Argentinos del Sur cumple 95 años de vida

El club de Gaiman está de festejo. Con un natatorio que es un lujo, con actividades diversas y con la potencial vuelta del fútbol, su nave insignia de otrora; la entidad celeste y blanca enfrente en este nuevo siglo un desafío mayor. Otorgarle a su grey una identidad mayor que ha venido teniendo en esta csi centenaria vida.

Un Argentinos de los 70. Con el eterno Narciso Ibáñez y Llenderosa.
23 ABR 2024 - 19:47 | Actualizado 23 ABR 2024 - 20:00

Por Juan Miguel Bigrevich

Habría que poner de rojo el calendario. Y darles las gracias. A ellos. Sus socios fundadores. José Meschio, Emilio ”Nacarol” Gómez, Ruffo Rosales, Hugo Orozco, Miguel Villanueva, Domingo Naso, Ceferino Gatica, Eduardo Williams y Tomás Puw. Fue un 24 de abril. De 1929. En el bar Oriente Hace ya 95 años exactos. Y empezó a andar, aunque su historia ya rondaba, tiempo atrás, por el alma y el corazón de varios. Se llamó Argentinos del Sud, para luego trocar la d por la r. Pero dio igual. Y se convirtió n una unidad sentimental no sólo de los gaimenses, pueblo de esa utopía; sino de todo el Valle.

Aquella criatura creada en el avatar de una calle oscura se vistió con los colores patrios: celeste y blanco a rayas verticales; aunque en algunas ocasiones cambió sus diseños

Posee un natatorio que es un lujo y tuvo la primera cancha de fútbol iluminada en serio, allá por febrero del 74. Prestó su nombre (y su personería) para que alguien juegue al rugby alguna vez a principios de la década del 70 del siglo pasado y fue cofundador de la Liga de Fútbol del Valle, a la que costó bastante tiempo darle un título de campeón.

El de tantos amigos y rivales. De algún Santos, de algún Williams, Roberts o James o Mac Burney. De los Sahagún o del inolvidable Julio Cobos o de esa leyenda viviente que es Narciso Ibáñez. Ni hablar de los Llenderosa; como para ir evitando varios e imperdonables olvidos de muchos más que le pusieron el cuero y el espíritu para que esta utopía se convirtiera en realidad. Y fura, nada más ni nada menos, una unidad sentimental. Imperecedera. Milagrosa. Que, a pesar de los pesares, vive, late, perdura.

Ha tenido época de gloria y cenizas. Y por un momento su misterio casi roza en el olvido con una indiferencia injuriosa que nadie salva ni por cortesía. En básquet, tenis, patín, natación y ni hablar de fútbol; su nave insignia, la que dejó a principios de los 90 tras una fusión murió antes de nacer. Precisamente, el balompié volvió a renacer con sus formativas, lo que abre un destino venturoso para quienes son muchos bajo una misma identidad; porque volver tiene la magia de un ritual como pisando las baldosas de la niñez y el resto del amor en un umbral; siendo esto una buena razón para volver.

Su existencia no está en lenguaje ni en las forma, sino en una animalidad sobreviviente, fluida y desconcertadamente natural y su aliento brama sin dobleces

Las biografías van construyendo su propia banda sonora a medida que van pasando las páginas, sin confesión y sin dios… aunque la fe sigue intacta porque Argentinos del Sur es un sueño que quiere ser soñado, sobre todo en Gaiman, donde su cordón umbilical está conectado con las raíces mismas de una localidad que lo vio nacer hace ya casi un siglo.

Hay un lugar donde el ayer y el hoy se encuentran. Se reconocen y se abrazan. Y ese espacio se Argentinos del Sur, que, hoy, cumple 95. Por muchos más.

Enterate de las noticias de DEPORTES a través de nuestro newsletter

Anotate para recibir las noticias más importantes de esta sección.

Te podés dar de baja en cualquier momento con un solo clic.
Un Argentinos de los 70. Con el eterno Narciso Ibáñez y Llenderosa.
23 ABR 2024 - 19:47

Por Juan Miguel Bigrevich

Habría que poner de rojo el calendario. Y darles las gracias. A ellos. Sus socios fundadores. José Meschio, Emilio ”Nacarol” Gómez, Ruffo Rosales, Hugo Orozco, Miguel Villanueva, Domingo Naso, Ceferino Gatica, Eduardo Williams y Tomás Puw. Fue un 24 de abril. De 1929. En el bar Oriente Hace ya 95 años exactos. Y empezó a andar, aunque su historia ya rondaba, tiempo atrás, por el alma y el corazón de varios. Se llamó Argentinos del Sud, para luego trocar la d por la r. Pero dio igual. Y se convirtió n una unidad sentimental no sólo de los gaimenses, pueblo de esa utopía; sino de todo el Valle.

Aquella criatura creada en el avatar de una calle oscura se vistió con los colores patrios: celeste y blanco a rayas verticales; aunque en algunas ocasiones cambió sus diseños

Posee un natatorio que es un lujo y tuvo la primera cancha de fútbol iluminada en serio, allá por febrero del 74. Prestó su nombre (y su personería) para que alguien juegue al rugby alguna vez a principios de la década del 70 del siglo pasado y fue cofundador de la Liga de Fútbol del Valle, a la que costó bastante tiempo darle un título de campeón.

El de tantos amigos y rivales. De algún Santos, de algún Williams, Roberts o James o Mac Burney. De los Sahagún o del inolvidable Julio Cobos o de esa leyenda viviente que es Narciso Ibáñez. Ni hablar de los Llenderosa; como para ir evitando varios e imperdonables olvidos de muchos más que le pusieron el cuero y el espíritu para que esta utopía se convirtiera en realidad. Y fura, nada más ni nada menos, una unidad sentimental. Imperecedera. Milagrosa. Que, a pesar de los pesares, vive, late, perdura.

Ha tenido época de gloria y cenizas. Y por un momento su misterio casi roza en el olvido con una indiferencia injuriosa que nadie salva ni por cortesía. En básquet, tenis, patín, natación y ni hablar de fútbol; su nave insignia, la que dejó a principios de los 90 tras una fusión murió antes de nacer. Precisamente, el balompié volvió a renacer con sus formativas, lo que abre un destino venturoso para quienes son muchos bajo una misma identidad; porque volver tiene la magia de un ritual como pisando las baldosas de la niñez y el resto del amor en un umbral; siendo esto una buena razón para volver.

Su existencia no está en lenguaje ni en las forma, sino en una animalidad sobreviviente, fluida y desconcertadamente natural y su aliento brama sin dobleces

Las biografías van construyendo su propia banda sonora a medida que van pasando las páginas, sin confesión y sin dios… aunque la fe sigue intacta porque Argentinos del Sur es un sueño que quiere ser soñado, sobre todo en Gaiman, donde su cordón umbilical está conectado con las raíces mismas de una localidad que lo vio nacer hace ya casi un siglo.

Hay un lugar donde el ayer y el hoy se encuentran. Se reconocen y se abrazan. Y ese espacio se Argentinos del Sur, que, hoy, cumple 95. Por muchos más.


NOTICIAS RELACIONADAS