A lo largo de la historia una gran cantidad de argentinos han actuado en el fútbol alemán. En cambio, el flujo inverso ha sido escaso y tuvo lugar muchas décadas atrás.
La era amateur en el país coincidió con la llegada de numerosos contingentes de inmigrantes provenientes de Europa. Por eso surgieron varios clubes representativos de colectividades del Viejo Continente, y algunos de ellos llegaron a militar en el fútbol oficial.
Uno era el Deutscher Fusball Verein, de camiseta azul, que en la segunda mitad de la década del veinte trajinó el fútbol de Ascenso, con equipos integrados por algunos jugadores alemanes.
Pero hubo dos casos singulares de jugadores alemanes en el fútbol argentino: Marius Hiller y Heinrich Theelen, marinero que sobrevivió al hundimiento del acorazado nazi Graf Spee en aguas rioplatenses.
Theelen jugó un solo partido en la Primera de Unión de Santa Fe. Fue en el debut tatengue en el fútbol afista, el 28 de abril de 1940, cuando venció a Estudiantes (Buenos Aires) 4 a 2.
El otro, Marius “Bubi” Hiller, fue un centrodelantero y temible goleador que tuvo la particularidad de ser el único futbolista que jugó en las selecciones de Alemania y Argentina.
Nació en 1892 en Pforzheim, ciudad del sudeste de Alemania, muy cerca de Stuttgart. En 1908/09 debutó en la Primera del Fusball Club Pforzheim. Allí jugaban su tío, el mediocampista Arthur “Ille” Hiller, y otro más de la familia, Wilhelm.
El tío Ille es un prócer tanto del club como de la Selección alemana. Con el FC Pforzheim llegó a disputar la final del campeonato alemán de 1906 en Núremberg, donde perdieron 2 a 1 ante el VfB Leipzig.
Fue el primer capitán que tuvo el seleccionado germano y participó del primer partido de la historia del equipo nacional: el 5 de abril de 1908, en Basilea, donde Suiza goleó 5 a 3 a Alemania. Entre ese año y 1909 registró cuatro presencias en el Nationalelf.
Al sobrino Marius Hiller le tocó debutar prematuramente en la Selección alemana. Fue en 1910, cuando apenas tenía 17 años, y le convirtió un gol a Suiza. Jugó con la casaca nacional entre 1910 y 1911 tres partidos.
Dado que había empezado a trabajar en la industria relojera, en 1912 se mudó a Suiza, a la villa de La Chaux-des-Fonds (en el cantón francófono de Neuchâtel), considerada la capital mundial de la relojería. Allí jugó en el Football Club La Chaux-des-Fonds.
En 1913 arribó a la Argentina como representante de una compañía relojera. Pero el fútbol “tiraba” y en 1914 jugó en All Boys, que militaba en División Intermedia de la disidente Federación Argentina de Football. El club de Floresta había sido fundado un año antes y por entonces tenía su cancha en Gaona y Segurola.
Hiller dijo presente en la primera participación en el fútbol oficial de All Boys. Y sorprendió a todos: sobre la base de los goles del alemán, los albos le pelearon el certamen a Defensores de Belgrano, el campeón.
Además, en la Copa Competencia -donde se mezclaban equipos de las dos categorías- vencieron a equipos de Primera División como Atlanta y hasta alcanzaron un empate con quien fue el ganador de la copa, Independiente.
Con la unificación de las entidades rectoras del fútbol argentino, Marius Hiller saltó a la Primera División para jugar entre 1915 y 1917 en Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires.
Se destacó en la institución palermitana por una gran contundencia y efectividad en el arco rival. Sus actuaciones y goles le allanaron el camino a la Selección. Integró en 1916 en dos oportunidades el equipo nacional argentino ante el mismo rival, Uruguay, y en la cancha de Racing (victorias por 3-1 y 7-2, en las que Hiller convirtió cuatro goles).
En 1919 volvió a Alemania y jugó nuevamente en el FC Pforzheim hasta el año siguiente. En 1921 regresó a la Argentina y actuó en Estudiantil Porteño y Sportivo Barracas. Falleció en 1964 en Buenos Aires.
Bubi Hiller no fue el único futbolista nacido en el extranjero que jugó en la blanquiceleste, ya que la historia registra catorce casos más. La lista fue inaugurada en 1906 por el británico Héctor Henman, del mítico Alumni, y que había llegado al país proveniente de Sudáfrica, donde se había radicado desde muy pequeño.
Completan los británicos Peel Yates y Cándido McCoubrey; los españoles Pedro “Arico” Suárez y Manuel de Sáa; los uruguayos Pedro Canaveri y Horacio Vignoles; los italianos Mario Busso y Renato Cesarini; el brasileño Aarón Wergifker; el ucraniano Vladimiro Tarnawsky; los paraguayos Constantino Urbieta Sosa y Heriberto Correa, y el francés Gonzalo Higuaín. De todos ellos, sólo Pipita (2010 y 2014) y Urbieta Sosa (1934) jugaron Mundiales para la Argentina.
Hiller integra también otro listado: el de jugadores que actuaron en otra Selección, aparte de en la argentina. Salvo los casos de Alfredo Di Stefano, que defendió la camiseta nacional española, y Héctor De Bourgoing, la francesa, casi todos jugaron además en Italia, como por ejemplo, Enrique Guaita, Raimundo Orsi, Atilio Demaría y Luis Monti, campeones del mundo con Italia en 1934 -los dos últimos habían sido subcampeones con la Argentina en el Mundial 1930.
En cambio, sólo hubo dos futbolistas que jugaron por Alemania y por otra Selección: Marius Hiller y el delantero polaco Ernst Willimowski. Esto, sin contar los casos excepcionales de quienes también actuaron en Sarre y la República Democrática Alemana.
A lo largo de la historia una gran cantidad de argentinos han actuado en el fútbol alemán. En cambio, el flujo inverso ha sido escaso y tuvo lugar muchas décadas atrás.
La era amateur en el país coincidió con la llegada de numerosos contingentes de inmigrantes provenientes de Europa. Por eso surgieron varios clubes representativos de colectividades del Viejo Continente, y algunos de ellos llegaron a militar en el fútbol oficial.
Uno era el Deutscher Fusball Verein, de camiseta azul, que en la segunda mitad de la década del veinte trajinó el fútbol de Ascenso, con equipos integrados por algunos jugadores alemanes.
Pero hubo dos casos singulares de jugadores alemanes en el fútbol argentino: Marius Hiller y Heinrich Theelen, marinero que sobrevivió al hundimiento del acorazado nazi Graf Spee en aguas rioplatenses.
Theelen jugó un solo partido en la Primera de Unión de Santa Fe. Fue en el debut tatengue en el fútbol afista, el 28 de abril de 1940, cuando venció a Estudiantes (Buenos Aires) 4 a 2.
El otro, Marius “Bubi” Hiller, fue un centrodelantero y temible goleador que tuvo la particularidad de ser el único futbolista que jugó en las selecciones de Alemania y Argentina.
Nació en 1892 en Pforzheim, ciudad del sudeste de Alemania, muy cerca de Stuttgart. En 1908/09 debutó en la Primera del Fusball Club Pforzheim. Allí jugaban su tío, el mediocampista Arthur “Ille” Hiller, y otro más de la familia, Wilhelm.
El tío Ille es un prócer tanto del club como de la Selección alemana. Con el FC Pforzheim llegó a disputar la final del campeonato alemán de 1906 en Núremberg, donde perdieron 2 a 1 ante el VfB Leipzig.
Fue el primer capitán que tuvo el seleccionado germano y participó del primer partido de la historia del equipo nacional: el 5 de abril de 1908, en Basilea, donde Suiza goleó 5 a 3 a Alemania. Entre ese año y 1909 registró cuatro presencias en el Nationalelf.
Al sobrino Marius Hiller le tocó debutar prematuramente en la Selección alemana. Fue en 1910, cuando apenas tenía 17 años, y le convirtió un gol a Suiza. Jugó con la casaca nacional entre 1910 y 1911 tres partidos.
Dado que había empezado a trabajar en la industria relojera, en 1912 se mudó a Suiza, a la villa de La Chaux-des-Fonds (en el cantón francófono de Neuchâtel), considerada la capital mundial de la relojería. Allí jugó en el Football Club La Chaux-des-Fonds.
En 1913 arribó a la Argentina como representante de una compañía relojera. Pero el fútbol “tiraba” y en 1914 jugó en All Boys, que militaba en División Intermedia de la disidente Federación Argentina de Football. El club de Floresta había sido fundado un año antes y por entonces tenía su cancha en Gaona y Segurola.
Hiller dijo presente en la primera participación en el fútbol oficial de All Boys. Y sorprendió a todos: sobre la base de los goles del alemán, los albos le pelearon el certamen a Defensores de Belgrano, el campeón.
Además, en la Copa Competencia -donde se mezclaban equipos de las dos categorías- vencieron a equipos de Primera División como Atlanta y hasta alcanzaron un empate con quien fue el ganador de la copa, Independiente.
Con la unificación de las entidades rectoras del fútbol argentino, Marius Hiller saltó a la Primera División para jugar entre 1915 y 1917 en Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires.
Se destacó en la institución palermitana por una gran contundencia y efectividad en el arco rival. Sus actuaciones y goles le allanaron el camino a la Selección. Integró en 1916 en dos oportunidades el equipo nacional argentino ante el mismo rival, Uruguay, y en la cancha de Racing (victorias por 3-1 y 7-2, en las que Hiller convirtió cuatro goles).
En 1919 volvió a Alemania y jugó nuevamente en el FC Pforzheim hasta el año siguiente. En 1921 regresó a la Argentina y actuó en Estudiantil Porteño y Sportivo Barracas. Falleció en 1964 en Buenos Aires.
Bubi Hiller no fue el único futbolista nacido en el extranjero que jugó en la blanquiceleste, ya que la historia registra catorce casos más. La lista fue inaugurada en 1906 por el británico Héctor Henman, del mítico Alumni, y que había llegado al país proveniente de Sudáfrica, donde se había radicado desde muy pequeño.
Completan los británicos Peel Yates y Cándido McCoubrey; los españoles Pedro “Arico” Suárez y Manuel de Sáa; los uruguayos Pedro Canaveri y Horacio Vignoles; los italianos Mario Busso y Renato Cesarini; el brasileño Aarón Wergifker; el ucraniano Vladimiro Tarnawsky; los paraguayos Constantino Urbieta Sosa y Heriberto Correa, y el francés Gonzalo Higuaín. De todos ellos, sólo Pipita (2010 y 2014) y Urbieta Sosa (1934) jugaron Mundiales para la Argentina.
Hiller integra también otro listado: el de jugadores que actuaron en otra Selección, aparte de en la argentina. Salvo los casos de Alfredo Di Stefano, que defendió la camiseta nacional española, y Héctor De Bourgoing, la francesa, casi todos jugaron además en Italia, como por ejemplo, Enrique Guaita, Raimundo Orsi, Atilio Demaría y Luis Monti, campeones del mundo con Italia en 1934 -los dos últimos habían sido subcampeones con la Argentina en el Mundial 1930.
En cambio, sólo hubo dos futbolistas que jugaron por Alemania y por otra Selección: Marius Hiller y el delantero polaco Ernst Willimowski. Esto, sin contar los casos excepcionales de quienes también actuaron en Sarre y la República Democrática Alemana.