Espinosa: dueños de Conarpesa lo “querían muerto”

Fue en la sexta jornada de las audiencias. Declararon 14 personas durante 8 horas, entre ellos un primo hermano de la víctima.

06 JUL 2011 - 22:47 | Actualizado

Se realizó la penúltima audiencia del juicio por el homicidio de Raúl "Cacho" Espinosa. Duró 5 horas y media y hubo 14 testigos. Las declaraciones arrancaron con Sebastián Espinosa, hijo de la víctima, quien confirmó la "enemistad" entre su padre y Juan Álvarez, además de diferencias con sus socios Carlos Rocca y Guillermo Smith. La rivalidad comenzó luego de que Espinosa y sus socios se separaron de Conarpesa, en el marco de una relación muy tensa, para formar una nueva planta pesquera.

Aclaró que las diferencias eran mutuas aunque esgrimió una presunta discrepancia entre Espinosa y sus socios en Pesquera San Isidro por el complejo divorcio de la víctima con su mujer. En este sentido, Sebastián declaró que tras la muerte de su padre, los socios presentaron escritos: "Quedamos excluidos de los bienes que tenía mi papá y de las empresas, hasta nos negaron la entrada a la fábrica", indicó.

Esta postura fue contrarrestada por Rocca, amigo y socio de la víctima, quien afirmó que "el divorcio de Cacho no modificó nuestra relación", además de aclarar que "me extraña que Sebastián Espinosa pueda emitir una opinión cuando hacía 4 años que no hablaba con el padre". El empresario describió que la víctima tenía "graves problemas familiares tras el divorcio", situación que llevó a Espinosa a radicarse en Capital Federal y zonas aledañas.

Traición y venganza

Un testimonio revelador correspondió a Juan Manuel Espinosa, primo hermano de "Cacho", quien narró ante el tribunal una anécdota ocurrida en 1995, producida la separación de la víctima de Conarpesa. "A Juan Álvarez Cornejo me lo encuentro en una financiera, me acompañó y me invitó a almorzar. Yo no podía aceptar porque tenía que hacer trámites, pero en esas cuadras que caminamos juntos me dijo que había algo que no podía olvidar y era la traición que le había hecho Cacho". Y agregó que según Álvarez, "no iba a parar hasta verlo muerto".

Esa manifestación del empresario español le fue comentada a Espinosa por su primo hermano, aunque la víctima "no pensaba que iban a llegar a esa instancia". Además, recordó que las diferencias entre uno de los dueños de Conarpesa y el empresario asesinado comenzaron a mediados de los 90´, cuando Álvarez dejó de remitir el dinero de las exportaciones realizadas, produciendo un ahogo financiero importante y poniendo en duda la continuidad de la planta pesquera.

Sobre la situación en el entorno familiar, con la ex mujer y los hijos, el declarante la describió como "dramática", agregando que bien podría definirse como "una guerra familiar". El primo hermano de la víctima negó que Espinosa tuviese una mala relación con sus socios comerciales Rocca y Schmid, desacreditando la postura de uno de los hijos de la víctima.

"Te quiere matar"

El séptimo testigo fue el empresario Carlos Rocca, socio y amigo de Espinosa. El hombre analizó el porqué de la enemistad de Juan Álvarez Cornejo con la víctima y una advertencia de Juanito Álvarez Castellano sobre la decisión tomada por su padre. Durante una visita a la Feria de Vigo, en pleno divorcio de la víctima, "Juanito" le informó que "su padre estaba ayudando a Alicia Martínez (ex mujer) para quedarse con las acciones de la empresa". Además le recomendó a Espinosa que se "cuide" porque "te quiere matar" aunque la víctima restó importancia. Pasadas 24 horas, Juanito Álvarez volvió a hacerle la advertencia pero de un modo más evidente: "Esto es verdad, mi padre te quiere mata", dijo Rocca, quien recordó que en una oportunidad el dueño de Conarpesa había "contratado" a una persona para "matarlo pero se había arrepentido".

Tras ello, relató una serie de situaciones suscitadas desde 1995, cuando se desvincula de Conarpesa y se generó "una enemistad manifiesta" entre ambos. Estos hechos estaban asociados a la contratación, según el propio Rocca, de mano de obra local para matar a Espinosa, quien lo denunció en sede tribunalicia aunque el caso nunca prosperó.

Sobre los motivos de la enemistad entre Álvarez y Espinosa, se atribuyó a la separación comercial entre ambos, ocurrida en 1995, y que el empresario español consideró como "una traición" porque no hizo caso a la orden de avanzar en la convocatoria de Conarpesa y la posterior división de ambos.

También dijo que la familia de Espinosa (Alicia Martínez y sus hijos Máximo, Sebastián y Victoria) "no quieren resolver el caso" porque "antes de ser querellantes abrieron la sucesión". Además planteó una intromisión del empresario español en el juicio de divorcio de Espinosa con el único objetivo de "quedarse con el 50 por ciento de los bienes gananciales" de la víctima, dijo Rocca, quien agregó que tras la muerte los familiares rápidamente vendieron el paquete accionario a Héctor Antonio que "era testaferro de Juan Álvarez Cornejo".

Testigo "acorralado"

Un elemento que volvió a sembrar dudas sobre las características de la instrucción fue la declaración de Miguel Antín, padre de Juan Manuel Antín, que vivía al lado del domicilio donde se produjo el homicidio.

En la investigación su hijo declaró ante el fiscal Nelson Menghini como testigo de identidad reservada aunque sorprende que luego cambió su declaración vinculando a José Domingo Segundo con el homicidio. Antín recordó que su hijo "declaró en la parte de atrás de una camioneta ante Menghini", planteando que había visto medio cuerpo de una persona frente a la casa de Espinosa pero que no llegó a ver el rostro.

Tras esa comparecencia en Tribunales el joven viajó a Europa donde se radicó. Con el tiempo, según relató su padre, "recibió un correo del hijo de (Carlos) Rocca donde decía que el fiscal quería que vuelva a declarar. Volvió y cambió su declaración", explicó Miguel Antín, quien aseguró que "sobre las razones del cambio me dijo que fue acosado. Él se sentía mal porque había inculpado a Segundo sin causa".

El padre del testigo remarcó que el ex fiscal Menghini, que llevaba adelante la causa, "lo acorraló" para que cambie su declaración. Sobre lo que vio esa noche, Antín dijo: "Mi hijo vio a una persona de pantalón corto, sobre la vereda de la calle de Espinosa, pero no le vio la cara por la sombra del árbol. Se sentía mal porque había inculpado a Segundo sin causa".

No pagaron

Un miembro de la Brigada de Investigaciones de Quilmes reafirmó los dichos del ex comisario Juan Carlos Galarza, que declaró el martes. El nuevo testigo, Cristóbal González, dijo que en 2003 informó tener conocimiento sobre un "uruguayo" que decía que había matado a Espinosa. Ocurrió en el marco de la investigación del secuestro ocurrido en tierras bonaerenses de Belucio, donde esta persona era "informante" de los investigadores. El policía recordó que de la manera que contaba las cosas no le creía aunque luego verificaron que estaba diciendo la verdad. "Yo no le creía por la forma que lo contaba, pero decía que fue a Puerto Madryn y le pegó unos tiros Espinosa", dijo González. "No le creí porque era extraño que una persona cuente eso", aunque aclaró que "lo contaba porque estaba enojado porque no le pagaban". #

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06 JUL 2011 - 22:47

Se realizó la penúltima audiencia del juicio por el homicidio de Raúl "Cacho" Espinosa. Duró 5 horas y media y hubo 14 testigos. Las declaraciones arrancaron con Sebastián Espinosa, hijo de la víctima, quien confirmó la "enemistad" entre su padre y Juan Álvarez, además de diferencias con sus socios Carlos Rocca y Guillermo Smith. La rivalidad comenzó luego de que Espinosa y sus socios se separaron de Conarpesa, en el marco de una relación muy tensa, para formar una nueva planta pesquera.

Aclaró que las diferencias eran mutuas aunque esgrimió una presunta discrepancia entre Espinosa y sus socios en Pesquera San Isidro por el complejo divorcio de la víctima con su mujer. En este sentido, Sebastián declaró que tras la muerte de su padre, los socios presentaron escritos: "Quedamos excluidos de los bienes que tenía mi papá y de las empresas, hasta nos negaron la entrada a la fábrica", indicó.

Esta postura fue contrarrestada por Rocca, amigo y socio de la víctima, quien afirmó que "el divorcio de Cacho no modificó nuestra relación", además de aclarar que "me extraña que Sebastián Espinosa pueda emitir una opinión cuando hacía 4 años que no hablaba con el padre". El empresario describió que la víctima tenía "graves problemas familiares tras el divorcio", situación que llevó a Espinosa a radicarse en Capital Federal y zonas aledañas.

Traición y venganza

Un testimonio revelador correspondió a Juan Manuel Espinosa, primo hermano de "Cacho", quien narró ante el tribunal una anécdota ocurrida en 1995, producida la separación de la víctima de Conarpesa. "A Juan Álvarez Cornejo me lo encuentro en una financiera, me acompañó y me invitó a almorzar. Yo no podía aceptar porque tenía que hacer trámites, pero en esas cuadras que caminamos juntos me dijo que había algo que no podía olvidar y era la traición que le había hecho Cacho". Y agregó que según Álvarez, "no iba a parar hasta verlo muerto".

Esa manifestación del empresario español le fue comentada a Espinosa por su primo hermano, aunque la víctima "no pensaba que iban a llegar a esa instancia". Además, recordó que las diferencias entre uno de los dueños de Conarpesa y el empresario asesinado comenzaron a mediados de los 90´, cuando Álvarez dejó de remitir el dinero de las exportaciones realizadas, produciendo un ahogo financiero importante y poniendo en duda la continuidad de la planta pesquera.

Sobre la situación en el entorno familiar, con la ex mujer y los hijos, el declarante la describió como "dramática", agregando que bien podría definirse como "una guerra familiar". El primo hermano de la víctima negó que Espinosa tuviese una mala relación con sus socios comerciales Rocca y Schmid, desacreditando la postura de uno de los hijos de la víctima.

"Te quiere matar"

El séptimo testigo fue el empresario Carlos Rocca, socio y amigo de Espinosa. El hombre analizó el porqué de la enemistad de Juan Álvarez Cornejo con la víctima y una advertencia de Juanito Álvarez Castellano sobre la decisión tomada por su padre. Durante una visita a la Feria de Vigo, en pleno divorcio de la víctima, "Juanito" le informó que "su padre estaba ayudando a Alicia Martínez (ex mujer) para quedarse con las acciones de la empresa". Además le recomendó a Espinosa que se "cuide" porque "te quiere matar" aunque la víctima restó importancia. Pasadas 24 horas, Juanito Álvarez volvió a hacerle la advertencia pero de un modo más evidente: "Esto es verdad, mi padre te quiere mata", dijo Rocca, quien recordó que en una oportunidad el dueño de Conarpesa había "contratado" a una persona para "matarlo pero se había arrepentido".

Tras ello, relató una serie de situaciones suscitadas desde 1995, cuando se desvincula de Conarpesa y se generó "una enemistad manifiesta" entre ambos. Estos hechos estaban asociados a la contratación, según el propio Rocca, de mano de obra local para matar a Espinosa, quien lo denunció en sede tribunalicia aunque el caso nunca prosperó.

Sobre los motivos de la enemistad entre Álvarez y Espinosa, se atribuyó a la separación comercial entre ambos, ocurrida en 1995, y que el empresario español consideró como "una traición" porque no hizo caso a la orden de avanzar en la convocatoria de Conarpesa y la posterior división de ambos.

También dijo que la familia de Espinosa (Alicia Martínez y sus hijos Máximo, Sebastián y Victoria) "no quieren resolver el caso" porque "antes de ser querellantes abrieron la sucesión". Además planteó una intromisión del empresario español en el juicio de divorcio de Espinosa con el único objetivo de "quedarse con el 50 por ciento de los bienes gananciales" de la víctima, dijo Rocca, quien agregó que tras la muerte los familiares rápidamente vendieron el paquete accionario a Héctor Antonio que "era testaferro de Juan Álvarez Cornejo".

Testigo "acorralado"

Un elemento que volvió a sembrar dudas sobre las características de la instrucción fue la declaración de Miguel Antín, padre de Juan Manuel Antín, que vivía al lado del domicilio donde se produjo el homicidio.

En la investigación su hijo declaró ante el fiscal Nelson Menghini como testigo de identidad reservada aunque sorprende que luego cambió su declaración vinculando a José Domingo Segundo con el homicidio. Antín recordó que su hijo "declaró en la parte de atrás de una camioneta ante Menghini", planteando que había visto medio cuerpo de una persona frente a la casa de Espinosa pero que no llegó a ver el rostro.

Tras esa comparecencia en Tribunales el joven viajó a Europa donde se radicó. Con el tiempo, según relató su padre, "recibió un correo del hijo de (Carlos) Rocca donde decía que el fiscal quería que vuelva a declarar. Volvió y cambió su declaración", explicó Miguel Antín, quien aseguró que "sobre las razones del cambio me dijo que fue acosado. Él se sentía mal porque había inculpado a Segundo sin causa".

El padre del testigo remarcó que el ex fiscal Menghini, que llevaba adelante la causa, "lo acorraló" para que cambie su declaración. Sobre lo que vio esa noche, Antín dijo: "Mi hijo vio a una persona de pantalón corto, sobre la vereda de la calle de Espinosa, pero no le vio la cara por la sombra del árbol. Se sentía mal porque había inculpado a Segundo sin causa".

No pagaron

Un miembro de la Brigada de Investigaciones de Quilmes reafirmó los dichos del ex comisario Juan Carlos Galarza, que declaró el martes. El nuevo testigo, Cristóbal González, dijo que en 2003 informó tener conocimiento sobre un "uruguayo" que decía que había matado a Espinosa. Ocurrió en el marco de la investigación del secuestro ocurrido en tierras bonaerenses de Belucio, donde esta persona era "informante" de los investigadores. El policía recordó que de la manera que contaba las cosas no le creía aunque luego verificaron que estaba diciendo la verdad. "Yo no le creía por la forma que lo contaba, pero decía que fue a Puerto Madryn y le pegó unos tiros Espinosa", dijo González. "No le creí porque era extraño que una persona cuente eso", aunque aclaró que "lo contaba porque estaba enojado porque no le pagaban". #


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