Armenia pide a Alemania que reconozca el genocidio

El presidente de Armenia, Serge Sargsian, le pidió hoy a los diputados alemanes que no se dejen intimidar por el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y aprueben mañana en el Bundestag -la Cámara baja gérmana- el reconocimiento del genocidio que sufrieron los armenios a manos del Imperio Otomano a principios de siglo XX.

01 JUN 2016 - 22:28 | Actualizado

"No es justo que no se pueda llamar genocidio al genocidio contra los armenios, sólo porque el jefe de Estado de otro país se vaya a enojar por ello", dijo Sargsian en una entrevista publicada por el diario alemán Bild.

"Alemania es un Estado potente y la voz del Bundestag alemán es escuchada en todo el mundo. Pero precisamente por eso, Alemania tiene una especial responsabilidad y no puede ceder en lo que afecta a cuestiones morales y defensa de valores", agregó el presidente armenio.

Ayer el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier había respaldado el reconocimiento del genocidio armenio -algo que ya aprobaron varios países, entre ellos Argentina y Francia-, lo que provocó la reacción inmediata del mandatario turco.

"Si se lleva a cabo este juego, las relaciones diplomáticas, económicas, militares... todas sufrirán daños", advirtió Erdogan desde Ankara en referencia al voto de mañana jueves en la cámara baja del Parlamento alemán.

La relación entre Turquía y Alemania se encuentra en un momento político muy sensible.

Además de ser importantes socios comerciales y de que Alemania es el hogar de más de 400.000 turcos, las dos potencias regionales son los impulsores del acuerdo firmado el mes pasado que garantiza la deportación a Turquía de todos los refugiados y migrantes que lleguen a Europa ilegalmente.

Este acuerdo se convirtió en los últimos meses en la principal apuesta de Berlín para recuperar el liderazgo dentro de la Unión Europea (UE), que se encuentra en una crisis política declarada desde que más de 1,3 millones de refugiados y migrantes de Medio Oriente y África llegaron al continente desde el año pasado.

Alemania fue el que más personas recibió en 2015, pero cuando la mayoría de sus vecinos comenzaron a levantar vallas, reinstalar controles fronterizos y a militarizar el control de los refugiados, Berlín perdió su liderazgo y la crisis política estalló dentro del bloque regional.

La canciller Angela Merkel logró recuperar en parte su protagonismo político en este tema al sellar un acuerdo con Turquía que garantiza que ese país tomará a todos los demandantes de asilo y migrantes que lleguen de Medio Oriente y Asia, principalmente de Siria y Afganistán, desde el Mediterráneo.

Este acuerdo fue puesto en duda cuando Turquía quitó los fueros a diputados opositores kurdos o cuando avanzó con juicios contra referentes sociales -desde periodistas hasta comediantes pasando por una ex reina de la belleza- por cuestionar o reírse públicamente de Erdogan.

Una y otra vez la oposición alemana y organizaciones internacionales de derechos humanos pidieron a Berlín que repudie públicamente a su socio. Sin embargo, Merkel sigue ejerciendo un equilibrio muy delicado, pero eficiente.

Por eso, ayer la Cancillería alemana informó que la jefa de gobierno germana llamó por teléfono a Erdogan y discutieron sobre la votación que se realizará mañana en el Bundestag sobre la moción titulada: "Recuerdo y conmemoración del genocidio de armenios y otras minorías cristianas hace 101 años".

En medio de la Primera Guerra Mundial, el Imperio Otomano, por entonces aliado de Alemania, comenzó a perseguir, expulsar y masacrar a la minoría armenia, a la que consideraba como una quinta columna. Hoy el pueblo armenio estima que alrededor de un millón y medio de sus antepasados fallecieron.

Mientras Turquía reconoce que hubo masacres y "excesos", se niega a aceptar que el Imperio Otomano haya tenido la intención de hacer desaparecer de su territorio a la minoría armenia, el concepto que da sentido a la figura de un genocidio.

01 JUN 2016 - 22:28

"No es justo que no se pueda llamar genocidio al genocidio contra los armenios, sólo porque el jefe de Estado de otro país se vaya a enojar por ello", dijo Sargsian en una entrevista publicada por el diario alemán Bild.

"Alemania es un Estado potente y la voz del Bundestag alemán es escuchada en todo el mundo. Pero precisamente por eso, Alemania tiene una especial responsabilidad y no puede ceder en lo que afecta a cuestiones morales y defensa de valores", agregó el presidente armenio.

Ayer el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier había respaldado el reconocimiento del genocidio armenio -algo que ya aprobaron varios países, entre ellos Argentina y Francia-, lo que provocó la reacción inmediata del mandatario turco.

"Si se lleva a cabo este juego, las relaciones diplomáticas, económicas, militares... todas sufrirán daños", advirtió Erdogan desde Ankara en referencia al voto de mañana jueves en la cámara baja del Parlamento alemán.

La relación entre Turquía y Alemania se encuentra en un momento político muy sensible.

Además de ser importantes socios comerciales y de que Alemania es el hogar de más de 400.000 turcos, las dos potencias regionales son los impulsores del acuerdo firmado el mes pasado que garantiza la deportación a Turquía de todos los refugiados y migrantes que lleguen a Europa ilegalmente.

Este acuerdo se convirtió en los últimos meses en la principal apuesta de Berlín para recuperar el liderazgo dentro de la Unión Europea (UE), que se encuentra en una crisis política declarada desde que más de 1,3 millones de refugiados y migrantes de Medio Oriente y África llegaron al continente desde el año pasado.

Alemania fue el que más personas recibió en 2015, pero cuando la mayoría de sus vecinos comenzaron a levantar vallas, reinstalar controles fronterizos y a militarizar el control de los refugiados, Berlín perdió su liderazgo y la crisis política estalló dentro del bloque regional.

La canciller Angela Merkel logró recuperar en parte su protagonismo político en este tema al sellar un acuerdo con Turquía que garantiza que ese país tomará a todos los demandantes de asilo y migrantes que lleguen de Medio Oriente y Asia, principalmente de Siria y Afganistán, desde el Mediterráneo.

Este acuerdo fue puesto en duda cuando Turquía quitó los fueros a diputados opositores kurdos o cuando avanzó con juicios contra referentes sociales -desde periodistas hasta comediantes pasando por una ex reina de la belleza- por cuestionar o reírse públicamente de Erdogan.

Una y otra vez la oposición alemana y organizaciones internacionales de derechos humanos pidieron a Berlín que repudie públicamente a su socio. Sin embargo, Merkel sigue ejerciendo un equilibrio muy delicado, pero eficiente.

Por eso, ayer la Cancillería alemana informó que la jefa de gobierno germana llamó por teléfono a Erdogan y discutieron sobre la votación que se realizará mañana en el Bundestag sobre la moción titulada: "Recuerdo y conmemoración del genocidio de armenios y otras minorías cristianas hace 101 años".

En medio de la Primera Guerra Mundial, el Imperio Otomano, por entonces aliado de Alemania, comenzó a perseguir, expulsar y masacrar a la minoría armenia, a la que consideraba como una quinta columna. Hoy el pueblo armenio estima que alrededor de un millón y medio de sus antepasados fallecieron.

Mientras Turquía reconoce que hubo masacres y "excesos", se niega a aceptar que el Imperio Otomano haya tenido la intención de hacer desaparecer de su territorio a la minoría armenia, el concepto que da sentido a la figura de un genocidio.


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