Desde que fue elegido, en 2013, Francisco decidió continuar la tradición que mantenía cuando era arzobispo de Buenos Aires y en el primer año de su pontificado lavó los pies de doce menores recluidos en una cárcel romana.
En 2014, lavó los pies a doce discapacitados de distinta edad, nacionalidad y religión de un centro de ayuda; después repitió el rito en la cárcel romana de Rebbibia y el año pasado volvió a hacerlo con 12 refugiados del centro de acogida de Castel Novo di Porto, en la provincia de Roma.
En la prisión de Paliano celebrará para los cerca 75 reclusos y personal la misa del Jueves Santo y después procederá al lavado de los pies, en el que se repite el gesto que hizo Jesús a los apóstoles durante la última cena.
Desde que fue elegido, en 2013, Francisco decidió continuar la tradición que mantenía cuando era arzobispo de Buenos Aires y en el primer año de su pontificado lavó los pies de doce menores recluidos en una cárcel romana.
En 2014, lavó los pies a doce discapacitados de distinta edad, nacionalidad y religión de un centro de ayuda; después repitió el rito en la cárcel romana de Rebbibia y el año pasado volvió a hacerlo con 12 refugiados del centro de acogida de Castel Novo di Porto, en la provincia de Roma.
En la prisión de Paliano celebrará para los cerca 75 reclusos y personal la misa del Jueves Santo y después procederá al lavado de los pies, en el que se repite el gesto que hizo Jesús a los apóstoles durante la última cena.