Perseguido, proscripto, detenido, desaparecido, torturado y exiliado, son algunas de las condiciones que debió sobrellevar Hipólito Solari Yrigoyen a lo largo de muchos años. Y decimos, son algunas, porque a eso debemos agregar un dato no menor: fue el primer blanco elegido por la Triple A para sus atentados, en 1973 y posteriormente en 1975.
Hombre de la democracia y férreo defensor de los derechos humanos, Solari Yrigoyen es, a pesar de todo lo vivido, una demostración concreta que los hombres y mujeres pueden ser coherentes en sus ideas y consecuentes en sus actos.
Ha sido y es, el Doctor Hipólito Solari Yrigoyen, uno de los dirigentes de nuestro país que mas y mejor conoce dos de las problemáticas fundamentales que han marcado a la democracia Argentina desde 1983 a la fecha: el primero es la violación de los derechos humanos por parte del terrorismo de estado, encarnado en fuerzas militares, para militares y de seguridad, como así también el juzgamiento de sus responsables. El segundo punto y no menos destacado, es el reclamo de la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas, un tema en el cual Solari Yrigoyen ya era una especialista antes que los militares del último proceso encarnaran la locura de un enfrentamiento bélico con el Reino Unido.
Es cierto que su figura esta ligada a la Unión Cívica Radical, por formación y por convicción, pero su visión política, jurídica y humana de la sociedad chubutense lo han llevado a plantear sus ideas más allá de las banderías políticas. Su oposición a la instalación de Aluar (ver recuadro) en Puerto Madryn, a principios de la década de 1970 y los cuestionamientos realizados al modo en que el estado provincial otorga concesiones para la explotación de los recursos naturales, son ejemplos de esa conducta.
El Terror
Recorrer la vida y la trayectoria de Hipólito Solari Yrigoyen es un buen camino para aquellos jóvenes que intentan conocer los hechos fundamentales de la historia política de nuestro país durante los últimos 50 años. Este dirigente formo parte del núcleo fundacional del movimiento Renovación y Cambio de la Unión Cívica Radical que tuvo como principal figura a Raúl Alfonsín, pero su tarea como abogado se extendió a otros sectores, siendo representante de sindicalistas vinculados a otras corrientes de pensamiento, como Agustín Tosco y Raimundo Ongaro, además de representar legalmente a muchos presos políticos que estaban alojados a principios de los años 70 en la cárcel de Rawson.
Fue testigo presencial junto a Mario Abel Amaya de la rendición de los integrantes de organizaciones armadas que tras evadirse del penal de la capital provincial, se entregaron a las fuerzas nacionales en el viejo aeropuerto de Trelew y que días después serian fusilados en la Base Aeronaval “Almirante Zar”.
Su activa participación en defensa de los derechos humanos, como abogado de presos políticos y su rol como Senador, desde donde se opuso a las reformas laborales que otorgaban mayor poder a las organizaciones sindicales afines al poder, le valieron múltiples ataques. Hacia fines de 1973 Solari Yrigoyen realizó en el Congreso Nacional una prolongada exposición en la cual cuestionaba las reformas que el gobierno planteaba sobre la legislación laboral vigente. El dirigente utilizo casi 4 horas para demostrar que el gobierno, a través de la reforma, consolidaba el poder de la burocracia sindical sobre los trabajadores. Aquella exposición genero distintas repercusiones, entre las que se destaco las consideraciones del sindicalista Lorenzo Miguel, quien no dudo en calificar a Hipólito Solari Yrigoyen como “el enemigo público numero uno”.
Los atentados
Pocos días después, el 21 de noviembre de 1973, Solari Yrigoyen sufrió el primer atentadoa. Aquel mediodía, hace casi 40 años, el por entonces Senador encendió el motor de su Renault 6 en la cochera del primer piso del garaje de su casa, en Marcelo T. de Alvear 1270. Una bomba colocada en el auto le destrozó las piernas y no lo mató de milagro. Aparecía en escena la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), un grupo creado al amparo del poder de turno por el entonces Ministro de Bienestar Social, José López Rega e integrado por policías retirados, militares y matones a sueldo, que sembró el terror a fuerza de amenazas y crímenes, triste prologo de la historia sangrienta que completarían las Fuerzas Armadas desde 1976.
Curiosamente López Rega acompañaría a Isabel Perón cuando la por entonces Vicepresidenta de la Nación decidió visitar a Solari Yrigoyen en la clínica donde se encontraba internado y se recuperaba de las múltiples operaciones que debieron realizarle para mantenerlo con vida. Aquel atentado fue el primero, pero no el único. Un año y medio después, en Abril de 1975, la Triple A puso dos bombas en su casa de Puerto Madryn. Uno de los artefactos estallo y causo graves daños a la vivienda, pero el otro no funciono y el objetivo de matar al abogado, dirigente y legislador radical quedo trunco.
Detención, torturas y exilio
Lo que seguiría no seria mejor para Solari Yrigoyen. Fue secuestrado y desaparecido el 17 de Agosto de 1976, junto al abogado y dirigente radical Mario Abel Amaya. El país ya era conducido por la dictadura y ambos fueron llevados a Bahía Blanca, donde fueron torturados en un centro clandestino conocido como “La Escuelita”. La presión internacional generó que fueran “blanqueados” y puestos a disposición del Ejecutivo. Fueron trasladados al penal de Rawson, donde siguieron las torturas contra Solari Yrigoyen y Amaya.
Los tormentos provocarían un deterioro insalvable para la salud del Doctor Amaya, quien fallecería en Octubre de 1976 en la Cárcel de Devoto, en Buenos Aires. Solari Yrigoyen seria liberado y expulsado del país en Mayo de 1977 y estaría forzosamente exiliado del país hasta el retorno de la democracia.
La lucha continua
Hace pocas horas la Universidad Nacional de la Patagonia “San Juan Bosco” ha distinguido a Hipólito Solari Yrigoyen con el titulo “Doctor Honoris Causa”, a través de una resolución que ha sido impulsada por la Facultad de Ciencias Jurídicas y por el Colegio Publico de Abogados de la ciudad.
Un reconocimiento que Solari ha dicho asume “con mucha alegría, porque siempre me he preocupado que la Universidad tenga los fondos que corresponde” y que recordó que tuvo una activa participación en el debate y el impulso para la creación de la casa de altos estudios regional.
Quizás allí, en la educación publica, en el debate permanente de las ideas, en la discusión de los grandes temas sin que la violencia medie para imponer un criterio, podamos comprender la fortaleza del hombre para seguir opinando pese a ser perseguido, para seguir militando a pesar de estar proscripto, para no perder la fe aun detenido y desaparecido, para soportar la tortura y el maltrato físico, para dar testimonio del dolor que provoca el exilio, para volver y construir democracia.#
Perseguido, proscripto, detenido, desaparecido, torturado y exiliado, son algunas de las condiciones que debió sobrellevar Hipólito Solari Yrigoyen a lo largo de muchos años. Y decimos, son algunas, porque a eso debemos agregar un dato no menor: fue el primer blanco elegido por la Triple A para sus atentados, en 1973 y posteriormente en 1975.
Hombre de la democracia y férreo defensor de los derechos humanos, Solari Yrigoyen es, a pesar de todo lo vivido, una demostración concreta que los hombres y mujeres pueden ser coherentes en sus ideas y consecuentes en sus actos.
Ha sido y es, el Doctor Hipólito Solari Yrigoyen, uno de los dirigentes de nuestro país que mas y mejor conoce dos de las problemáticas fundamentales que han marcado a la democracia Argentina desde 1983 a la fecha: el primero es la violación de los derechos humanos por parte del terrorismo de estado, encarnado en fuerzas militares, para militares y de seguridad, como así también el juzgamiento de sus responsables. El segundo punto y no menos destacado, es el reclamo de la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas, un tema en el cual Solari Yrigoyen ya era una especialista antes que los militares del último proceso encarnaran la locura de un enfrentamiento bélico con el Reino Unido.
Es cierto que su figura esta ligada a la Unión Cívica Radical, por formación y por convicción, pero su visión política, jurídica y humana de la sociedad chubutense lo han llevado a plantear sus ideas más allá de las banderías políticas. Su oposición a la instalación de Aluar (ver recuadro) en Puerto Madryn, a principios de la década de 1970 y los cuestionamientos realizados al modo en que el estado provincial otorga concesiones para la explotación de los recursos naturales, son ejemplos de esa conducta.
El Terror
Recorrer la vida y la trayectoria de Hipólito Solari Yrigoyen es un buen camino para aquellos jóvenes que intentan conocer los hechos fundamentales de la historia política de nuestro país durante los últimos 50 años. Este dirigente formo parte del núcleo fundacional del movimiento Renovación y Cambio de la Unión Cívica Radical que tuvo como principal figura a Raúl Alfonsín, pero su tarea como abogado se extendió a otros sectores, siendo representante de sindicalistas vinculados a otras corrientes de pensamiento, como Agustín Tosco y Raimundo Ongaro, además de representar legalmente a muchos presos políticos que estaban alojados a principios de los años 70 en la cárcel de Rawson.
Fue testigo presencial junto a Mario Abel Amaya de la rendición de los integrantes de organizaciones armadas que tras evadirse del penal de la capital provincial, se entregaron a las fuerzas nacionales en el viejo aeropuerto de Trelew y que días después serian fusilados en la Base Aeronaval “Almirante Zar”.
Su activa participación en defensa de los derechos humanos, como abogado de presos políticos y su rol como Senador, desde donde se opuso a las reformas laborales que otorgaban mayor poder a las organizaciones sindicales afines al poder, le valieron múltiples ataques. Hacia fines de 1973 Solari Yrigoyen realizó en el Congreso Nacional una prolongada exposición en la cual cuestionaba las reformas que el gobierno planteaba sobre la legislación laboral vigente. El dirigente utilizo casi 4 horas para demostrar que el gobierno, a través de la reforma, consolidaba el poder de la burocracia sindical sobre los trabajadores. Aquella exposición genero distintas repercusiones, entre las que se destaco las consideraciones del sindicalista Lorenzo Miguel, quien no dudo en calificar a Hipólito Solari Yrigoyen como “el enemigo público numero uno”.
Los atentados
Pocos días después, el 21 de noviembre de 1973, Solari Yrigoyen sufrió el primer atentadoa. Aquel mediodía, hace casi 40 años, el por entonces Senador encendió el motor de su Renault 6 en la cochera del primer piso del garaje de su casa, en Marcelo T. de Alvear 1270. Una bomba colocada en el auto le destrozó las piernas y no lo mató de milagro. Aparecía en escena la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), un grupo creado al amparo del poder de turno por el entonces Ministro de Bienestar Social, José López Rega e integrado por policías retirados, militares y matones a sueldo, que sembró el terror a fuerza de amenazas y crímenes, triste prologo de la historia sangrienta que completarían las Fuerzas Armadas desde 1976.
Curiosamente López Rega acompañaría a Isabel Perón cuando la por entonces Vicepresidenta de la Nación decidió visitar a Solari Yrigoyen en la clínica donde se encontraba internado y se recuperaba de las múltiples operaciones que debieron realizarle para mantenerlo con vida. Aquel atentado fue el primero, pero no el único. Un año y medio después, en Abril de 1975, la Triple A puso dos bombas en su casa de Puerto Madryn. Uno de los artefactos estallo y causo graves daños a la vivienda, pero el otro no funciono y el objetivo de matar al abogado, dirigente y legislador radical quedo trunco.
Detención, torturas y exilio
Lo que seguiría no seria mejor para Solari Yrigoyen. Fue secuestrado y desaparecido el 17 de Agosto de 1976, junto al abogado y dirigente radical Mario Abel Amaya. El país ya era conducido por la dictadura y ambos fueron llevados a Bahía Blanca, donde fueron torturados en un centro clandestino conocido como “La Escuelita”. La presión internacional generó que fueran “blanqueados” y puestos a disposición del Ejecutivo. Fueron trasladados al penal de Rawson, donde siguieron las torturas contra Solari Yrigoyen y Amaya.
Los tormentos provocarían un deterioro insalvable para la salud del Doctor Amaya, quien fallecería en Octubre de 1976 en la Cárcel de Devoto, en Buenos Aires. Solari Yrigoyen seria liberado y expulsado del país en Mayo de 1977 y estaría forzosamente exiliado del país hasta el retorno de la democracia.
La lucha continua
Hace pocas horas la Universidad Nacional de la Patagonia “San Juan Bosco” ha distinguido a Hipólito Solari Yrigoyen con el titulo “Doctor Honoris Causa”, a través de una resolución que ha sido impulsada por la Facultad de Ciencias Jurídicas y por el Colegio Publico de Abogados de la ciudad.
Un reconocimiento que Solari ha dicho asume “con mucha alegría, porque siempre me he preocupado que la Universidad tenga los fondos que corresponde” y que recordó que tuvo una activa participación en el debate y el impulso para la creación de la casa de altos estudios regional.
Quizás allí, en la educación publica, en el debate permanente de las ideas, en la discusión de los grandes temas sin que la violencia medie para imponer un criterio, podamos comprender la fortaleza del hombre para seguir opinando pese a ser perseguido, para seguir militando a pesar de estar proscripto, para no perder la fe aun detenido y desaparecido, para soportar la tortura y el maltrato físico, para dar testimonio del dolor que provoca el exilio, para volver y construir democracia.#