB debe patear mesa (lit.) después “O27”. Así no chicos.
Roddy ingram @roddyingram
Me informan que en chubut hace mas de setenta días no funcionan los equipos de monitoreo de la subsecretario de pesca. Una vergüenza.
Mario das Neves @mariodasneves
Creo correcta y apoyo la medida por #Ganancias. Era necesario actualizar los mínimos, y el trabajador patagónico merece un régimen especial.
Omar Andres Narvaez @OmarNarvaezBox
Viendo la Repetición de la pelea! Con unas Empanaditas con Junior y Sharon!.
Martín Buzzi @martinbuzzi
Es un enorme logro la decisión de la Presidenta de elevar el piso del impuesto a las ganancias. Pone justicia a las diferencias regionales
Jeronimo Garcia @peruzzotticivil
Felicitaciones a los compañer@s del Mocara x los “22 sueños construidos” saludos #chubut
Máximo Pérez Catán @maximotrelew
Daniel me dijo a mí en my face que él es candidato a Presidente en 2015, que desde Enero 2014 comienza su instalación y campaña #haytestigos
Vanshi Thomas @vanshi_thomas
Estoy enamorada de Guardiola! Hola <3
Alejandro Albaini @AleAlbaini
En la foto Das Neves-Di pierro, fue el intendente quien le pidió a Das Neves “juntarse a tomar un vino”.