“Estoy orgullosa de hacer abortos”, dice una médica del Hospital Zonal de Trelew

Es Stella Maris Manzano. Lo afirmó en una entrevista con el diario Página/12. Es especialista en tocoginecología y medicina legal. Y una de las primeras profesionales en garantizar el aborto no punible.

21 JUL 2014 - 21:47 | Actualizado

Por Mariana Carbajal / Página/12

Chubut parece una isla en el país. En los hospitales públicos, una mujer que enfrenta un embarazo que puede ser riesgoso o inconveniente para su proyecto de vida puede acceder a un aborto no punible, en menos de cinco días desde que lo solicita. Sin trabas. Sin dilaciones. Sin que un juez católico pretenda prohibirlo. Sin funcionarios que lo impidan. Se aplica la “causal salud”, es decir, se realiza con el fundamento de que se está protegiendo la salud de la mujer, tomando la definición amplia que recomienda la Organización Mundial de la Salud, que incluye la salud psíquica.

Es la única provincia que tiene regulada la atención de los abortos no punibles por una ley. La norma fue sancionada en 2010 por unanimidad, luego de un caso de una adolescente de 15 años, de Comodoro Rivadavia, que tuvo que llegar a la corte provincial para que se garantizara su derecho a interrumpir una gestación producto de una violación, un reclamo que tuvo enorme repercusión en los medios a nivel nacional y derivó en la histórica sentencia FAL del máximo tribunal del país sobre abortos no punibles.

Además, médicos del sistema público recetan oxaprost –el medicamento que contiene misoprostol, la droga que se utiliza para interrumpir un embarazo–, y las mujeres que no tienen obra social o no pueden comprarlo lo reciben en forma gratuita en farmacias de los hospitales para usarlo en la intimidad de sus hogares.

Una de las gestoras de que en Chubut se garanticen sin obstáculos arbitrarios los abortos no punibles tiene nombre y apellido: se llama Stella Maris Manzano, es especialista en tocoginecología y medicina legal y trabaja en el Hospital Zonal de Trelew. Ella fue quien realizó el aborto de aquella adolescente de Comodoro, cuando nadie quiso hacerlo en esa ciudad, a pesar de que había un fallo de la Corte de Chubut que lo avalaba. Y también se encargó de hacérselo a otra chica de la misma ciudad y la misma edad que también resultó embarazada en una violación casi al mismo tiempo que la otra muchachita. Esas dos intervenciones le valieron una injustificada reducción salarial, a modo de represalia de parte de algún funcionario del Ministerio de Salud, situación que logró revertir.

En una entrevista de Página/12, Manzano detalló cómo se logró en la provincia instalar la idea de que el aborto es un derecho y reveló el proceso personal que ella misma atravesó para convencerse de que debía hacerlos para evitar enfermedad y muerte de mujeres por embarazos en término y partos no deseados. “Estoy orgullosa de hacer abortos”, dice, sin incomodidad. La médica decidió contar su experiencia con la idea de animar a otros colegas a defender el derecho de las mujeres a interrumpir una gestación cuando su salud, la psíquica incluida, podría estar en riesgo. Le gustaría también que otros médicos y médicas perdieran el miedo a ser estigmatizados o perseguidos por cumplir con la ley. Hace cuatro abortos por semana y sigue, desde hace cuatro años, en su mismo puesto, con dedicación full-time.

La trampa

En otras provincias, como Santa Fe o Buenos Aires, el panorama es muy alejado al de Chubut. En algunas ciudades, como Rafaela y Tandil, entre otras, casi todo el plantel de tocoginecólogos de los hospitales públicos locales se declaró objetor de conciencia y no habría ni un profesional que garantizara el derecho de una mujer a realizarse un aborto cuando corre riesgo su vida o su salud o en casos de violación, como está previsto en el artículo 86 del Código Penal, desde 1921, y reafirmó la Corte Suprema dos años atrás.

La médica chubutense se opone férreamente a la objeción de conciencia. Viene trabajando el tema de su inconstitucionalidad en las leyes de salud sexual y reproductiva hace varios años y cree que no se puede legislar sobre esa cláusula porque significa “legislar el derecho a discriminar”. La objeción de conciencia, dice, logra que los médicos no se sientan interpelados por la problemática del aborto clandestino e inseguro. “No asisten a capacitaciones sobre aborto no punible, no analizan sus deberes. Si garantizaron los derechos civiles a la comunidad LGTB, impidiendo que ningún funcionario de un registro civil se negara a celebrar matrimonios de personas del mismo sexo, es absurdo que se niegue nuestro derecho a la salud y la vida permitiendo la objeción de conciencia en todas las leyes de salud sexual y reproductiva. Nuestro derecho a la conciencia moral no puede vulnerar derechos de terceros. No se permitiría que un médico Testigo de Jehová ingrese a un servicio de hemoterapia para obstaculizar trasfusiones. Con nuestros derechos, ¿por qué se permite?”, se pregunta Manzano.

–¿Qué cambió en Chubut a partir de 2010?

–(…) Chubut es la única provincia que tiene una ley que regula la atención de los abortos no punibles. Fue votada por unanimidad en junio de 2010, como consecuencia de dos casos de adolescentes violadas en Comodoro Rivadavia, que debieron recurrir a la Justicia para conseguir un aborto. La ley provincial, recordó Manzano, establece que el aborto se tiene que hacer en el plazo de cinco días a partir del momento en que fue pedido. Y que el Estado tiene la obligación de garantizarlo. “Empezamos primero con casos de violación. Y con causal salud en casos en que eran más evidente en que la salud estaba en riesgo porque tenían enfermedades previas, leucemia, cardiopatías, problemas de columna, etcétera. Y también con la causal psicológica. La ley provincial dice que si la salud psíquica está en riesgo un psicólogo puede certificarlo. Esto nos ayudó en algún punto, en algunas ciudades como Puerto Madryn. En otras, se constituyó en un obstáculo porque muchas psicólogas tenían miedo de escribir el diagnóstico. Y en esta maduración que hemos tenido todos, y yo en lo personal, me di cuenta de algo que es muy obvio, que ni siquiera hace falta un psicólogo, que todo aborto es no punible por el Código Penal de hoy, porque dice que cualquier médico diplomado lo puede hacer con el consentimiento de la mujer si el embarazo pone en riesgo su vida o su salud. Y todas las mujeres ponemos en riesgo nuestra vida y nuestra salud en cualquier embarazo”.

–¿Podría explicarlo más?

–Las cifras de mortalidad materna del país son más que claras. La gran mayoría de las mujeres que mueren lo hacen por causas obstétricas directas. Es decir, empezaron el embarazo y en el tercer mes, por ejemplo, aparece presión alta, pre eclampsia, eclampsia, diabetes gestacional, hemorragias por desprendimiento de placenta, placenta previa, hemorragias puerperales. Entonces llegué a entender que la ley no obliga a nadie a arriesgar su vida si no quiere. Con lo cual no se puede obligar a una mujer embarazada a llegar a un parto cuando un aborto hecho en un hospital no tiene riesgos. No hay muertas en países que han legalizado el aborto como Uruguay, el Distrito Federal mexicano, o Finlandia desde 1976. Intelectualmente lo había entendido hacía bastantes años, pero me llevó un tiempo llevarlo a la práctica. En el Hospital Zonal de Trelew hay cuatro médicos más de planta y varios residentes que también están haciendo abortos. Y hay médicos generalistas o ginecólogos que los hacen en los once centros de salud y uno de adolescencia que tiene la ciudad. En el Hospital de Madryn también hay tres médicos que no son objetores. Profesionales del servicio de Adolescencia de Puerto Madryn presentaron un trabajo en el Congreso de Adolescencia con unos 160 abortos no punibles realizados en dos años por causal de salud integral.

Manzano explica a otros médicos por qué realiza abortos. Les dice que si ven una persona ahogándose en un río, la ley no los obliga a tirarse para salvarla. Los puede obligar a arrojarle un salvavidas, porque de lo contrario sería abandono de persona. Pero no a tirarse al agua; no a poner en riesgo su vida. No obliga la ley a cualquier persona a donar órganos en vida. No se obliga a ningún varón a donar un riñón a un chiquito desconocido porque se entiende que no se puede obligar a una persona a poner en riesgo su vida. “Y donar un riñón es menos peligroso que parir en la Argentina”.

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21 JUL 2014 - 21:47

Por Mariana Carbajal / Página/12

Chubut parece una isla en el país. En los hospitales públicos, una mujer que enfrenta un embarazo que puede ser riesgoso o inconveniente para su proyecto de vida puede acceder a un aborto no punible, en menos de cinco días desde que lo solicita. Sin trabas. Sin dilaciones. Sin que un juez católico pretenda prohibirlo. Sin funcionarios que lo impidan. Se aplica la “causal salud”, es decir, se realiza con el fundamento de que se está protegiendo la salud de la mujer, tomando la definición amplia que recomienda la Organización Mundial de la Salud, que incluye la salud psíquica.

Es la única provincia que tiene regulada la atención de los abortos no punibles por una ley. La norma fue sancionada en 2010 por unanimidad, luego de un caso de una adolescente de 15 años, de Comodoro Rivadavia, que tuvo que llegar a la corte provincial para que se garantizara su derecho a interrumpir una gestación producto de una violación, un reclamo que tuvo enorme repercusión en los medios a nivel nacional y derivó en la histórica sentencia FAL del máximo tribunal del país sobre abortos no punibles.

Además, médicos del sistema público recetan oxaprost –el medicamento que contiene misoprostol, la droga que se utiliza para interrumpir un embarazo–, y las mujeres que no tienen obra social o no pueden comprarlo lo reciben en forma gratuita en farmacias de los hospitales para usarlo en la intimidad de sus hogares.

Una de las gestoras de que en Chubut se garanticen sin obstáculos arbitrarios los abortos no punibles tiene nombre y apellido: se llama Stella Maris Manzano, es especialista en tocoginecología y medicina legal y trabaja en el Hospital Zonal de Trelew. Ella fue quien realizó el aborto de aquella adolescente de Comodoro, cuando nadie quiso hacerlo en esa ciudad, a pesar de que había un fallo de la Corte de Chubut que lo avalaba. Y también se encargó de hacérselo a otra chica de la misma ciudad y la misma edad que también resultó embarazada en una violación casi al mismo tiempo que la otra muchachita. Esas dos intervenciones le valieron una injustificada reducción salarial, a modo de represalia de parte de algún funcionario del Ministerio de Salud, situación que logró revertir.

En una entrevista de Página/12, Manzano detalló cómo se logró en la provincia instalar la idea de que el aborto es un derecho y reveló el proceso personal que ella misma atravesó para convencerse de que debía hacerlos para evitar enfermedad y muerte de mujeres por embarazos en término y partos no deseados. “Estoy orgullosa de hacer abortos”, dice, sin incomodidad. La médica decidió contar su experiencia con la idea de animar a otros colegas a defender el derecho de las mujeres a interrumpir una gestación cuando su salud, la psíquica incluida, podría estar en riesgo. Le gustaría también que otros médicos y médicas perdieran el miedo a ser estigmatizados o perseguidos por cumplir con la ley. Hace cuatro abortos por semana y sigue, desde hace cuatro años, en su mismo puesto, con dedicación full-time.

La trampa

En otras provincias, como Santa Fe o Buenos Aires, el panorama es muy alejado al de Chubut. En algunas ciudades, como Rafaela y Tandil, entre otras, casi todo el plantel de tocoginecólogos de los hospitales públicos locales se declaró objetor de conciencia y no habría ni un profesional que garantizara el derecho de una mujer a realizarse un aborto cuando corre riesgo su vida o su salud o en casos de violación, como está previsto en el artículo 86 del Código Penal, desde 1921, y reafirmó la Corte Suprema dos años atrás.

La médica chubutense se opone férreamente a la objeción de conciencia. Viene trabajando el tema de su inconstitucionalidad en las leyes de salud sexual y reproductiva hace varios años y cree que no se puede legislar sobre esa cláusula porque significa “legislar el derecho a discriminar”. La objeción de conciencia, dice, logra que los médicos no se sientan interpelados por la problemática del aborto clandestino e inseguro. “No asisten a capacitaciones sobre aborto no punible, no analizan sus deberes. Si garantizaron los derechos civiles a la comunidad LGTB, impidiendo que ningún funcionario de un registro civil se negara a celebrar matrimonios de personas del mismo sexo, es absurdo que se niegue nuestro derecho a la salud y la vida permitiendo la objeción de conciencia en todas las leyes de salud sexual y reproductiva. Nuestro derecho a la conciencia moral no puede vulnerar derechos de terceros. No se permitiría que un médico Testigo de Jehová ingrese a un servicio de hemoterapia para obstaculizar trasfusiones. Con nuestros derechos, ¿por qué se permite?”, se pregunta Manzano.

–¿Qué cambió en Chubut a partir de 2010?

–(…) Chubut es la única provincia que tiene una ley que regula la atención de los abortos no punibles. Fue votada por unanimidad en junio de 2010, como consecuencia de dos casos de adolescentes violadas en Comodoro Rivadavia, que debieron recurrir a la Justicia para conseguir un aborto. La ley provincial, recordó Manzano, establece que el aborto se tiene que hacer en el plazo de cinco días a partir del momento en que fue pedido. Y que el Estado tiene la obligación de garantizarlo. “Empezamos primero con casos de violación. Y con causal salud en casos en que eran más evidente en que la salud estaba en riesgo porque tenían enfermedades previas, leucemia, cardiopatías, problemas de columna, etcétera. Y también con la causal psicológica. La ley provincial dice que si la salud psíquica está en riesgo un psicólogo puede certificarlo. Esto nos ayudó en algún punto, en algunas ciudades como Puerto Madryn. En otras, se constituyó en un obstáculo porque muchas psicólogas tenían miedo de escribir el diagnóstico. Y en esta maduración que hemos tenido todos, y yo en lo personal, me di cuenta de algo que es muy obvio, que ni siquiera hace falta un psicólogo, que todo aborto es no punible por el Código Penal de hoy, porque dice que cualquier médico diplomado lo puede hacer con el consentimiento de la mujer si el embarazo pone en riesgo su vida o su salud. Y todas las mujeres ponemos en riesgo nuestra vida y nuestra salud en cualquier embarazo”.

–¿Podría explicarlo más?

–Las cifras de mortalidad materna del país son más que claras. La gran mayoría de las mujeres que mueren lo hacen por causas obstétricas directas. Es decir, empezaron el embarazo y en el tercer mes, por ejemplo, aparece presión alta, pre eclampsia, eclampsia, diabetes gestacional, hemorragias por desprendimiento de placenta, placenta previa, hemorragias puerperales. Entonces llegué a entender que la ley no obliga a nadie a arriesgar su vida si no quiere. Con lo cual no se puede obligar a una mujer embarazada a llegar a un parto cuando un aborto hecho en un hospital no tiene riesgos. No hay muertas en países que han legalizado el aborto como Uruguay, el Distrito Federal mexicano, o Finlandia desde 1976. Intelectualmente lo había entendido hacía bastantes años, pero me llevó un tiempo llevarlo a la práctica. En el Hospital Zonal de Trelew hay cuatro médicos más de planta y varios residentes que también están haciendo abortos. Y hay médicos generalistas o ginecólogos que los hacen en los once centros de salud y uno de adolescencia que tiene la ciudad. En el Hospital de Madryn también hay tres médicos que no son objetores. Profesionales del servicio de Adolescencia de Puerto Madryn presentaron un trabajo en el Congreso de Adolescencia con unos 160 abortos no punibles realizados en dos años por causal de salud integral.

Manzano explica a otros médicos por qué realiza abortos. Les dice que si ven una persona ahogándose en un río, la ley no los obliga a tirarse para salvarla. Los puede obligar a arrojarle un salvavidas, porque de lo contrario sería abandono de persona. Pero no a tirarse al agua; no a poner en riesgo su vida. No obliga la ley a cualquier persona a donar órganos en vida. No se obliga a ningún varón a donar un riñón a un chiquito desconocido porque se entiende que no se puede obligar a una persona a poner en riesgo su vida. “Y donar un riñón es menos peligroso que parir en la Argentina”.


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