De México a Ushuaia, en 3 años y en camioneta

Los protagonistas, apasionados por conocer lugares y sus habitantes, celebraron con las anécdotas de los casi 60 mil kilómetros recorridos hasta ahora.

14 JUL 2013 - 22:26 | Actualizado

Por Tamara Sander

El 14 de julio de 2010 Pedro Gómez Besi y Rosa Elena Flores Gómez arrancaban su camioneta. Tres años después la aventura lleva casi 60 mil kilómetros recorridos.

Elena escribe textos publicitarios aunque es diseñadora de modas. Pedro programa aplicaciones y diseña para web aunque estudió filosofía. Ambos comparten la pasión por viajar, conocer gente, aprender y aprehender nuevas culturas. El fiel compañero de Pedro y Elena es Gurú, adoptado en Venezuela hace dos años y medio. Lo definen como “el perro más suertudo” porque le tocó recorrer gratis Latinoamérica.

“Hoy, día venturoso, hace tres años que arrancamos desde la Capital de México, de donde somos nosotros, con el sueño de llegar a Ushuaia, al fin del mundo, donde ya no hay más”, expresó Pedro, ayer por la mañana a Jornada, en el tercer aniversario que cumplen como “viajeros”.

El objetivo era llegar en 10 meses hasta Ushuaia, lugar que ambos querían conocer, para poder emprender la vuelta, pero el tiempo se extendió. “Al medio año seguíamos en Centroamérica y nos dimos cuenta que íbamos a tener que viajar muy rápido y que nos íbamos a perder muchas cosas de cada lugar, entonces decidimos bajar la velocidad, y eventualmente comenzamos a quedarnos en cada país lo que nos daban de visa, que son 90 días normalmente”, expresó Pedro, quien comentó que con Elena se conocieron hace 7 años. “Ella quería conocer los pingüinos y yo los glaciares. Como los dos están en Argentina o Chile pensamos por qué no ir por tierra, y así comenzó este sueño”.

La Patagonia, lugar soñado

El objetivo de conocer el fin del mundo se cumplió. “Llegar a la Patagonia fue increíble. Es lo que esperábamos y mucho más, porque por más que uno mira fotos no se asemeja a lo que ve: la cordillera nevada, los lagos, bosques, experiencias que nada pueden compararse con videos”, expresó Pedro. “Es curioso lo que pasó cuando llegamos a Ushuaia porque pensamos que llegábamos al fin, que no se veía nada más, y tu ves las montañas, las islas. Es lindo porque llegas ahí y no te da la sensación de caerte del mapa, cosa que en otros lugares sí sentimos”.

Para Elena lo más importante de permanecer en cada lugar, interactuar con las personas. “Conocerlas, comprender la manera en que viven, solucionan sus problemas; por eso lo más lindo de este largo viaje ha sido interactuar con gente de cada lugar y llegar a conocerla”, expresó.

Y Pedro agregó: “Fueron tres años muy interesantes, llenos de aventuras, ha sido muy lindo para la relación porque nos ha permitido llevarla a otro nivel; porque una cosa es que estés con otra persona y la veas saliendo del trabajo, o en el almuerzo; o la otra es convivir 24 horas, todo los días, 365 días juntos”, señaló entre risas.

Trabajar para viajar

“Desde el inicio intentamos trabajar de nuestras carreras en donde se pudiera como Ecuador, Chile, y otros países, y si no la artesanía es nuestra principal fuente de ingresos, y la que siempre nos ha salvado”, señaló Elena. “Aquí en Argentina se sabe apreciar pero no en todos los lugares entienden lo que vale algo hecho a mano, artesanal, pero en Argentina no nos ha sucedido. Afortunadamente la gente está acostumbrada a apreciarlas y comprarlas”.

No todas fueron buenas pero siguen rescatando el valor de la palabra. “En Jujuy, la primer ciudad donde entramos, llevábamos cuatro horas y nos dijeron el norte es lo más seguro, y nos abrieron la camioneta para sacarnos lo poco de valor. Fue un bajón pero la verdad es que la vida te quita unas cosas pero te da otras, y la gente nos trató increíble en todo el recorrido en el país, y nos decían la gente de la Patagonia es la más amable, pero nosotros creemos que toda la gente es amable si te detienes a platicar con ellos”, señaló Elena.

Pedro comentó que lo que más difícil fue en otros sitios, acá en sencillo por esa misma razón: “Lo que nos da el parche (puesto de venta de artesanías) es poder estar en contacto con la gente, hablar, conocerlos, que nos inviten a almorzar, a cenar, a compartir algo. Acá son muy hospitalarios”.

Rumbo al Mundial

Si bien son tres años, expresaron que llegó un punto donde dejó de valer el contar los días, “después del primer año y medio”. Aclaró que “no es que necesariamente vemos como nuestro modo de vida de aquí a largo plazo, pero en un futuro inmediato sí, por eso estamos regresando, pero queremos hacer el Mundial 2014 en Brasil, así que en 2015, 2016 quizás regresemos”, expresaron entre risas.

“Conocimos mucha gente, de Australia, de la India, y pensamos en poder ir también a esos lugares, así que iremos viendo qué nos depara el destino”, dijo Pedro. “Te das cuenta que las fronteras, impedimentos y las barreras nos las ponemos nosotros mismo. Son prejuicios de que está lejísimos, que para qué vas a ir, y al final de das cuenta que es algo que se puede lograr”.

“En Ushuaia hay un cartel que dice que Alaska está a 15 mil kilómetros y nosotros nos reíamos y decíamos “guau, podríamos haber ido y vuelto varias veces”, porque ya casi llegamos a los 60 mil kilómetros recorridos en estos tres años”, resumió Elena sobre ese logro, que más allá de enorgullecerlos los motiva a seguir caminando.

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14 JUL 2013 - 22:26

Por Tamara Sander

El 14 de julio de 2010 Pedro Gómez Besi y Rosa Elena Flores Gómez arrancaban su camioneta. Tres años después la aventura lleva casi 60 mil kilómetros recorridos.

Elena escribe textos publicitarios aunque es diseñadora de modas. Pedro programa aplicaciones y diseña para web aunque estudió filosofía. Ambos comparten la pasión por viajar, conocer gente, aprender y aprehender nuevas culturas. El fiel compañero de Pedro y Elena es Gurú, adoptado en Venezuela hace dos años y medio. Lo definen como “el perro más suertudo” porque le tocó recorrer gratis Latinoamérica.

“Hoy, día venturoso, hace tres años que arrancamos desde la Capital de México, de donde somos nosotros, con el sueño de llegar a Ushuaia, al fin del mundo, donde ya no hay más”, expresó Pedro, ayer por la mañana a Jornada, en el tercer aniversario que cumplen como “viajeros”.

El objetivo era llegar en 10 meses hasta Ushuaia, lugar que ambos querían conocer, para poder emprender la vuelta, pero el tiempo se extendió. “Al medio año seguíamos en Centroamérica y nos dimos cuenta que íbamos a tener que viajar muy rápido y que nos íbamos a perder muchas cosas de cada lugar, entonces decidimos bajar la velocidad, y eventualmente comenzamos a quedarnos en cada país lo que nos daban de visa, que son 90 días normalmente”, expresó Pedro, quien comentó que con Elena se conocieron hace 7 años. “Ella quería conocer los pingüinos y yo los glaciares. Como los dos están en Argentina o Chile pensamos por qué no ir por tierra, y así comenzó este sueño”.

La Patagonia, lugar soñado

El objetivo de conocer el fin del mundo se cumplió. “Llegar a la Patagonia fue increíble. Es lo que esperábamos y mucho más, porque por más que uno mira fotos no se asemeja a lo que ve: la cordillera nevada, los lagos, bosques, experiencias que nada pueden compararse con videos”, expresó Pedro. “Es curioso lo que pasó cuando llegamos a Ushuaia porque pensamos que llegábamos al fin, que no se veía nada más, y tu ves las montañas, las islas. Es lindo porque llegas ahí y no te da la sensación de caerte del mapa, cosa que en otros lugares sí sentimos”.

Para Elena lo más importante de permanecer en cada lugar, interactuar con las personas. “Conocerlas, comprender la manera en que viven, solucionan sus problemas; por eso lo más lindo de este largo viaje ha sido interactuar con gente de cada lugar y llegar a conocerla”, expresó.

Y Pedro agregó: “Fueron tres años muy interesantes, llenos de aventuras, ha sido muy lindo para la relación porque nos ha permitido llevarla a otro nivel; porque una cosa es que estés con otra persona y la veas saliendo del trabajo, o en el almuerzo; o la otra es convivir 24 horas, todo los días, 365 días juntos”, señaló entre risas.

Trabajar para viajar

“Desde el inicio intentamos trabajar de nuestras carreras en donde se pudiera como Ecuador, Chile, y otros países, y si no la artesanía es nuestra principal fuente de ingresos, y la que siempre nos ha salvado”, señaló Elena. “Aquí en Argentina se sabe apreciar pero no en todos los lugares entienden lo que vale algo hecho a mano, artesanal, pero en Argentina no nos ha sucedido. Afortunadamente la gente está acostumbrada a apreciarlas y comprarlas”.

No todas fueron buenas pero siguen rescatando el valor de la palabra. “En Jujuy, la primer ciudad donde entramos, llevábamos cuatro horas y nos dijeron el norte es lo más seguro, y nos abrieron la camioneta para sacarnos lo poco de valor. Fue un bajón pero la verdad es que la vida te quita unas cosas pero te da otras, y la gente nos trató increíble en todo el recorrido en el país, y nos decían la gente de la Patagonia es la más amable, pero nosotros creemos que toda la gente es amable si te detienes a platicar con ellos”, señaló Elena.

Pedro comentó que lo que más difícil fue en otros sitios, acá en sencillo por esa misma razón: “Lo que nos da el parche (puesto de venta de artesanías) es poder estar en contacto con la gente, hablar, conocerlos, que nos inviten a almorzar, a cenar, a compartir algo. Acá son muy hospitalarios”.

Rumbo al Mundial

Si bien son tres años, expresaron que llegó un punto donde dejó de valer el contar los días, “después del primer año y medio”. Aclaró que “no es que necesariamente vemos como nuestro modo de vida de aquí a largo plazo, pero en un futuro inmediato sí, por eso estamos regresando, pero queremos hacer el Mundial 2014 en Brasil, así que en 2015, 2016 quizás regresemos”, expresaron entre risas.

“Conocimos mucha gente, de Australia, de la India, y pensamos en poder ir también a esos lugares, así que iremos viendo qué nos depara el destino”, dijo Pedro. “Te das cuenta que las fronteras, impedimentos y las barreras nos las ponemos nosotros mismo. Son prejuicios de que está lejísimos, que para qué vas a ir, y al final de das cuenta que es algo que se puede lograr”.

“En Ushuaia hay un cartel que dice que Alaska está a 15 mil kilómetros y nosotros nos reíamos y decíamos “guau, podríamos haber ido y vuelto varias veces”, porque ya casi llegamos a los 60 mil kilómetros recorridos en estos tres años”, resumió Elena sobre ese logro, que más allá de enorgullecerlos los motiva a seguir caminando.


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